Desde el año pasado, las fiestas de Villena ofrecen una gran variedad festiva, que tiene en los toros el plato fuerte de la tarde del día 7 de septiembre, en las celebraciones en honor a Nuestra Señora de las Virtudes, patrona del municipio alicantino. Una figura veterana, Sebastián Castella; una revelación presente, Borja Jiménez; y un joven prometedor, Tristán Barroso, conformaron la terna con los toros de Julio de la Puerta. Un cartel poco habitual para una plaza de toros cuyas instalaciones son prácticamente perfectas. Su cubierta evita los sinsabores del viento, que ayer sopló con fuerza en buena parte de la provincia, y da tranquilidad a los toreros.

Abrió la tarde la figura francesa de Béziers, Sebastián Castella, quien, con el primero de la tarde, logró dibujar con su capote cuatro verónicas de ensueño. Más tarde, con la muleta, basó la faena en el pitón derecho, por el que el toro tenía más recorrido, aunque sin decir mucho. Siempre bien colocado, Castella quiso mostrar al toro por el otro pitón, pero fue muy complicado. Al final, una estocada trasera y desprendida, que vino precedida de un pinchazo, fue la rúbrica a su faena.

Con el cuarto, el francés logró cortar la primera oreja de la tarde, y lo hizo dándole categoría a la expresión de «torero veterano». Esa veteranía hizo que diera la vuelta a la tarde con una faena de poder y de profundidad a partes iguales. Más poderoso con el toro por el pitón derecho, y más profundo con pasajes de gusto y elegancia con el toreo al natural. Este fue un buen toro, que tuvo transmisión y un punto de exigencia. Castella lo mató de estocada trasera y desprendida, y, tras un golpe de descabello, cortó una oreja de peso.

Llegaba a Villena Borja Jiménez como gran figura del momento, y así se comportó. El segundo fue un toro castaño, bajo y humillador. El de Espartinas lo lanceó con gusto en el capote, y, más tarde, en la muleta se pudo ver el extraordinario momento profesional que atraviesa este torero. Técnicamente impecable, el toro le permitió dibujar algún que otro cartel de toros. El mal uso del estoque emborronó la faena, que fue silenciada.

Con el quinto vimos algunos de los mejores instantes de la tarde, de la mano de un Borja Jiménez que pudo hacer disfrutar al público con una faena muy asentada y de dominio por los dos pitones. Es verdad que el toro se fue viniendo a menos según crecía la exigencia del sevillano. Lo mató de una estocada, tras un pinchazo, y cortó la segunda oreja de la tarde.

El más joven de la terna era Tristán Barroso, que vino decidido a dejar su buena impronta. No pudo mostrar mucho con el tercero, un toro sin celo y con muy pocas opciones de lucimiento. Pero llegó el sexto, que fue para Barroso uno de esos toros que te ponen a prueba, y Barroso la superó con creces. Fue este un animal más encastado que sus hermanos, y Barroso le planteó una faena de entrega absoluta y sin probaturas. Ya con la muleta, el trasteo tuvo mucha transmisión desde el inicio, y especialmente lucidos fueron los muletazos por el pitón izquierdo. Una gran estocada puso el colofón de oro a la faena de Barroso, que sale de Villena reforzado como un torero a tener muy en cuenta.

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