Ver a jubilados extranjeros en la costa española no es nada nuevo. Los hay por millones, concentrados sobre todo en las islas, Málaga y la Comunidad Valenciana. Y cualquiera que haya tenido la oportunidad de pasarse una semana por Londres puede entenderlo: el Big Ben está muy bien, pero la playa, el buen tiempo, la gastronomía, la sanidad pública, el carácter agradable… No tienen comparación.
¿Cuál es la mejor ciudad para jubilarse del mundo?
“Live and Invest Overseas es un portal económico norteamericano, que como su nombre indica, se especializa en hablar sobre la vida e inversiones a nivel internacional. Y ha sido el que ha decidido elaborar un top de los 10 mejores países para jubilarse, recomendando una ciudad en concreto de cada uno de estos. Sus criterios han sido principalmente la seguridad, el coste de vida y el dinero necesario para emprender el traslado. Y a nadie sorprende que su veredicto haya señalado a una ciudad de moda y que se sitúa en todos los tops de las mejores ciudades para vivir: Valencia.
El portal describe la capital del sureste español como una atractiva ciudad costera ideal para invertir en inmuebles, alabando su arquitectura, sus exóticos mosaicos y su cultura mediterránea. Y califica el inglés de los locales como decente, al menos suficiente para hacer la compra y pedir en un restaurante. No está mal.
Entre las principales virtudes de España este medio americano señala el bajo coste de vida en comparación a la calidad de la misma y al sistema sanitario, nuestra rica historia y cultura, apreciándose en música, gastronomía, viticultura, arte, arquitectura y diseño o festivales; y la diversidad de nuestra geografía, con multitud de montañas, valles, ríos e islas. Es curioso que identifique el hecho de que nuestro país es el segundo más montañoso del continente, tras Suiza, como la razón de la diversidad cultural existente.
Para los estadounidenses Valencia es ridículamente barata, increíblemente segura, se come de escándalo y tiene un tiempo envidiable. Y no seremos nosotros los que les quitemos la razón.