Un inicio dubitativo y 20 minutos arrolladores para dar el segundo paso hacia la Copa del Mundo 2027. España saldó con un plácido triunfo ante Georgia (90-61) su regreso a Tenerife, casi siete años después, en un encuentro en el que le costó entrar en calor -llegó a estar 10 abajo y luego con un 23-29-, pero que solventó sobradamente con dos momentos de lucidez superlativa.
El primero de ellos con un parcial de 24-4 y algo más tarde con otro de 23-8. En total, entre esos dos lapsos, un arreón 47-16 -amparado sobre todo en sus 14 triples- al que Georgia no pudo contestar (70-45) para que el duelo no tuviera ya mayor historia cuando todavía restaba más de un periodo por disputarse.
Con Santi Yusta como máximo anotador (17 puntos), el más completo del plantel de Chus Mateo -salda esta primera ventana con un dos de dos- fue Izan Almansa, autor de 12 tantos, nueve rebotes, tres robos y otros tantos tapones, para 24 de valoración. En clave canarista, tablas en el duelo dentro de la pintura, con Fran Guerra yéndose hasta los seis puntos y seis rebotes para 10 de nota, miemtras que Gio Shermadini acabó con un 8+6 para 13 créditos.

La selección española, durante el himno nacional. / Arturo Jiménez / t
La noticia negativa, la lesión de Great Osobor, lastimado en su rodilla derecha y que apenas pudo estar en cancha algo más de minuto y medio.
Atrabancado en el arranque
Pese a ese plácido triunfo final, en el inicio España se sintió muy incómoda. Sensación que Georgia provocó gracias a la calidad de Shengelia (triple y metió en dos faltas a Salvó), y en las penetraciones de Andronikashvili, sin contestación de su par ni tampoco por parte de las ayudas interiores (2-9).
Con la verticalidad de Yusta como casi único argumento, España encontró en el perímetro a Álex Reyes y Fran Guerra (8-11). Pero se trató de un parche momentáneo, porque Shengelia siguió generando ventajas y Sanadze (siete puntos seguidos) ejecutándolas (8-18).
La segunda unidad
Lo tuvo que parar Mateo mientras recurría a una segunda unidad que le dio un pequeño punto de inflexión al errático arranque. Incluso ante la preocupante lesión de Osobor, que tuvo que abandonar la cancha sin poder apoyar tras un golpe recibido en su rodilla derecha. Así, entre la actividad interior de Almansa -traducida en un puñado de libres- y las penetraciones de Lluís Costa, España se agarró al partido (21-22, 11′).
La recuperación hispana pareció ser un espejismo ante la entrada en escena de McFadden y un par de acciones interiores, marca de la casa, de Shermadini (23-29). Ahí sin embargo, España sí logró darle un giro de 180 grados al encuentro. En su lado de la cancha porque aumentó un par de puntos su intensidad defensiva, en especial en los 1×1; y en la media pista rival porque supo mover con criterio el balón para generarse situaciones liberadas en las esquinas que aprovecharon Pauli y, en dos ocasiones, Busquets (32-29, 15′).
Parcial de 14-0
En franquicia en el marcador por primera vez en todo el partido, los de Mateo pusieron la directa y estiraron su arreón hasta un 14-0 culminado por un nuevo triple, esta vez obra de Yusta. Vendaval ofensivo que pudo esconder un tanto la notable labor atrás de España, capaz de mantener a su rival en la más absoluta sequía durante más de cinco minutos.
Invertidas las tornas, la selección siguió golpeando desde el arco (triple de Salvó, el quinto del cuarto, y 8/19 al descanso); se supo mover a la perfección en el correcalles en el que, por momentos, se convirtió el duelo; sacó del partido a Shengelia (solo dos puntos en el cuarto); y además se benefició de la errática puntería georgiana desde el 4,60 (0/4 entre Shermadini y Shengelia).
Y 14 arriba al descanso
Sin imaginarlo ni esperarlo, España había trasladado a su oponente toda esa incomodidad vivida en el arranque. Cambio de tornas traducido en un demoledor parcial, en apenas siete minutos, de 24-4 (con Yusta ya en 11 puntos) y con el que los de Chus Mateo se plantaron en el intermedio con un cómodo 47-33.
La salida de la selección tras el paso por los vestuarios se alejó en demasía de escenificar una continuidad a los minutos previos (47-37), si bien esa zozobra duró lo que tardó Alberto Díaz en encadenar tres acciones positivas: triple desde la esquina, robo en saque de fondo, y un nuevo triple a la remanguillé para el 53-37.
También a la carrera
Georgia trató de mantenerse en pie amparado en Shermadini y Shengelia (55-43), pero le resultó más que insuficiente ante un rival, España, que además de seguir haciendo daño desde el arco (ya 11 triples) encontró un filón corriendo y descubriendo las costuras del balance defensivo de su rival. Con esa velocidad de más los de Mateo se dispararon hasta el 60-43 (28′).

Shermadini, ovacionado por la grada, en su presentación. / Arturo Jiménez / t
Ese nuevo impulso lo completó España siendo más agresiva atrás, hasta el punto de que a Georgia se le hizo de noche en más de una ocasión para superar su propio lado de la pista. En el mismo lapso de tiempo que en el segundo acto (siete minutos), los de Mateo habían firmado un nuevo parcial demoledor, en esta ocasión de 23-8, con el que dejaron sentenciada su victoria (70-45). Incluso cuando todavía quedaba por delante más de un periodo.
Cuarto acto que apenas tuvo historia, con una máxima renta de 33 (83-50) y un intercambio final de canastas en el que Francis Alonso se fue hasta los 10 tantos en solo cinco minutos. A España, en esta ocasión con un Santiago Martín abarrotado, le siguen sentando bien sus visitas a la Isla.
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