Elaine Vilar Madruga: “El terror mayor siempre son los seres humanos” • FRANCE 24 Español

Les doy la bienvenida al espacio de cultura de France 24. En esta edición nos acompaña en el estudio la cubana Eline Vilar Madruga, narradora, poeta y dramaturga. Eline es una destacada invitada de la edición número 37 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá aquí en Colombia y hoy vamos a conversar con ella sobre su libro más reciente, El cielo de la selva, la historia de una extraña familia que habita una hacienda en medio de una selva que devora niños entre fábula y novela de terror sobre la maternidad y la resistencia de los cuerpos de las mujeres. Elín, muchas gracias por compartir este momento con nosotros en FRZ 24. Un placer estar acá. Bueno, tu libro me cautivó desde su poderosa dedicatoria para mis misabuelas que parieron demasiado y para mis tías que decidieron no parir. Esa historia la quisiste escribir entonces para unir de una cierta forma a todas las mujeres de tu familia. Es una idea de rescatar la memoria ancestral, la memoria histórica de la familia, pero no aquella narrada hegemónicamente, sino la memoria solapada, la memoria callada. Y es parte de una investigación que me ha llevado a lo largo de cuatro novelas, que termina una especie de tetralogía con mi último título, La piel hembra, y que abarca otras tres y además una serie de poemarios y otros escritos. Y bueno, es un poco este intento que tenemos las autoras latinoamericanas de rescatar la memoria de nuestras madres, de nuestras abuelas y nuestras bisabuelas y traerlas al contexto contemporáneo para debatir sobre los temas que nos interesan. una memoria muy personal, unos relatos muy personales, pero al mismo tiempo e este tema, el que abordas en esta novela también es eh de una cierta forma el relato personal de millones de mujeres, de millones de de familias en el mundo entero. E es ese espejo que querías provocar. Por supuesto, porque no solo quería hablar de una historia cancelada por el pasado o superada por el pasado, sino una historia que es muy presente, una historia que, como bien decías tú, leas la historia de familias y de mujeres hoy día en nuestra cotidianidad y que, por lo tanto, forman parte de la narrativa de lo cotidiano. Mi novela, aunque es una novela fantástica o que tiene elementos del terror, eh mezclados con realismo mágico e incluso algunos elementos de la ciencia ficción, podríamos decir, yo creo que es una novela que dialoga, sobre todo con lo real, porque la realidad me interesa. Creo que la realidad siempre es política y vale la pena analizarla como si la literatura fuera una lupa que nos permita acercar los objetivos. Y de dónde nació esa idea de una selva hambrienta que exige comer niños para dejar a sus huéspedes eh vivir como como escenario mitológico de de esta novela. Bueno, me gustaba que la idea de la selva funcionara como una dualidad. Primero como un espacio físico, ese espacio desconocido de la naturaleza que es abarcador, que es un territorio místico, que es un territorio mítico que muchas veces los seres humanos no alcanzamos a entender y mucho menos a conquistar. La naturaleza siempre nos va a superar. Pero luego también quería que la selva funcionara como una metáfora del mundo real, de este mundo nuestro distópico, donde cada día las noticias nos sorprenden más tristemente, donde cada día las opresiones y las amenazas eh invaden los espacios personales, no solo los espacios sociales o los públicos, sino los personales, y que fuera entonces como esta especie de análisis de lo real para que los lectores puedan escoger si trabajan en un plano o en otro o leen un plano en otro. incluso mezclando ambos. Creo que esa literatura que trabaja con los tejidos en lo metafórico también nos permite analizar la realidad con un rigor crítico mucho más ferviente. ¿Y qué es lo que más te generó miedo quizás escribiendo la historia o también pues conceptualmente con con esa novela, el poder de la selva, la violencia de la selva o el hecho de que la selva nunca se va a satisfacer? Nunca eso no va nunca va a terminar. Si supieras, la selva no me daba tanto miedo. Me daba miedo los hombres y las mujeres que vivían en esa selva. Eh, esa memoria oscura o ese interior oscuro que cargamos los seres humanos. Yo creo que la literatura contemporánea actual escrita por mujeres latinoamericana se ocupa mucho de estos temas, ¿no? De hablar de lo de lo fantasmagórico o de los poderes místicos y míticos que pueden existir en entidades como la selva, que sí está presente en mi novela, por supuesto, pero creo que el terror mayor son los seres humanos, son las oscuridades, son las amenazas que pueden eh cargar la mente de los seres humanos. Yo creo que una de las grandes preguntas que se podrán hacer los lectores cuando cuando lean la novela, cuando se encuentren con ella, es si en verdad la selva es un territorio amenazante o si son los seres que viven en su seno, aquellos que transforman la selva en ese lugar terrible, en ese lugar oscuro. Y el terror, el miedo está también del lado del lector, de los lectores de de esa novela, porque es un es un libro que cuenta una historia sangrienta con con mucho ritmo, que da escalofríos. A veces, yo te contaba eh hace unos minutos que yo tuve que parar a veces durante la noche cuando la estaba leyendo, eh, pero te atrapa de verdades. Funciona un poquito como un thriller también. Era evidente que el terror iba a ser el género literario para contar esta historia en particular. Yo creo que sí. Yo creo que ahora lo imagino ya como otro libro, como los libros que pudieron ser y digo, “Bueno, la clave realidad es el terror. Creo que que el terror es didáctico y creo que el terror, el miedo que nos suscitan determinados hechos, tanto históricos como culturales como antropológicos, nos ponen una alarma al ser humano de cómo queremos que sea el mundo y sobre todo de que cómo no queremos que sea este mundo que vamos a heredar y en el cual vivimos. Entonces, creo que el terror nos ayuda a mirar, como te decía antes, con esa lupa, acercar los objetivos y a decir, “Este es un escenario posible del mundo si seguimos por ese camino de destrucción y de amenaza, esta mirada antropocéntrica que tenemos sobre la realidad, donde creemos que solo el ser humano importa la naturaleza y donde dejamos de lado o simplianamente ignoramos otras fuerzas, otros poderes, otros derechos a la vida, otras criaturas que puelan este mundo junto a nosotros y que nosotros de alguna forma depredamos. somos una especie realmente destructiva y un poco también el libro habla de esa crítica ecológica, de ese mundo que que se nos viene encima y de cómo la literatura nos propone soluciones y salidas o por lo menos advertencia. Y para seguir hablando justamente de la naturaleza, te quería preguntar cuál es tu relación personal con la selva como como artista latinoamericana, pero también como artista cubana. ¿Sabes que en Cuba no tenemos selva? Tenemos monte. Sí, sí, por eso. Y el monte es una deidad dentro de los panteones, dentro de algunos panteones eh religiosos en mi país de origen africano. Y yo pensaba, bueno, ¿qué tal? Lo ubico en un contexto solo cubano cuando quería escribir la novela, cuando ella era un proyecto, decía, “Si lo ubico solo en un contexto cubano, quizás me pierda un poco ese sabor latinoamericano de la zona geográfica.” Además, también quería hablar de una esencia femenina, de una esencia hembra en la naturaleza y por lo tanto ahí descontextualicé, me alejé de Cuba, me ubiqué en una zona geográfica latinoamericana no definida y bueno, mi contacto con con el monte en Cuba es en realidad es poco, porque yo soy una mujer urbana, vivo en en la capital, pero luego, mira, hay una cosa fantástica que sucede. Mi padre fue un niño en su niñez nació en una zona rural y todas sus historias, todos los cuentos macabros del monte, toda esa historia de fantasmas, de aparecidos, del folklore cubano son parte de mi heredad y son parte de mi ADN y son parte de las historias que escuché de niña y que de alguna forma me he encargado de transformar luego también como parte de la literatura. Por lo tanto, creo que es un camino de ida y vuelta. No tengo el contacto directo con el monte, con la selva, pero sí ese contacto, digamos, del ADN, de la memoria emotiva, de las historias de papá, de las historias de mis abuelos, incluso de las historias de mi esposo, que eran hombres rurales y que me permiten ahora pues un poco recrearla y un poco hacer que aparezcan en mis libros. Y para seguir sobre el panorama latinoamericano Caribe, yo leí en una de tus entrevistas que que el proceso creativo para para este libro, para el cielo de la selva, fue bien tormentoso por el el contexto cubano. ¿Nos puedes compartir justamente este contexto, esas dificultades qué te pasó durante la escritura de este libro? La crisis energética, sobre todo, eh creo que se sabe que Cuba está sufriendo una crisis energética magna, con grandes apagones de muchísimas horas. Yo vivo en la capital, que es uno de los territorios afectados, pero aún así afectados por estas coincidencias. Mientras estaba escribiendo El cielo de la selva, estaba inmersa mi país y mi ciudad en específico, en una de esas crisis energéticas. Yo escribía en los tiempos que había luz y siempre digo en las entrevistas que me daba la impresión muchas veces de que yo salía de la selva de la escritura, de ese mundo que había desarrollado, a una selva real. Muchas veces cuando terminaba el proceso de escritura de las oscuridades de mi novela, entraba a la oscuridad del mundo real. en en la isla apagada, en la isla con una serie de dificultades, pero aún así creo que la literatura nos permite un poco iluminar esas oscuridades, ¿no? Y la literatura siempre para mí ha sido un refugio, siempre ha sido una manera de tratar de entender el mundo y de transformarlo. Fíjate, soy utópica cuando pienso en el en el placer de la literatura y en lo que puede servirnos. Creo que siempre nos ilumina las zonas oscuras eh de la vida y de la experiencia vital, por supuesto. Y bueno, es un libro que se escribió en Cuba en un proceso de de 4 meses. Yo no creo que pude haberlo escrito en más tiempo. Mis procesos son por lo general acelerados y bueno, con esto de la crisis energética debí hacerlo también por una cuestión de de temporalidades. Y bueno, nació este libro, esta selva oscura, que también creo que es un tributo a a la resistencia y que es un tributo a las maneras en que la literatura se transforma con los contextos sociales. Y finalmente, Lin, para cerrar esa conversación, ¿nos podrías contar un poquito más sobre tu próximo libro que que terminaste ya terminaste de escribir, que se llama La piel hembra y que verá la luz muy pronto entre entre las manos de de los lectores. Estoy muy feliz con la piel hembra, ¿sabes? Es como el nacimiento de un nuevo hijo. Sé que ahora este libro comenzará a recorrer primero España y luego llegará a Latinoamérica y luego con un poco de suerte llegará a otros contextos, a otras regiones y otros idiomas. Es una novela muy larga. Es una novela que terminó con 913 páginas. Es mi proceso de trabajo más largo, casi 2 años. Confieso que por momento fue un proceso muy agotador y que además tuvo la gentileza del acompañamiento de muchas personas, de varias residencias creativas que me me acompañaron en el proceso de escritura. Y cuenta esencialmente la novela La llegada de una Mesías mujer al mundo. ¿Qué sucedería? ¿La reconoceríamos? interpretaríamos su realidad, la aceptaríamos y todo dentro de un contexto que también juega con la ruralidad, juega con los ámbitos no urbanos y es una historia que tiene una característica esencial y que me gusta contar que que está habitada por 36 personajes en casi 300 años de historia y con seis líneas. que 1000 páginas de la necesidad de Bueno, pues tenemos muchas ganas de de leer estas casi 1000 páginas y y para los televidentes que todavía no conocen a Elain, pues todavía tienen el tiempo de descubrir tus otros libros que ya están disponibles en varios países del del continente. Muchas gracias por tu tiempo. Muchas gracias a ti y gracias a ustedes por su confianza. Sigan con nosotros. Hay más cultura en France24 y franc24.com. [Música]

‘El cielo de la selva’, de Elaine Vilar Madruga, es la historia de una extraña familia viviendo en medio de una selva que devora niños. Inspirada por los cuentos macabros y fantásticos del monte que su padre le contaba, la narradora, poeta y dramaturga cubana, ofrece en este libro una fascinante distopía selvática, entre fábula y novela de terror, sobre la maternidad y la resistencia de los cuerpos de las mujeres.
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