La movilidad eléctrica todavía tiene desafíos pendientes por resolver y Manuel Terroba, presidente ejecutivo de BMW Group España y Portugal, así se lo ha avisado a Bruselas.

Estos problemas han sido los protagonistas de la mesa redonda 100% BEV’s by 2035 – Can Europe’s single market deliver?, celebrada en Bruselas y moderada por el grupo BMW y Euractiva. Este encuentro dio cita a empresas energéticas y automotrices, asociaciones de proveedores, representantes de la infraestructura de carga, sindicatos, organizaciones de consumidores, ONG de transporte y miembros del Parlamento Europeo, además del presidente y CEO de BMW Group Bélgica, Alexander W. Wehr.

La Unión Europea quiere que en 2035 todos los coches nuevos sean eléctricos y el panorama, sobre todo español, coloca muy lejos ese objetivo. Así lo señaló Terroba, quien recalcó que Europa avanza a distintas velocidades en la adopción del coche eléctrico y puso el foco en el caso español.

Recordó que España es el segundo país más grande de la Unión Europea en superficie, lo que condiciona la movilidad, y que el peso del vehículo eléctrico en el parque móvil nacional se sitúa en torno al 8%. Apuntó también que aproximadamente la mitad de las matriculaciones de coches eléctricos se concentran en Madrid y Barcelona, mientras que en la mayoría de provincias el coche eléctrico no llega al 1%.

Una transición “ordenada”

El directivo destacó la necesidad de “hacer una transición ordenada” hacia el coche eléctrico, especialmente teniendo en cuenta que la antigüedad media del parque móvil español es de 14,5 años y que muchos vehículos superan los 20 años. En su opinión, la transición debe ser “posible y lógica” para todos los territorios y perfiles de conductor.

Mesa redonda '100% BEV’s by 2035 – Can Europe’s single market deliver?'

Mesa redonda ‘100% BEV’s by 2035 – Can Europe’s single market deliver?’ / BMW

Respecto a las necesidades del cliente, Terroba señaló la importancia de la claridad, la asequibilidad y la confianza en la red de recarga. Explicó que España cuenta con unos 52.000 puntos de carga pública, aunque un 25% no está plenamente operativo y solo un 20% ofrece potencias superiores a 50 kW. Como referencia, mencionó el caso de Portugal, donde la combinación de incentivos estables, una fiscalidad adecuada y un marco regulatorio coherente ha favorecido que el vehículo eléctrico alcance una cuota del 18%, apoyado en una red de carga más densa y eficiente.

Impacto medioambiental

La neutralidad tecnológica como una necesidad para aquellos casos en los que una sola solución no es suficiente fue otro de los argumentos esgrimidos por Terroba. En ese sentido, el grupo BMW trabaja con múltiples tecnologías que evolucionan en paralelo al vehículo eléctrico para adaptarse a distintas necesidades.

Así mismo, Terroba también destacó la importancia de evaluar el ciclo de vida completo del vehículo para medir y reducir su impacto ambiental. En este proceso, el grupo BMW cuenta con la revisión externa de TÜV Rheinland Energy y pone los datos a disposición del cliente.

La previsibilidad es clave para generar confianza y los incentivos estables son más que necesarios para avanzar hacia la movilidad 100% eléctrica. De esta manera concluyó su intervención Terroba, a la que añadió que las infraestructuras fiables y una regulación neutra tecnológicamente son igualmente determinantes para que Bruselas consiga sus objetivos.