Martes, 21 de octubre 2025, 00:54
Tener un hijo y mantenerlo hasta la mayoría de edad cuesta en España una media de 758 euros al mes, cifra que ha crecido un 13% en dos años por la «inflación desproporcionada» de los bienes y servicios esenciales para las familias, según un informe de Save the Children con datos de 2024. El estudio analiza el impacto del incremento de precios acumulado en los hogares con niños y adolescentes y lo compara con los informes elaborados por la ONG en los años 2018 y 2022.
Para su elaboración ha tenido en cuenta un presupuesto de necesidades básicas según la edad del hijo, con cuatro tramos: de 0 a 3 años, de 4 a 6, de 7 a 12 y de 13 a 17. A partir de ahí ha definido una cesta de bienes y servicios básicos con 12 categorías de gastos (alimentación, higiene, ropa y calzado, vivienda, suministros del hogar, educación, y ocio y juguetes, entre otros). Por último, se han utilizado datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF 2023), combinados con otras fuentes de información (precios de tiendas con implantación y cuota de mercado en todo el territorio, así como otros informes).
Entre las principales conclusiones del estudio destaca el hecho de que las familias con menores a cargo afrontan una inflación específica «superior a la media». Una de cada dos debe destinar más de la mitad de su renta a los gastos de la crianza, «que cada vez ocupa una porción mayor de los gastos del hogar».
El informe destaca que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o la ampliación del sistema de protección social con la implantación del Ingreso Mínimo Vital (IMV) y su Complemento de Ayuda a la Infancia (CAPI) han repercutido en mayores ingresos. Medidas que sin embargo no han logrado compensar el alza de los precios de las materias primas y de la energía, y otros costes de vida como la vivienda «que no han dejado de crecer».
Los gastos que más han aumentado desde 2022 han sido los de suministros del hogar como la luz, el gas o el agua (+63%) y la alimentación (+26%). Estas partidas suman casi 4 de cada 10 euros destinados a la crianza. Otras categorías de gasto que se han encarecido por encima de la media del 13% son los muebles y enseres, y la ropa y calzado. Por contra, el desembolso en transportes se ha reducido significativamente (-21%) mientras que los referidos a la conciliación (coste de escuela infantil, actividades extraescolares, de verano, y otros cuidados) se mantuvieron estables.
Más gasto entre los 7 y los 12 años
Por tramos de edad, el mayor gasto (812 euros al mes por hijo) e impacto de la inflación de los dos últimos años (+16%) se da entre los 7 y los 12. Una etapa en la que se suele invertir en hacer algunos cambios en la habitación del menor. Además, los chavales de esta edad «ya comen más cantidad de alimentos y se han incorporado totalmente a la dieta de la familia», indica el estudio.
El gasto es desigual entre comunidades autónomas. El mayor se da en Cataluña, con 938 euros. Otras autonomías que superan la media nacional son Madrid (896 euros), Euskadi (866) y Comunidad Valenciana (839 euros).
En el País Vasco el coste de la crianza es similar a la media española (13%) y se explica sobre todo por el precio de la vivienda y sus desembolsos asociados, con un mayor peso relativo en el conjunto del gasto, junto a la alimentación. El aumento sostenido en estos desembolsos supone «un reto especial» para las familias con menos ingresos. En los últimos años, a medida que el precio de necesidades básicas como la vivienda, la alimentación y la energía aumentan, estos hogares con menores de edad a cargo enfrentan una presión financiera cada vez mayor.
La comparación resulta más sangrante respecto al informe elaborado en 2018. Desde entonces, cuando representaba una media de 587 euros por hijo, el coste de la crianza se ha disparado un 29%.
Un gasto «inasumible»
Mantener a un menor es ahora mismo «inasumible» para el 20% de familias, las de menor renta, que suponen casi 900.000 hogares. Además, el porcentaje de niños y adolescentes cuyos hogares presentan carencias severas de acceso a bienes y servicios fundamentales ha pasado del 10,1% previo a la pandemia, al 12,3% de 2024.
Una situación que se traduce en «renuncias a comprar ciertos alimentos» como la carne o el pescado, o a prescindir de servicios como el oculista o la escuela infantil que pueden dar lugar «a problemáticas futuras para los niños y niñas». Por ejemplo, la falta de proteínas, los problemas visuales y bucodentales, o un menor rendimiento académico.
En conclusión, «a igualdad de condiciones sociodemográficas», tener hijos o hijas aumenta un 70% la probabilidad de estar bajo el umbral de la pobreza. Save the Children propone una serie de líneas de actuación para atajar este problema. Entre ellas está implementar una prestación de carácter universal -o cuasiuniversal- destinada a la crianza, rediseñar y revalorar el CAPI para los tramos de mayor edad, o vincular las actualizaciones de las prestaciones a indicadores del coste de la crianza.
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