Si quiere usted tener un retrato cabal de España, vea el mapa de la Segunda División y no se deje guiar por la distribución terri­torial de los equipos de Primera: cinco clubs madrileños y tres catalanes conforman el 40% de la Primera División del fútbol español. Pero esta es una visión reduccionista. Si tuviera que explicar a mis alumnos cómo es España, empezaría por un mapa de los clubs que conforman la auténtica estructura emergente de ­España, la llamada división de plata. ­Añade complejidad, evita simplifi­caciones.

Les animo a comparar los mapas de ubicación de los equipos de ambas divisiones. El mapa de la primera no adopta regularidad alguna: núcleos aislados y, con excepción del Osasuna y los dos equipos insulares (Mallorca y Las Palmas), conectados radialmente con Madrid. Dominan los grandes centros de población y de poder: cinco clubs de Madrid, tres de Catalunya, tres del País Vasco, dos de Andalucía y dos del País Valenciano. El 75% de la Liga española está protagonizada por equipos de estas cinco comunidades autónomas (el restante 25% se reparte entre seis). Nada nuevo bajo el sol. Debido a ello, la prensa deportiva suele ser repetitiva. Siempre los mismos equipos, sus cuitas, sus fichajes, sus presidentes, sus rivalidades archiconocidas…

opi4 del 31 maig

  

Joma

Pero vayamos al mapa de la Segunda División, por ejemplo, de la temporada 2024-2025, que finaliza mañana (haciendo abstracción de ascensos y descensos matemáticos ya producidos). Si bien es cierto que andaluces y valencianos cuentan con cinco y cuatro equipos en esta división, hay otras trece escuadras que representan a nada menos que nueve comunidades autónomas. Aquí, la dispersión es la norma. ¡Qué riqueza de colores, contrastes e ­historias!

El mapa de los 22 equipos de esta división, a diferencia del de la Primera, proporciona, además, un patrón interesante: 17 de ellos pertenecen a provincias con mar y solo cinco a interiores (Córdoba, Albacete, Zaragoza, Huesca y Burgos). Y de los clubs que huelen a mar (aparte del Tenerife), ocho reproducen el eje mediterráneo, con las provincias de Cádiz, Málaga, Granada, Almería, Murcia (con el Cartagena), Alicante (con el Elche y el Eldense), Valencia (con el Levante UD) y Castellón. Y a este eje habría que añadir el continuo septentrional de los equipos gallegos (Deportivo de la Coruña y Racing de Ferrol), asturianos (Sporting de Gijón y Oviedo), cántabro (Racing de San­tander) y vasco (con el Eibar, de Gui­púzcoa).

Más allá de las grandes capitales (Madrid, Barcelona, Sevilla, València, Bilbao, San Sebastián o Vigo), dos sistemas urbanos litorales, uno mediterráneo y otro atlántico, muestran el potencial de un país fibroso. Ciudades pequeñas y medias que no suelen aparecer en los noticiarios políticos ni en los boletines de fusiones bancarias o absorciones tienen voz gracias a su club: Ferrol, Oviedo, Miranda de Ebro, Eibar, Huesca, Elda, Elx, Cartagena, Albacete, Córdoba, Almería, Zaragoza, Málaga… Emerge así el rostro de la España media, resiliente y dinámica, donde las tensiones políticas están más amortiguadas por una geografía humana más amable y próxima.

Emerge el rostro de la España media, con una geografía humana más amable y próxima

Y es que si analizamos las cuatro provincias más pobladas de la Primera División (Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla), estas conforman en sí mismas un país: casi siete millones de personas siguiendo las andanzas de un balón. Solo Girona y Vila-real escapan a la dinámica de concentración urbana demográfica y de poder de la Primera División, puesto que, con sus 107.000 y 52.000 habitantes respectivamente, se configuran en ­satélites de una galaxia de ciudades que no baja de los 200.000. Con tres excepciones: Murcia, Alicante y l’Hospitalet de Llobregat son las tres únicas grandes urbes por encima del cuarto de millón de personas que no cuentan con club ni en Primera ni en Segunda División.

Curioso fenómeno que tal vez nos hable de un desajuste entre potencia demográfica y capacidad de aunar esfuerzos en torno a un proyecto común. ¿Se compensa su orfandad en los primeros casos por la proximidad del Cartagena, el Eldense y el Elche? Es posible. En el mapa de ausencias, Extremadura y La Rioja son las únicas que no tienen equipo ni en Primera ni en Segunda.

En la división de plata es extraordinariamente interesante la presencia de ciudades medias y pequeñas, como Eibar (27.000 habitantes), Miranda de Ebro (38.000), Elda (53.000), Huesca (53.000) o Ferrol (68.000). Dispersión urbana y humana, nodos distribuidos por un territorio donde no todo se mide por su población y por su capacidad recaudatoria, donde no manda siempre el dinero.

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Josep Vicent Boira

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Un último cálculo refuerza la idea de que la Segunda División (por eso me gusta tanto) es más que el reflejo del poder y del capital: los 20 equipos de la Primera División española proceden de ciudades que suman casi diez millones de españoles, mientras que la Segunda (con dos equipos más) lo hace con poco más de cinco millones.

Por eso digo que, si usted quiere tener un retrato más fidedigno de España, analice el mapa de los clubs de la Segunda División, respire su ambiente, profundice en su forma de vida, en sus lazos humanos, en su presencia en el territorio, lea con sensibilidad su dinamismo y capacidad de aunar voluntades.

Por cierto, enhorabuena a mi Levante UD, que ya es equipo de Primera. Se incorpora así a otro mapa, el de las ciudades interesantes con más de un equipo por ciudad.