Redacción
En el día a día de la consulta, muchos profesionales médicos atienden a personas mayores que, pese a vivir en su domicilio, presentan signos de aislamiento, pérdida de autonomía o deterioro funcional. En este contexto, el centro de día se posiciona como un recurso sociosanitario con valor preventivo, funcional y emocional para envejecer con una mejor calidad de vida. Estos espacios permiten mantener la actividad física, cognitiva y social en un entorno profesionalizado y estructurado.

«Los centros de día son el recurso perfecto para personas mayores que mantienen autonomía, pero que ya necesitan apoyos para seguir haciéndolo o bien porque ya no pueden quedarse solos si su familiar no está en casa, o porque están solos y no les gusta, o bien porque quieren mantener o mejorar su envejecimiento y necesitan más interacción social y actividad», señala la Dra. Sara González, directora médica de Amavir.

Sin embargo, lamenta que «muchas veces esta elección se hace demasiado tarde y cuando los mayores llegan al centro de día ya tienen un deterioro cognitivo o funcional avanzado que les impide sacarle el rendimiento al servicio, porque solo los traslados ya son traumáticos para ellos». Detectar a tiempo los primeros signos de vulnerabilidad, como dificultades para cocinar, estar demasiado tiempo solo o la pérdida de interés social, puede marcar la diferencia entre envejecer con autonomía o derivar hacia la dependencia.

Desde la mirada médica, hay factores clave que convierten al centro de día en una recomendación eficaz y personalizada: mantenimiento de capacidades físicas y cognitivas, prevención del aislamiento, seguimiento profesional continuo y apoyo a las familias y cuidadores

Amavir, con una amplia red de centros de día en toda España, cuenta con un modelo donde se otorga gran relevancia a la estimulación cognitiva, el movimiento diario y la conexión emocional con el entorno. «Nuestro objetivo no es solo cuidar, sino acompañar a cada persona desde su historia y sus capacidades. La atención centrada en la persona no es un eslogan, es nuestra manera de trabajar», afirma la directora médica de Amavir.

Rutina, actividad y cuidado: pilares contra el deterioro

El modelo de intervención en los centros de día de Amavir se basa en una valoración geriátrica integral y multidisciplinar, desde la cual se diseñan planes personalizados de actividad física, terapia ocupacional y estimulación cognitiva. La meta es clara: mantener la función el mayor tiempo posible.

«Hoy, cuando hablamos de salud, hablamos de función», señala la directora médica de Amavir. «La pérdida de musculatura (sarcopenia) provoca la pérdida de fuerza y dificultad en la movilidad, lo que aumenta el riesgo de caídas, fracturas y de dependencia», explica. Por ello, la fisioterapia y la actividad dirigida no son complementos, sino parte esencial del plan de cuidados. A ello se suman intervenciones desde la psicología y la terapia ocupacional, que construyen rutinas significativas, adaptadas a los gustos y capacidades de cada persona.

En los centros de día se establecen, tras la valoración, las intervenciones de fisioterapia adecuadas que van a mejorar, o por lo menos mantener, el estado del usuario potenciando los ejercicios que aumenten la musculatura o al menos a no perder la que tengan
Un espacio que cuida y acompaña

Frente al aislamiento, los centros de día ofrecen una oportunidad de reconexión social. Sin embargo, no todos los casos de soledad se abordan igual. «Antes de intentar combatirla, necesitamos conocer muy bien a la persona y saber si esta soledad es deseada o no. Gracias a esta información encontraremos las actividades que realmente le reconforten», explica la Dra. González, que subraya el valor de una buena valoración geriátrica integral multidisciplinar guiada por ellos.

Este enfoque se articula en el modelo Guiados Por Ti, que Amavir aplica en todos sus centros. «Queremos que sea la persona quien nos diga qué quiere conseguir viniendo al centro de día, cómo afectan a su vida sus enfermedades y qué necesita para sentirse mejor. A veces esto no se logra el primer día, es un proceso que se va construyendo día a día», resalta.

El centro de día no solo aporta beneficios directos al usuario, también desempeña un papel esencial como recurso de respiro para el entorno familiar. «Cuidar al cuidador es imprescindible para mantener la posibilidad de que las personas mayores sigan viviendo en su casa y en su entorno», afirma. Gracias a la permanencia diurna en el centro, los cuidadores disponen de tiempo para trabajar, descansar o atender sus propias necesidades, con la tranquilidad de saber que su familiar está atendido por un equipo multidisciplinar.

Dra. González: «Cuando un médico recomienda un centro de día, está generando salud comunitaria y familiar»
El médico, figura clave en la derivación al centro de día

Uno de los puntos más relevantes del modelo de Amavir es la importancia de que sea el médico quien recomiende este recurso. «El médico de atención primaria debería ser quien oriente al paciente hacia un centro de día cuando detecta que empieza a estar solo, con menos apoyos o necesita más actividad para mantener su autonomía», sostiene la Dra. González. «El profesional médico no solo trata enfermedades, también orienta decisiones de vida. Cuando un médico recomienda un centro de día, está generando salud comunitaria y familiar», precisa.

Además, explica cómo es la coordinación de los equipos de Amavir con atención primaria y especializada. «En el centro de día la relación con los médicos de primaria y especializada es pequeña porque mantienen sus médicos de atención primaria (MAP), no como en los casos de residencia, donde la relación con especializada sobre todo geriatría y con las Unidades de Apoyo a Residencias (UAR) vinculada a primaria es cada vez mayor y mejor, pero porque los usuarios pasan a pertenecer al CAP que nos corresponde», detalla. Por ello, desde Amavir insisten en la importancia de que los usuarios o sus familiares comuniquen todos los cambios de medicación que puedan afectar al tratamiento o al bienestar diario.