Las “ventanas” son un reciente invento de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), donde se disputan los puestos de participación de los grandes torneos. Un pulso directo contra su íntima enemiga (Euroliga) pues sus fechas coinciden en mitad de la temporada de la gran competición por clubes del continente.
Esta “casualidad” supone un trastorno para jugadores de alta exigencia. Los de NBA se descartan y los de Euroliga se ven en un enorme compromiso y en mitad de una guerra entre entidades.
Por ello, la última convocatoria del seleccionador Sergio Scariolo consistió en un grupo de jugadores de clase media de la liga nacional (ACB). Una apuesta arriesgada, pero sincera y dispuesta a aceptar cualquier tipo de consecuencia.
Solo dos de los presentes este lunes estuvieron en los últimos Juegos de París. Casualmente tres -Barreiro, Sima y Guerra- vistieron la camiseta del COB -la máxima referencia deportiva de la ciudad- en diferentes etapas. Fueron bien recibidos en su antigua casa.
Con estos mimbres, Scariolo afrontó el reto de clasificar a España. Lo logró en este doble duelo -viernes pasado en Bratislava y este lunes en el Paco Paz de Ourense- contra una más combativa de lo esperado Eslovaquia.
En Bratislava, un triple increíble de Santi Yusta forzó una prórroga y propició la sufrida victoria española. En una entusiasta Ourense no hubo tantos apuros, pero de nuevo Yusta -25 puntos- se reivindicó y fue clave para asegurar la segunda victoria o el pase al Eurobasket 2025, a disputar nada menos que en cuatro países: Chipre, Letonia, Polonia y Finlandia. Otra locura.
Ourense respondió a la llamada de auxilio de la selección. La ausencia de estrellas conocidas por el gran público, el día y la hora del partido, el precio de las entradas… no auguraban una gran entrada en las semanas previas. Lo cierto es que el Pazo estuvo muy cerca del lleno, con más de 5.000 espectadores. Un público caliente, dispuesto a animar y a disfrutar con los entretenimientos ofrecidos por la Federación durante el encuentro. La imagen ofrecida, retransmitida a nivel internacional, fue excelente. Ser el principal atractivo deportivo en lunes garantiza a la provincia un puesto de cabecera en todos los medios del sector del país.
No se disfrutaba de la selección desde hacía 16 años. Aquellas fueron circunstancias muy diferentes. El Pazo vio a dos de las mejores selecciones de la historia del baloncesto. Las que alcanzaron las finales del Eurobasket de 2007 y los Juegos de Pekín 2008. Los Gasol, Navarro o Rubio dejaron huella en la ciudad, perseguidos y admirados por las calles como si fuesen estrellas de rock. Traer a aquella selección fue un enorme y costoso esfuerzo por parte de la Diputación de Ourense.
Los Yusta, Alberto Díaz, Guerra o Alocén no tienen el mismo tirón, es evidente. Ni siquiera la selección con sus mejores jugadores actuales lo tiene. Pero asumieron su papel y la responsabilidad en un momento complicado. Mostraron un enorme carácter en un partido que parecía perdido en terreno hostil y confirmaron la superioridad en la acogedora Ourense. Es posible que solo uno o dos jugadores de esta selección repita en la fase final, pero nadie podrá quitarles el mérito de haber clasificado a España.
Para el público ourensano esta visita fue un premio especial en una temporada ya de por sí ilusionante, con un COB que es la agradable sorpresa de la segunda competición del baloncesto nacional. El dislate de las “ventanas de clasificación” supuso una oportunidad única para volver a disfrutar de un partido de nivel internacional.
Ciertos rumores apuntan a que FIBA y Euroliga acercarán sus posturas en próximas fechas. Mientras llege esa “pax” necesaria, la ventana de Ourense se abrió para España, con la clasificación para un nuevo Eurobasket. Aire fresco.