Guillermo Varela (Vigo, 1996) ha vivido en ciudades como Santiago de Chile o Ámsterdam, pero fue durante su estancia en Berlín cuando su vida cambió para siempre. Su novia, Nina, de origen austriaco, le dijo que su forma de cocinar era exquisita y que tenía que comunicarla. ¿Sus recetas? Las tradicionales españolas: tortilla, paella, croquetas, ensaladilla rusa, pulpo á feira… Y ahí descubrió el nicho para contar su gastronomía: hacerlo en inglés y para los extranjeros a través de las redes. “Poquísimas personas comunicaban en internet en inglés con criterio”, identifica.

Empezó subiendo vídeos en inglés con apenas 600 seguidores y hoy, año y medio después y ya bajo el nombre de Cooking from Spain [Cocinando desde España] supera los 329.000 seguidores y acumula en millones sus reproducciones Instagram.

La estructura de sus vídeos engancha. Tiene desparpajo al describirlas, es rápido e introduce chistes. Sus recetas de tortillas, de patatas o sus bocadillos los ven millones de personas. Pero va más allá. Explica una receta, pero cuenta también su historia o sus posibles usos, como en su vídeo de la ensaladilla rusa y la controversia del origen de su nombre, que asegura: “tan española como mi acento español en inglés”; el de la historia del roscón de reyes o el de las doce uvas. Eso sí, ahora ha abierto también una newsletter para hablar de gastronomía y un canal de YouTube. “Al principio pensé que crear contenido iba a ser facilísimo, pero no. Tuve que aprender de edición y para un vídeo de 40 segundos igual me tiro 4 o 5 horas entre rodaje y edición”, cuenta en videollamada ahora desde la casa de sus padres, en el barrio que le vio crecer, en Bouzas, Vigo.

En su cocina hay parte de autenticidad, parte de innovación y parte de, como buen gallego, de morriña. De ahí venían esas ganas de enseñar a su círculo la buena gastronomía de su tierra cuando estaba en el extranjero. Por ejemplo, sus bocatas, a los que les ha dedicado una serie, han causado furor y es un defensor acérrimo de ellos. “Cuando de chaval me iba borracho después de una noche de fiesta a tomar un pepito, no pensaba que fuese algo español. En otras culturas sí hay emparedados, pero no bocatas. El concepto de un bar con 30 combinaciones diferentes: una proteína, queso y vegetales es muy de aquí. Y, además, no pagas ni 10 euros por cabeza”. Es bueno, bonito y barato.

Varela empezó la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Vigo, pero vio que no era lo suyo. Iba a clase en el turno de las tardes y aprovechaba para preparar la comida a toda su familia. Eso le hizo darse cuenta de lo que le gustaba y, dice, fue su padre quien lo motivó a estudiar. Se graduó en Gastronomía y Artes Culinarias en el Basque Culinary Center de Donosti, y de ahí salió sabiendo que no quería ser cocinero: “Estudiar en el Basque me hizo ver que trabajar toda la vida en la cocina de un restaurante es bastante jodido”.

Su último trabajo en el mundo de la gastronomía antes de dedicarse a la creación de contenido fue en el i+d como técnico de producto de industria alimentaria. “Venían clientes al showroom de la empresa y yo me encargaba de hacer presentaciones sobre cómo utilizar el producto. Eso me dio bastante experiencia en cómo comunicar, porque no era un vídeo, sino crearte un personaje en directo”, relata.

Las críticas por su acento

En muchos de sus vídeos, sobre todo los primeros, la gente se metió con su acento, por notarse demasiado español. Curiosamente, esas críticas venían siempre de españoles o de países de habla hispana. “Mucha gente no ha vivido fuera y solo escuchan inglés en las películas. Pero si vives fuera, te das cuenta de que todo el mundo tiene acentos y en la diversidad está la belleza”, se defiende. Y la mayor parte de sus seguidores son extranjeros. Al preguntarle por su origen, Guille Varela ofrece sacar su teléfono y recita las localizaciones directamente desde las estadísticas de Instagram: “España, un 22%; Estados Unidos, un 20%; Reino Unido, un 13%, Alemania, un 4%, Países Bajos, un 3%…”.

El producto por encima de todo

España es una tierra con un recetario muy variado en sabores y Guillermo es muy consciente. “Me gustaría poder contar más sobre que en Galicia no tomarás nunca el concepto típico de paella o en Sevilla el del pulpo á feira”. Siente una predilección particular por la cocina de su tierra: “Si la gastronomía española es puro producto, la gallega mucho más”. Para él, pocas cosas se le ponen por delante a un buen pescado con patatas cocidas o de una buena empanada, donde ve “la masterización internacional”.

Pero mirando hacia fuera, cree que la gastronomía española no está tan reconocida. “Es culpa nuestra. Muchas veces se ha pecado de querer aprovecharse del turista y estafarlo en lugar de vender bien nuestra gastronomía. En otros países usan la cocina como un escaparate al mundo”, compara. “No puede ser que un turista se vaya con la idea de que un bocadillo de calamares es la estafa que te venden en la Plaza Mayor de Madrid”.

Aunque vive de las redes, Guillermo Varela sigue siendo cocinero para eventos y desvela que a veces se siente un poco impostor. “Un vídeo de Instagram, por muy bonito que quede, no siempre resulta ser lo más rico”, reconoce. Aquí, su pareja, Nina, le mete caña. “Muchas veces se queja de que los vídeos quedan genial, pero que siempre comemos frío”, ríe. Por ello, le gusta hacer eventos ante la gente. Reparte bocadillos, participa en showrooms y en festivales. Como en el que posa en las fotos, Caldo, un festival culinario en Vigo donde ha cocinado dos paellas y unas empanadillas especiales de gambas al ajillo. “Es una forma de asegurarme que lo que cocino sigue gustando y de tener un feedback en persona”, explica. Entonces, en el caso de que tuviera un restaurante —que por el momento no se lo plantea porque prefiere vivir de las redes)—, ¿qué no faltaría en una carta de Cooking From Spain? “Paellas y arroces, ensaladilla rusa y tortilla”, responde.