La muerte del ‘streamer’ francés Raphaël Graven, conocido por su alias Jean Pormanove, durante una retransmisión en directo de la plataforma Kick, en la que otros participantes lo maltrataban, ha conmocionado a Francia. El exmilitar, de 46 años, falleció el lunes en la localidad de Contes, a pocos kilómetros de Niza, tras varios días de emisiones en las que, junto a otros dos compañeros de pantalla, fue víctima de sus golpes, estrangulamientos e insultos, mientras miles de espectadores lo veían desde sus casas. La Fiscalía de Niza ha ordenado que se le realice una autopsia y ha abierto una investigación para determinar las causas del deceso, así como la responsabilidad de los implicados.

Los agentes han encontrado el cuerpo de Graven en un colchón, cubierto por una colcha, en la sala donde se grababa el directo. Las imágenes, que ya se han retirado, mostraban cómo otros participantes trataban de despertarlo, sin éxito, después de haberle golpeado e insultado durante la retransmisión. La emisión había durado 298 horas y, según RTVE, los agresores llegaron a embolsarse 36.000 euros por ella. Incluso, días antes, obligaron a Pormanove a declarar en cámara que, si moría durante una retransmisión, sería por culpa de su mala salud y no por la de ellos.

En el vídeo, junto a Jean Pormanove, aparecían tres personas: Owen Cenazandotti, de 26 años, conocido como Naruto; Safine Hamadi, de 23, alias Safine; y un tercer individuo, al que se le ha identificado como Coudoux. La Fiscalía gala centra la investigación sobre los dos primeros, a quienes le atribuye una presunta incitación pública a la violencia, maltrato en grupo contra una persona vulnerable y la difusión de imágenes vinculadas a los delitos. Según ha revelado el diario digital Mediapart, se investigaba a ambos streamers por otros episodios de violencia ejercida sobre personas vulnerables, llegando a prestar declaración en enero, pero siguieron generando contenidos.

La Fiscalía de Niza ha encargado a la Policía Judicial que reúna todas las pruebas y que analice los vídeos difundidos en Kick, un portal de streaming con sede en Australia que compite con Twitch, cuestionado desde hace mucho tiempo por su escaso control de contenidos. Según la cadena de televisión francesa TF1, las autoridades galas ya habían recibido en diciembre de 2024 una alerta sobre la naturaleza de las emisiones.

Las plataformas deben cumplir la ley

La ministra de Inteligencia Artificial y Tecnología Digital, Clara Chappaz, ha definido estos hechos de “absolutamente atroces” y, en su cuenta de la red social X, ha subrayado que la justicia francesa continuará trabajando para esclarecer la muerte de Pormanove. 

Chappaz también ha indicado que ha puesto el caso en conocimiento de la autoridad audiovisual francesa, Arcom, que debe aclarar por qué no ha intervenido antes a pesar de las denuncias. Asimismo, ha defendido que, en estas situaciones, “podemos actuar como colectivo denunciando directamente a las plataformas a través de Pharos”, el portal galo creado para para denunciar contenidos ilícitos en internet.

“La responsabilidad de las plataformas online sobre la difusión de contenidos ilícitos no es una opción: es la ley. Este tipo de fallos puede conducir a lo peor y no tienen cabida ni en Francia, ni en Europa ni en ningún otro lugar”, ha advertido la ministra, que ya ha exigido explicaciones a Kick, la plataforma que alojaba las emisiones.

Kick Francia, por su parte, ha asegurado que cooperará con las autoridades francesas y ha anunciado que abrirá una investigación interna sobre los sucedido, además de iniciar una revisión de todos sus contenidos en francés. “Nuestra prioridad es la de proteger a todos los creadores y garantizar un entorno más seguro en Kick”, ha señalado la compañía con sede en Australia, en un mensaje publicado en su cuenta de X, en la que  también asegura que se ha expulsado de su plataforma a “los streamers que participaron en ese directo”, al menos, “mientras dure la investigación.”

La muerte de Jean Pormanove en Francia ha avivado el debate sobre la permisividad de algunas plataformas digitales, que atraen audiencias millonarias con emisiones violentas o degradantes. El ‘streamer’ acumulaba más de medio millón de seguidores en TikTok y 670.000 en Twitch. Su caso ha puesto en evidencia, según Le Monde, la vulnerabilidad de quienes se prestan a este tipo de contenidos y la falta de límites en un sector donde la moderación sigue siendo difusa. 

La polémica recuerda también al caso del portal en el que el marido de Gisèle Pelicot la ofrecía para que decenas de hombres la violasen mientras ella, por efecto de las drogas que le suministraba Dominique Pelicot, estaba inconsciente. Una web clausurada en 2024 tras acumular miles de denuncias por pederastia y proxenetismo. Entonces, los tribunales justificaron el cierre por “su notoria ausencia de moderación”.