5. En las cuatro provincias de Cataluña, en el top diez tan sólo se cuela un apellido que no es común a los más frecuentes en el resto de España, Solé, en el noveno puesto en Lérida. Entre los veinte primeros se cuelan también los Vila y Serra en Gerona, los Farré en Lérida y los Martí en Tarragona. En la provincia de Barcelona, entre los 40 apellidos más frecuentes, todos son comunes a los apellidos más habituales del resto de España.
6. Los diez apellidos más frecuentes en cada una de las tres provincias vascas son comunes a los del resto de España. Tan sólo en Guipúzcoa se cuelan en el top veinte apellidos de lengua vasca: Larrañaga (12º), Garmendia (13º) y Etxeberria (19º); y el topónimo Bilbao ocupa el puesto 13º en Vizcaya.
7. Ninguna población vasca de más de 20.000 habitantes tiene como primer apellido más frecuente uno distinto a los comunes del resto de España. Hay que bajar a municipios más pequeños como Munguía, Bermeo y Guernica (Vizcaya) para encontrar el topónimo Bilbao como más frecuente, y a Azpeitia y Vergara (Guipúzcoa) para encontrar a Larrañaga. En Álava, hay que bajar a una población de poco más de mil habitantes para encontrar un caso, Otaola, en Okondo.
8. En las actuales provincias vascas también se formaron patronímicos como en el resto de la Península. Es un error, por tanto, atribuir exclusivamente a la estirpe vasca los apellidos en euskera, y calificar como maquetos patronímicos como Sánchez, Velázquez o García, según explica Jaime de Salazar y Acha, miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealógica, en ‘Génesis y evolución histórica del apellido en España’. Las referencias históricas del reportaje están extraídas de su obra.
9-García es el primer apellido más frecuente en 1.634 municipios españoles, dos de cada diez localidades; y está entre los diez más frecuentes de cada municipio en 4.804, en seis de cada diez localidades. En total, casi tres millones de residentes lo tienen como primer o segundo apellido (2.919.024 personas).
10. El siguiente buscador muestra el número de personas que tienen cada apellido como primer o segundo apellido, el puesto que ocupa en el conjunto de España, los municipios más poblados donde es el apellido más frecuente y donde está entre los diez apellidos más frecuentes, según datos del INE.
11. Los García son el primer apellido más frecuente en las cinco ciudades más pobladas (Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Sevilla). Entre las 15 ciudades con más habitantes, son mayoría en 12 de ellas. Tan sólo se cuelan en el primer puesto los Martínez en Murcia, y los Rodríguez en Las Palmas y Vigo.
12. Seis de cada cien españoles tienen a García como primer o segundo apellido. Los Rodríguez (1.871.831 personas), González (1.859.315) y Fernández (1.813.105) son aproximadamente cuatro de cada cien. El top diez nacional lo completan López, Martínez, Sánchez, Gómez, Pérez y Martín. El top diez nacional está compuesto exclusivamente por patronímicos, apellidos originariamente derivados del nombre paterno.
Más frecuentes por provincias
13. Los García son tan mayoritarios que incluso copan provincias donde no son mayoría por nacimiento. Por lugar de nacimiento, los López son mayoría en Almería y Huesca, los Martínez en Navarra, los Pérez en Teruel y los Rodríguez en Zamora. Sin embargo, por residencia, los García son mayoría en también en ellas. Ningún otro apellido arrebata el primer puesto a otra.
14. A pesar de que Rodríguez es el segundo apellido más frecuente en España, otros cuentan con mayor número de municipios donde son el apellido más habitual. Fernández lidera 445 localidades, entre ellas Oviedo y Gijón; Martínez, 444, entre ellas Murcia; González en 335, entre ellas Santa Cruz de Tenerife; Sánchez, 300, entre ellas Mérida; y Rodríguez, 283, entre ellas Las Palmas de Gran Canaria.
15. Por provincia de nacimiento, los Fernández son mayoría en Asturias, Cantabria y León; los González en Santa Cruz de Tenerife; los López en Almería, Huesca y Lugo; los Martín en Ávila; los Martínez en Cuenca, La Rioja, Murcia y Navarra; los Pérez en Teruel; los Rodríguez en Huelva, Las Palmas, Orense y Pontevedra y Zamora; los Sánchez en Cáceres y Salamanca; y los García en las otras treinta provincias.
16. La mayor concentración de un apellido en una provincia son los Fernández en Asturias. Por cada mil personas, 73 tienen a Fernández como primer apellido y 75 como segundo apellido.
17. De cada mil personas en Lugo, 70 se llaman López como primer apellido y 69 como segundo. En Orense, 68 de cada mil son Rodríguez de primer apellido y otros tantos de segundo. Los Sánchez en Salamanca son 63 por cada mil como primer apellido y 65 de segundo. Los García son 60 por cada mil en Asturias y en Salamanca como primer apellido, otros tantos como segundo.
18. La singularidad insular hace que en Baleares haya entre los apellidos más frecuentes otros menos comunes con el resto de España. Entre los diez primeros se cuelan Pons, y entre los 25 primeros también los Ferrer, Serra, Riera, Oliver, Coll y Marí. Riera es el más común en Manacor, y Pons en Ciutadella de Menorca y Mahón.
19. La singularidad insular canaria también hace que entre sus apellidos más comunes haya diferentes al resto de la Península. Santana es el segundo más habitual en Las Palmas, mientras que en España ocupa el puesto 72. Quintana y Marrero están entre los veinte más frecuentes de esta provincia, mientras que en el resto del país ocupan los puestos 165 y 331 respectivamente. Luis está en el top veinte de Santa Cruz de Tenerife, mientras que en el conjunto de España ocupa el puesto 306.
20. En la Península, las peculiaridades regionales más significativas son los Gracia en Aragón, en el top 10 en todas las provincias mientras que en el conjunto de España son el 177º ; los Sáenz en La Rioja, en su top diez, mientras que en todo el país ocupa el puesto 484º; o los Vicente en Salamanca, también entre los diez primeros mientras que en el resto de España ocupan el puesto 88º.
Más frecuentes por municipios
21. Entre los apellidos más frecuentes por municipios, en las cien localidades de mayor tamaño, García es el más común en 94 de ellas. Tan sólo se cuelan Singh, de origen indio, como el más común en tres localidades (Vic, Olot y Santa Coloma de Farners, en Gerona), y los Sánchez, Rodríguez y Reverte en una cada una.
22. La mayor tasa de un apellido en un municipio son los Sáenz en Torre en Cameros (La Rioja). Siete de sus ocho habitantes lo tienen como primer apellido.
23. De los municipios de entre cien y mil habitantes, entre las mayores tasas de población con un mismo primer apellido están los Calzada en la localidad de Susinos del Páramo (Burgos), con 42 de sus 118 habitantes; o los Marañón en Kripan (Álava), con 62 de sus 178 habitantes; o los Bravo de la localidad de Báscones de Ojeda (Palencia), con 40 de sus 133 habitantes.
24. De los municipios de entre mil y diez mil habitantes, entre las mayores tasas de población con un mismo primer apellido están los Benavent en Quatretonda (Valencia), con 555 de sus 2.211 habitantes; los Morillo en Martín de la Jara (Sevilla), con 399 de sus 2.645 habitantes; o los Ezquerro en Pradejón (La Rioja), con 548 de sus 3.735 habitantes.
25. De los municipios entre diez mil y cien mil habitantes, entre las mayores tasas de población con un mismo primer apellido están los Moral en Torredelcampo (Jaén), 1.320 de sus 13.937 habitantes; los Parra de Huércal-Overa (Almería), con 1.549 de sus 20.575 habitantes; o los Sendra de Pego (Alicante), con 621 de sus 10.670 habitantes.
26. De los municipios de más de cien mil habitantes, las mayores tasas de población con un mismo primer apellido son los Fernández en Oviedo (Asturias), con 71 de cada mil habitantes; los Santana de Telde (Las Palmas), 68 de cada mil; los Rodríguez en Orense, con 62 por cada mil habitantes.
Apellidos patronímicos
27. Casi todos los apellidos patronímicos hoy son el reflejo exacto de los nombres de pila utilizados en los siglos XIV y XV, exclusivamente compuestos sobre los primitivos nombres godos o vascos: Fernández, Gutiérrez, Álvarez, Ramírez, González, Muñoz, Sánchez, López, García, Díaz, etc. A ellos hay que añadir los patronímicos de santos de gran devoción medieval como Domingo, Pedro, Juan, Martín o Bernardo.
28. En la época de la Reconquista, los grandes hombres utilizaban nombres típicamente germánicos: Nuño, Gutierre, Rodrigo, Alfonso, Ramiro, Gonzalo. Las clases populares irán adoptando poco a poco en los siglos posteriores los nombres germánicos y vasco-navarros, abandonando los primitivos latinos.
29. En el área vascona hay más diferencias onomásticas puesto que permanece más cerrada a influencias extranjeras. En su seno aparecen nombres peculiares con raíz euskérica o latina euskerizada. Así ocurre con Sancho, Galindo, García, Íñigo, Fortún, Velasco, Lope, Aznar, Jimeno o Diego.
30. No hay una explicación unívoca de la predominancia de García sobre el resto de apellidos, más allá de ser uno de los nombres más comunes de la época cuando se generalizaron los patronímicos (al igual que Rodrigo, Sancho, Fernando, Martín…), los avatares familiares y la prolificidad.
31. En el área oriental de la Península hay una mayor influencia del otro lado de los Pirineos, reflejada en la adopción de nombres francos como Raimundo, Ponce, Arnaldo, Guillermo o Berenger, desconocidos en el resto de la Península.
32. Los nombres adoptan las diferentes formas de los dialectos. El Hermenegildo godo pasó a ser Menendo en Galicia (de ahí Menéndez), mientras que en Cataluña tomará la forma de Armengol. Los francos Raimundo, Guillermo, Arnaldo, Fulco o Gerardo tomarán las formas de Ramón, Guillén, Arnau, Folch o Guerau.
33. No todos los nombres adoptan el patronímico con la fórmula general de terminación en z. Alonso, Osorio o García se mantienen como se habían estado llamando.
34. En Cataluña, el patronímico se mantuvo sin la terminación en -z común al resto de la Península. Así, permanece como patronímico el nombre del padre sin variaciones: Arnau, Dalmau, Pons, Guillén, Berenguer, etc.
35. En el Reino de Valencia, la variedad lingüística forma patronímicos con su forma característica de terminación en -is. Pérez será Peris, Sánchez, Sanchis; Fernández, Ferrandis, Aún así, actualmente en la provincia de Valencia, los Sánchez son más que los Sanchis, los Pérez que los Peris o los Fernández que Ferrandis.
Origen de los apellidos
36. En la época de la Reconquista, en los orígenes del Reino asturiano no existía ningún tipo de apellido, es decir, nombre de familia para distinguir a unas personas de otras. En los siglos VIII y IX los primitivos españoles no usaban más que su nombre de pila. No se distinguían, por tanto, nobles de plebeyos o de los clérigos.
37. En el último tercio del siglo IX, los nobles comienzan a firmar con su nombre de pila seguido del nombre de su padre en genitivo latino (Ranimirus Ferdinandi filius, Ramiro hijo de Fernando). La fórmula comienza a suprimir la palabra filius y añade la z en la terminación del nombre paterno, que dará lugar a la forma prototípica del patronímico español.
38. De la cultura romana heredamos los apellidos y la forma de transmitirlo, la idea de la diferenciación social. Los patricios romanos contaban con tres palabras para identificar a los individuos: ‘pronomen’, ‘nomen’ y ‘cognomen’; el nombre individual, el nombre de familia y el nombre del clan. Como Cayo Julio César. De la cultura musulmana heredamos la sucesión de nombre (‘ben’, ‘ibn’; esto es hijo de).
39. En el siglo IX las personas notables empiezan a distinguirse con el patronímico, hijo de. Un modelo que imponen los musulmanes. Se identifica a un personaje con su padre, no se llega más allá. Este sistema es problemático para identificar a las familias puesto que, por ejemplo, el primer conde de Castilla se llama Fernán González (Fernando, el hijo de Gonzalo), y su hijo García Fernández (García, hijo de Fernán). No se apellidaba González, como su padre.
40. El concepto de apellido durante los últimos mil años ha sido cambiante. En un primer momento, el patronímico se usó de modo indefectible, de manera que el hijo de un Álvaro se llama necesariamente Álvarez; y el de un Fernando, Fernández.
Apodos y sobrenombres
41. En el siglo XV, los hermanos se apellidan de forma distintas, puesto que se trata de bautizarlos no sólo con los nombres de pila de la familia, sino también con los apellidos de las personas a quienes se pretende recordar.
42. En la Alta Edad Media el apellido no sirve para identificar a las familias, así que se busca otros sistemas. Por ejemplo, un apodo, un aspecto físico (Delgado, Rubio, Moreno), el lugar del que procede (De Ávila, Navarro), un accidente geográfico o edificación (De la Fuente, Castro), la profesión (Herrero, Cabrera), características personales (Bueno, Cortés), parentesco (Nieto, Sobrino)… La variedad es infinita, al contrario que los nombres, que son mucho más limitados.
43. Moreno es actualmente el apellido sin origen patronímico más frecuente en España. Es especialmente abundante en el sur de España. Ocupa el puesto 15º en el país. Romero (puesto 18º) es el otro no patronímico en el top veinte.
44. Los Moreno (puesto 15º) son más que los Rubio (38º), los Cano (49º) o Calvo (60º). Los Delgado (34º) son más que los Garrido (46º), los Lozano (48º) o los Prieto (54º).
45. De los apellidos referidos a profesiones o actividades, entre más frecuentes son Guerrero, Herrera y Herrero, Cabrera y Pastor.
46. En los siglos XIII y definitivamente XIV se da la auténtica revolución de la pérdida del sentido originario del patronímico. En primer lugar, surge la necesidad en los hijos con el mismo nombre que su padre. La segunda razón para el cambio del uso del patronímico es la pretensión dinástica.
47. En el siglo XV queda ya sin sentido el patronímico, abandonado con la generalización del apodo o nombre de linaje como apellido. En las clases populares se mantiene como apellido simplemente la alcuña o apodo, o se deja fijo el antiguo patronímico.
48. El uso del patronímico de los siglos XIV a XVI se va abandonando y perdurará sólo en las grandes familias, muchas veces para cumplir con las disposiciones del mayorazgo. Fuera de esos casos, el apellido en España va fijándose en la línea del varón. A principios del siglo XVII el apellido tiene más o menos la forma actual.
49. El mayorazgo es una moda entre la nobleza con pretensiones para la supervivencia del patrimonio. Tres hermanos podían llevar apellidos diferentes porque lo adaptaban al mayorazgo, que obligaba a mantener el nombre, apellido y escudo de armas. No usan muchos apellidos por vanidad, sino por obligación legal impuesta al caballero si quiere disfrutar de las rentas de esas tierras.
50. Es el momento de abandono de muchos patronímicos, en un caso; de apodos, en otro; y, por razones de simplificación, de las preposiciones ‘de’ que tradicionalmente anteceden a los patronímicos.
APELLIDOS
Valencia (arriba), Pirineo navarro (abajo a la izquierda) y Gerona (abajo a la derecha).
ABC
51. La supresión del patronímico es muy desigual en las distintas regiones. En La Mancha, especialmente en la provincia de Toledo, se mantienen en la actualidad numerosos apellidos compuestos. Los Romero de Ávila, Gómez Calcerrada, Díaz Maroto, García Villaraco, García Calvo, Gil Ortega o Gómez de las Heras son los apellidos más frecuentes de municipios de las provincias de Toledo y Ciudad Real.
52. Los apellidos compuestos formados por la unión directa de dos apellidos simples se escriben en la actualidad con un guion intermedio para diferenciarlos de la mención del nombre con los dos apellidos: Juan Pérez-Gómez (primer apellido) frente a Juan Pérez Gómez (primer y segundo apellidos), según las normas de la RAE.
53. Si el apellido compuesto está formado por apellidos simples unidos por conectores (del, de la, etc.), se mantiene la escritura separada de sus componentes, y puede utilizarse la conjunción ‘y’ para indicar la frontera entre el primer apellido y el segundo: Ramón Gómez de la Serna y Puig, Álvaro Pombo y García de los Ríos, según las normas de la RAE.
54. La práctica más frecuente hoy en español es unir directamente el apellido paterno y el materno, sin ningún tipo de partícula intermedia (Carlota Sánchez Martos o José Pérez García), según explicar la RAE, frente a la antigua costumbre de utilizar la conjunción y para distinguir cada apellido, especialmente en el caso de que uno de ellos fuera compuesto o pudiera confundirse con un nombre de pila: Francisco de Goya y Lucientes, Mariano José de Larra y Sánchez de Castro, Ramón Pérez de Ayala y Fernández del Portal, Santiago Ramón y Cajal.
55. Cualquier español mayor de edad puede solicitar en el Registro Civil el cambio de apellido para anteponer la preposición ‘de’ al primer apellido que sea usualmente un nombre propio o para intercalar la conjunción ‘y’ o ‘i’ entre los apellidos.
56. En Álava son frecuentes actualmente los apellidos compuestos. De hecho, es la única provincia donde uno, Ortiz de Zárate, se cuela entre los 50 apellidos más frecuentes. Martínez de Albéniz es el más frecuente en el municipio de Asparrena, Martínez de Santos en Cuartango, Sáenz de Samaniego en Samaniego y Pérez de Cárcamo en Añana.
Toponímicos y preposición ‘de’
57-El apellido más largo recogido por el INE es Álvarez de las Asturias Bohorquez, 33 caracteres contando con espacios. Tan sólo 48 personas lo tienen como primer o segundo apellido en España. El segundo es Fernández de Villavicencio, 26 caracteres. Tan sólo 39 personas lo tienen como apellido.
58. El estudio ‘Apellidos y estatus social en España’ (2008) llegó a la conclusión de que las personas con apellidos más largos y poco frecuentes tienen un estatus socioeconómico mayor. La explicación está en que las normas más rígidas para apellidar a partir de 1870 dejaban la creación de apellidos compuestos como una de las pocas posibilidades de variación. El interés de los descendientes de mantener los dos apellidos de su prestigiosa ascendencia daba lugar a apellidos más largos y poco frecuentes.
59. El sistema tradicional de los apellidos apenas lleva siglo y medio de existencia. A partir de la ley de Registro Civil de 1870, todos los españoles son inscritos con su nombre y los apellidos de los padres y de las madres. Un apellido que sería a partir de entonces el de sus descendientes.
60. En España, al contrario que en Francia o Alemania, la partícula ‘de’ no indica nobleza, sino procedencia y es, por tanto, una mera cuestión de sintaxis. En su simplificación algunos quisieron ver un afán democratizador, pero nada más lejos de la realidad.
61. La preposición ‘de’ en España no es una partícula para indicar distinción del sujeto, sino para indicar procedencia (De Avilés, De la Torre) o ascendencia (De Pablo). No tendría sentido, por tanto, la creación de un apellido que fuera, por ejemplo, De Rubio, mientras que sí lo tiene, por ejemplo, De la Morena ya que en su origen hace referencia a un sobrenombre.
62. La adición de la preposición ‘de’ se generalizó entre los apellidos que podían dar lugar a confusión con el nombre en la aplicación de la ley del Registro Civil. Pero no siempre ni como norma. De hecho, el más frecuente con esta fórmula, De Miguel (482º) es menos habitual que Miguel (183º); y así ocurre en la gran mayoría de los demás casos: De Andrés (1.083º) menos que Andrés (146º), De Juan (1.398º) menos que Juan (228º), y De Lucas (1.491) menos que Lucas (253º).
63. Entre los apellidos que incluyen la preposición ‘de’ el más frecuente es De la Fuente, aunque hay que bajar hasta el puesto 197º para encontrarlo. Supera a De la Cruz (207º), De la Torre (234º) y De la Rosa (326º).
64. Muchos topónimos perdieron la partícula ‘de’ por economía del lenguaje, pero no siempre. Así, los Ávila (58.871 personas como primer o segundo apellido) son muchos más que los De Ávila (806); los Cuenca (45.090) que los De Cuenca (57); o los Soria (41.865) que los De Soria (115).
65. Navarro es el apellido toponímico más frecuente; ocupa el puesto 21º. Los Navarro son habituales en el sureste peninsular y no en Navarra, puesto que el apellido nació con el objetivo de diferenciar a las personas. Son más que los Gallego (59º), los Ávila (165º), los Zamora (196º), los Valencia (205º), los Cuenca (225º) o los Soria (247º).
66. Entre los apellidos toponímicos de lugares genéricos más frecuentes están Torres, Serrano, Castro o Castillo. Son más frecuentes que sus variantes (Torre, Sierra) o los que usan la partícula de (De la Torre, De las Torres, De la Sierra, De Castro, Del Castillo).
Apellidos raros
67. Los apellidos con mayor tendencia a desaparecer son los que proceden de topónimos raros, nombres de persona y apodos poco frecuentes, y los extranjeros de los que sólo se establecieron en España uno o muy pocos portadores.
68. En España hay 82.470 apellidos diferentes con al menos veinte personas que lo tienen como primer apellido. Aunque la mayoría de los apellidos escasos son de origen extranjero, también los hay de raíz hispánica, como la veintena de Calzavara o Fogueras, o los compuestos Martínez de Azcona y Martín Calpena.
69. En el Pirineo navarro están los municipios que concentran apellidos más infrecuentes en su top diez. En Urdazubi, de casi 400 habitantes, los apellidos más frecuentes son Ariztia, Jaurena, Suhas, Alzuyet, Arozarena, Irigoyen, Larralde, Viaurre, Bongochea y Mascotena. El más común de ellos, Irigoyen, ni siquiera está entre los dos mil más frecuentes en el conjunto de España. En todo el país no hay ni una veintena de Suhas, Alzuyet y Mascotena como primer apellido.
70. Miles de apellidos no alcanzan la veintena de personas en España como primer apellido. Aunque la mayoría son de origen extranjero y, por tanto, todavía sin implantación, muchos son de raíz hispánica, y, en algunos casos llegan a formar parte del top diez de algunos municipios. Es el caso de los Hortaleza en Aberin (Navarra), los Fontanas en Aguarón (Zaragoza), los Vidalle en Bielsa (Huesca), los Almestoy en Arnes (Tarragona) o los Fartos en Santa María de la Vega (Zamora).
71. En toda España hay menos de una veintena de personas con Encaje como primer apellido. Y, sin embargo, en Abaurrea Alta (Navarra), con poco más de un centenar de habitantes, son los más frecuentes, con ocho representantes. Los Borch son 35 en toda España, pero aún así son mayoría en La Pobla de Cérvoles (Lérida); como los Hortensi en Masarac (Gerona), a pesar de que son menos de medio centenar en todo el país.
APELLIDOS
Andalucía (arriba), Madrid (abajo a la izquierda) y Mallorca (abajo a la derecha).
ABC
72. Cualquier español mayor de edad puede solicitar en el Registro Civil el cambio de apellido cuando exista un claro riesgo de que pudiera desaparecer un apellido español a nivel nacional. No es relevante que se pierda el apellido dentro de una familia.
73. Desde el año 2017 se eliminó la preferencia del apellido paterno en la transmisión del orden de los apellidos. Desde entonces, los padres y las madres deben elegir el orden de los apellidos. Pasarán generaciones hasta poder comprobar si esta medida permitirá impedir la desaparición de apellidos o si baja la predominancia de los más frecuentes, y aún así seguirán siendo los más frecuentes.
74. El orden de los apellidos inscritos para el mayor de los hijos será el que rija en las inscripciones de nacimiento posteriores de sus hermanos del mismo vínculo.
75. España es el primer país y de los pocos países en los que la mujer no pierde su apellido al casarse. La mujer históricamente nunca perdió su apellido; sigue reconociendo de dónde viene. El apellido de la mujer casada siempre pervivió a diferencia de otros países del entorno.
Cambios de apellidos
76. Cualquier español mayor de edad, con la simple declaración de voluntad, puede cambiar el orden de sus apellidos en el Registro Civil.
77. Cualquier español mayor de edad puede solicitar en el Registro Civil el cambio de apellido cuando se trate de algún apellido que sea contrario al decoro o bien que pudiera ocasionar graves inconvenientes.
78. Apellidos malsonantes como Gorrón, Mujeriego o Feo podrían tender a desaparecer. O palabras cuya significación ha variado con el paso de los siglos, como Vicioso, cuya acepción hoy es de entregado a los vicios es más frecuente que la de vigoroso y fuerte.
79. En España no hay apellidos judíos como tal, sino que hay apellidos que usaron los judíos empujados por la limpieza de sangre, según explica De Salazar y Acha. Los judíos conversos los borran completamente y toman otros genéricos. Muchos toman nombres de animales o de santos para mostrar su conversión. No se puede decir, por tanto, que tal o cual apellido es judío, sino que en una época determinada ha sido utilizado por una familia judía
80. En España no hay apellidos moriscos como tal. Hay palabras de origen árabe (Alcalde, Alcázar, Arráez) o topónimos (Almodóvar, Alcalá), pero no son apellidos árabes, según explica De Salazar y Acha. Sí hubo castellanización de apellidos árabes como Benegas; la partícula ben o ibn significa hijo.
81. Cualquier español mayor de edad puede solicitar en el Registro Civil el cambio de apellidos previa acreditación de su legitimidad. Debe ser un apellido legítimamente usado por sus ascendientes, y no pueden pertenecer a una misma línea (deben ser paterno y materno).
82. Uno de los móviles corrientes que han movido al hombre a cambiar su apellido es el de la vanidad. Nuestros siglos XVI y XVII están repletos de personajes cuyos apellidos o más bien la razón de su uso permanecen en el más absoluto misterio.
83. En una sociedad que compite por el privilegio como en la España del Siglo de Oro tener un nombre era importantísimo. Se figuraban o se inventaban. Era costumbre de la época cambiar los apellidos para demostrar la estirpe nobiliaria de los cuatro apellidos. Sobre todo el hidalgo con pretensiones, escoge a su gusto entre los apellidos de sus mayores, y no se plantea dudas al elegir el de una bisabuela si este es más ilustre o sonoro que el de su padre.
Variaciones en los apellidos
84. A lo largo de su evolución, los apellidos han experimentado vacilaciones, fonéticas o gráficas, que, según explica la RAE, han podido derivar en la presencia, en la actualidad, de variantes con grafías peculiares o anticuadas: Cepeda y Zepeda, Ibarra e Ybarra, Mejía y Mexía, Mihura y Miura, Valdivia y Baldivia.
85. Existen grafías anómalas como resultado de la castellanización de apellidos de otras lenguas, como Casañ o Compañ, por los catalanes Cassany y Company, según explica la RAE.
86. El empleo de una determinada variante supone la adscripción del individuo a una rama o familia concreta, por lo que no es lícito que una misma persona utilice indistinta e indiscriminadamente cualquiera de las formas admitidas para su apellido: quien pertenezca a una familia de apellido Vásquez usará esta forma en su denominación, y no Vázquez, por más que se trate de variantes del mismo apellido, según la RAE.
87. Cualquier español mayor de edad puede solicitar en el Registro Civil el cambio de apellido para adaptar la grafía a otras lenguas oficiales españolas, y adecuar la fonética del apellido extranjero a su grafía en español. Hoy, los Echevarría son más que los Etxebarria; y los Echeverría que los Etxeberria.
88. Hay apellidos simples generados por la fusión fónica y gráfica de elementos que forman parte de apellidos originariamente formados por más de una palabra, cuando constituyen un solo grupo acentual. A veces, uno de los componentes pierde alguna de sus letras en el proceso de integración, lo que da lugar a una nueva unidad onomástica: Dávila (de De Ávila), Garcimartín (de García Martín), Torralba (de Torre Alba).
89. Hay apellidos que mantienen su integridad gráfica en la fusión y se generan dos variantes, una simple y otra compuesta, igualmente válidas: San Juan y Sanjuán, San Martín y Sanmartín, San Segundo y Sansegundo, Santa Fe y Santafé, La Fuente y Lafuente. Según la RAE, se aplica aquí la misma restricción que obliga a mantener, cuando existe más de una forma admitida, la estabilidad del apellido a lo largo de la línea familiar.
90. Hay veces en que la grafía inducida por la pronunciación seseante ha quedado fijada en el uso culto, sobre todo americano, como en González y Gonsález o Gonzales, según la RAE. Los Gonzales de Perú y Bolivia están entre los apellidos mayoritarios entre esas nacionalidades en España, según los datos del INE.
Apellidos del ‘boom’ migratorio
91. Los apellidos de la inmigración iberoamericana, mayoritaria en España, y sus descendientes tendrán poco impacto en el orden de los apellidos mayoritarios. A excepción de Martín, el resto de los diez apellidos más frecuentes en España está presente en mayor o menor medida entre los más frecuentes de los inmigrados.
92. Rodríguez es el apellido más frecuente entre los nacionales de Colombia, Venezuela, Cuba, Estados Unidos y Uruguay en España. Los Sánchez son mayoría entre los ecuatorianos, peruanos. Los González entre los Argentinos, Paraguayos y Mexicanos. Los Pérez entre los dominicanos. Los Hernández entre los uruguayos, y los Flores entre los Bolivianos. Excepto Flores, todos estos apellidos están entre los más frecuentes de España.
93. Mohamed es el apellido más frecuente en Ceuta y Melilla. Hay más de 38.000 residentes en España que lo tienen como primer o segundo apellido, la gran mayoría con nacionalidad española. Ocupa el puesto 275 entre los apellidos más frecuentes en toda España. En Ceuta y Melilla también están entre los diez apellidos más frecuentes Abdesalam, Ahmed, Hamed y Mohand.
94. El portugués Da Silva está también entre los 300 más frecuentes, en el puesto 296. Aunque no es mayoritario en ningún municipio, está entre los diez más frecuentes en Fuentes de Oñoro y Coca de Alba (Salamanca) y Azofra (La Rioja).
95. Chen es el apellido más frecuente entre los extranjeros, sin nacionalidad española, teniendo en cuenta todos los países. Hasta 27.137 residentes, tanto nacidos en España como fuera, lo tienen como primer o segundo apellido. En Otero (Toledo) están entre los diez apellidos más frecuentes.
96. Ocho de los diez apellidos de extranjeros más frecuentes en España son de origen chino: Chen, Wang, Lin, Zhang, Li, Xu, Ye y Liu. En China hay una gran concentración de apellidos y, además, la mayoría de los emigrados a España proceden de unas mismas regiones, Qingtian y Wenzhou, al suroeste del país.
97. El apellido indio Singh es el segundo más frecuente entre la población extranjera. Aunque los indios no están entre las nacionalidades más frecuentes, la concentración del apellido entre su población hace que los Singh destaquen en número. Uno de cada tres indios en España lo tiene de apellido. La abundancia del apellido Singh se debe a que lo adoptan todos los hombres de la religión sij.
98. La concentración de la población india en las provincias de Barcelona y Gerona, unida a la concentración de los apellidos de sus nacionales, hace que su apellido más frecuente, Singh, sea el más numeroso en siete municipios, por encima de apellidos de origen español. Los Singh son mayoría en Vic (Barcelona), Olot, Santa Coloma de Farners y Arbúcies (Gerona), además de en Los Alcázares (Murcia).
99. Vic (Barcelona), de casi 50.000 habitantes, es el municipio de mayor tamaño donde es mayoría un apellido sin origen hispánico, los Singh, de origen indio. Son más de un millar sólo como primer apellido. Olot, también con los Singh, es el segundo municipio con un apellido extranjero como mayoritario. El tercero, los Singh de Los Alcázares (Murcia).
100. Al margen de los Singh, otros apellidos de origen extranjero son el más frecuente en otros municipios más pequeños. Como los Diakite en Cervera (Lérida), común entre los malienses, los Diallo en Bellpuig (Lérida), común entre los senegaleses y malienses; o los Maaroufi en Santa Coloma de Queralt (Tarragona), común en el norte de África.
101. Los Popa, el apellido rumano más frecuente entre los rumanos en España, son mayoría en Riofrío del Llano (Guadalajara). Los Ivanov, habitual entre búlgaros, son mayoría en Torre del Burgo (Guadalajara). El apellido italiano Tonnieti es el mayoritario en Cabanelles (Gerona).
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