El cartel de la Macarena realizado por Luis Gordillo ha levantado gran revuelo entre los cofrades y, especialmente a través de las redes sociales, donde la obra del artista sevillano ha sido objeto de críticas, la mayoría, con más sorna que argumentos académicos. Tras la … presentación del cartel encargado por la hermandad de la Madrugada para anunciar la Semana Santa 2025, este periódico se puso en contacto con el prestigioso autor, figura fundamental del arte contemporáneo. Gordillo rechazó hacer declaraciones, entre otras razones, explicaron desde su entorno, porque no había leído ni visto nada de lo publicado tras descubrirse su obra en la Basílica de la Macarena, para la que se rodeó de numerosos amigos como Rafael Ortiz y José Tomás, además de otros colegas que ya tenían experiencia como cartelistas de la Virgen de San Gil como Manolo Cuervo, Miki Leal,Uta Geub y Ricardo Suárez.
Para analizar el resultado del encargo, un acrílico sobre lienzo en el que se representa rostro de la Esperanza con escasos trazos en color rojo sobre fondo blanco, este periódico ha consultado con otros expertos como Javier Navarro de Pablos. Este doctor Arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Sevilla y la Università degli Studi di Roma, fue autor de la portada de la Feria de Abril del año de la pandemia que vio la luz en 2022. «La clave es que no busca ser un cartel bello, sino el reflejo de un recuerdo, de la primera imagen que se le viene a la mente al artista cuando piensa en la Virgen. Yo diría que el valor de la obra es que no ha sido preconcebida, sino que es el resultado de un proceso, como si el trazo hubiera sido guiado por sí solo, porque Gordillo al empezar a dibujar no sabe cómo va a acabar la obra. No busca la belleza, sino que su trazo es como un rayo, como un trueno, un momento», explica Navarro de Pablos, que se graduó cum laude con su tesis doctoral ‘Sevilla y el rito’.
Según el arquitecto, el pintor sevillano ha conseguido separar la esencia, lo que no se ve, de la materia. «Porque para imagen bella ya está la Virgen, ya está la imagen. Yo creo que igual que reivindicamos el valor inmaterial de ese sentimiento que tenemos cuando vemos la cara de la Virgen de vuelta a su barrio, el cartel de Gordillo expresa lo insospechado, lo imprevisible, la sorpresa, el valor del momento. En realidad, lo bello, lo bonito, dejó de ser el canon por el que se valoran las obras hace más de un siglo», arguye este joven experto amante de la Semana Santa. Para Navarro, el cartel de Gordillo «hace buena pareja» con el de corte clásico presentado por Virginia Saldaña y el Consejo de Hermandades y Cofradías para anunciar la Semana Mayor de Sevilla y que también tiene a la Esperanza como protagonista.
«Me recuerda conceptualmente al cartel de Daniel Franca que dibujaba la levantá de la Estrella, con una forma totalmente distinta, también representaba un instante, un momento, una vibración, o esas siluetas de nazarenos que parecen moverse de Rolando Campos, otra figura que habría que revisitar y reivindicar», continúa. Cita a Cartier Bresson para aludir a la «importancia del momento decisivo en sus fotos». Aunque dice entender las críticas, pide respeto al autor y a la hermandad, al tiempo que defiende la posición de los expertos de arte. «Hay que escuchar a los historiadores y a las personas que dan argumentos más ́allá del me gusta no me gusta, porque eso, sinceramente, no es un argumento válido».
«En realidad, lo bello dejó de ser el canon por el que se valoran las obras hace más de un siglo»
En la misma línea se manifiesta Enrique Acosta Naranjo, autor entre otras obras del primer sello de Correos conmemorativo de la Exposición Universal de Sevilla 92 y el logotipo para el SAS.
«Yo creo que no es sólo un rostro, sino es un símbolo de esperanza. Como rostro está muy agotada la temática, como símbolo tiene múltiples maneras de verse, y este cartel está más en el sentido de ser eso, un símbolo de la esperanza. Es una visión personal de un gran artista como Gordillo, que me parece respetable. Si vamos tratando la temática del cartel por el símbolo, por supuesto nunca se agotará el tema», expone.
Su gusto, sin embargo, va por otro lado. «Me hubiese gustado que fuera en el cartel el Gordillo que todos conocemos, mucho más profundo, éste es más sencillo, él ha querido hacer algo más popular. No es el Gordillo que yo más admiro, eso es verdad, él es más informalista. Pero como símbolo es una manera de verlo y me parece bien», insiste. «Sobre el rostro ya ha habido imágenes casi insuperables, y en el caso de la Macarena ese rostro no transmite sólo la fuerza que tiene esa imagen, ese sentimiento que genera, es una idea muy superior a la propia fisonomía de la imagen».