La reforma laboral genera opiniones divididas en torno a su impacto en Colombia
Una nueva ley colombiana busca llevar a Jesús Ríos a la formalidad. Tengo un domicilio para el 719, no sé. trabaja para la firma líder de reparto de alimentos por aplicación y la idea lo seduce, pero también le plantea un dilema, ser empleado o mantenerse como independiente. Hay muchas personas que le gusta este trabajar en en casos de oficina, en casos de como decir tener un contrato, pues en este caso nosotros pues eh nos gusta trabajar en este método independiente porque tenemos flexibilidad de de horario. De la modalidad que escoja dependerá si él o su empresa paga por su afiliación a los sistemas de salud, pensiones y riesgos laborales. Si nos eh nos toca a nosotros cancelar eso, pues ya nosotros teníamos que ver lo del arriendo, lo de la comida, lo de lo de lo de precisamente si tenemos que pagar ese eh ese tipo de de ese tipo de salario. como que decirlo así mensualmente, garantizar los derechos laborales de los repartidores es apenas uno de los tantos cambios que plantea la recién aprobada reforma laboral. A diferencia de Jesús, Héctor Sinisterra sí tiene un empleo formal. Ahora recibirá un pago mayor por trabajar domingos, festivos y horas nocturnas. Es un ingreso adicional muy necesario ahora para él y su creciente familia. Y el incremento podría ser, pues estamos así, un paneo, no sé, de 200,000 que pues claro, se puede invertir en otra en otra cosa adicional que tengamos ahí pendiente. No sé, puede ser en un viaje, puede ser, ¿me entiendes? Porque nos gustan los viajes. Aunque le queda un sabor agridulce, Héctor trabaja en uno de los sitios turísticos más emblemáticos de Bogotá. es uno de los 170 empleados de este restaurante cuyo administrador ahora duda sobre la sostenibilidad de esa plantilla en el tiempo. La carga de un empleado dentro del formalismo es muy alto. Estamos hablando del 50% sobre lo que es el ingreso de una persona. Eh, entonces no es un momento que uno pueda decir, “Las empresas tienen de de de qué agarrarse. Una limonada de granadilla. La nueva legislación aguarda por su reglamentación y su aplicación gradual complementa una ley previa que llevará la semana máxima de trabajo a 42 horas en 2026. Ambas corren el riesgo de no llegar a toda la población, pues más de la mitad labora en la informalidad.