06/09/2025
Actualizado a las 12:05h.
Después de meses duros de trabajo, de días pensando en destinos de vacaciones, barajando distintas posibilidades, planificando el viaje, de horas y horas soñando con ese descanso en un lugar idílico… la realidad acaba siendo muy distinta a la que prometen las webs o agencias consultadas.
Es lo que ha vivido, o sufrido, mejor dicho, una española, Carmen Sánchez, al otro lado del Atlántico. Su destino fue Punta Cana, elegido, seguramente, por sus playas de postal, hoteles de lujo o puestas de sol de ensueño. Parecía el destino perfecto para desconectar del estrés, pero…
«Yo lo que quería era sol, buena comida, una playa limpia, y un poquito de mimo, como se supone que ofrecen los resorts de cinco estrellas. Pues mira, menudo chasco», empieza diciendo esta española en un vídeo que, por cierto, acabó siendo eliminado de su cuenta.
«Punta Cana se pinta como un paraíso pero para mí ha sido todo un infierno», afirma de manera tajante. No es para menos, teniendo en cuenta lo que menciona a lo largo del vídeo. «Empezamos por una piscina en la que apetece mucho meterse porque está bien limpita…», relata con sarcasmo. Así que pensó en optar por la playa. Error. «Para eso tengo un hotel en primera línea de playa. Ah, espera, que está lleno de sargazo», continúa la descripción de los hechos.
Como si no fuera suficiente, el alojamiento fue otro motivo de frustración. «¿Habitación? Llena de cucarachas», denuncia, visiblemente molesta. El buffet, que suele ser uno de los atractivos principales en estos resorts, tampoco cumplió sus expectativas. «Comida que no sabe a nada. La salsa no me sabe a salsa. La patata no me sabe a patata», cuenta su pareja, que acompañó a Carmen Sánchez en este viaje.
«Todo aquí es cinco estrellas… Pero en nuestro estándar esto son tres estrellas»
Otro aspecto que pareció haberle sacado de quicio fue el ritmo de vida local. Acostumbrada a la rapidez de Madrid, fue incapaz de conectar con la calma caribeña. «La gente del Caribe se lo toma todo con mucha calma. Nosotros venimos de Madrid, que queremos ‘pum, pum, rápido’», dice. Y esa parsimonia se hacía más evidente cuando pedía una simple bebida refrescante. «Necesito beberme un café, una coca cola de verdad. Nada es lo que parece», se queja mientras explica que muchas marcas en los hoteles son genéricas o locales, simulando ser internacionales.
El contraste entre lo prometido y lo recibido ha sido, para ella, demasiado evidente. «Todo aquí es cinco estrellas… Pero en nuestro estándar esto son tres estrellas», afirma con rotundidad. Especial mención hace al segundo hotel de su estancia: «Hemos estado en dos hoteles: el primero, Barceló Bávaro Grand Resort, ese hotel estaba bien. El segundo hotel, que se llama Impressive, no vayáis. Ahorráoslo».
A pesar del evidente malestar, no todo fue negativo. «Las excursiones han estado divertidas, el primer hotel lo disfrutamos». Pero lamentablemente, el segundo alojamiento cambia su percepción general. «Este segundo hotel ya nos ha terminado de rematar. El estilo caribeño nos ha matado, la comida nos ha matado», concluye.
Reportar un error