Madrid

Quizás nunca hayas oído hablar de ellas, pero gran parte del oxígeno que respiras proviene de una Prochlorococcus. Son diminutas cianobacterias que viven en el mar. Son tan pequeñas que se estima que en los océanos del mundo hay 10²⁷ células. En algunos lugares hay tantas que en un solo litro de agua de mar puede haber cientos de millones de Prochlorococcus.

Son muy muy pequeñas. Miden 0,7 micrómetros de diámetro. Para que nos hagamos una idea, uno de nuestros glóbulos rojos mide 8 micrómetros.

Con este tamaño tan minúsculo, y su característico color verde (marcado por la presencia de clorofila) su labor es esencial para la vida en la Tierra. Viven -sobre todo- en las aguas oceánicas más cálidas y desde allí hacen algo clave para nosotros: la fotosíntesis que aporta el oxígeno que respiramos.

Esta es la razón por la que este estudio publicado en Nature es tan importante. Dice que la Prochlorococcus está en peligro. Y con ella, nosotros también.

Lo asegura el equipo encabezado por François Ribalet, de la Universidad de Washington. Ha analizado los datos de miles de observaciones de campo durante una década para concluir que las tasas de reproducción de las Prochlorococcus caen bruscamente en escenarios de calentamiento del agua. Esto les lleva a asegurar que a finales de este siglo, en regiones tropicales, la presencia de esta bacteria fundamental para nuestra supervivencia podría disminuir entre el 17 % y el 51 %.

Imagen de microscopio electrónico de varias células de Prochlorococcus. Crédito Natalie Kellogg,

Imagen de microscopio electrónico de varias células de Prochlorococcus. Crédito Natalie Kellogg,

AmpliarImagen de microscopio electrónico de varias células de Prochlorococcus. Crédito Natalie Kellogg,

Imagen de microscopio electrónico de varias células de Prochlorococcus. Crédito Natalie Kellogg,

Cerrar¿Cómo se ha hecho el estudio?

Los autores han usado un citómetro de flujo continuo instalado en barcos durante 90 trayectos que han supuesto 200.000 kilómetros a través de los océanos. Con él han medido una cantidad impresionante de células de fitoplacton: 800000 millones.

A partir de estos datos han creado un modelo que explica cómo cambia la distribución de tamaños de células y lo han cruzado con «modelos ecosistémicos globales» para comparar cómo era la temperatura del mar antes de la época industrial (antes de 1860), cómo son ahora y cómo van a ser a finales de siglo bajo dos escenarios de emisiones (uno moderado y otro alto).

Las conclusiones

Las Prochlorococcus aumentan su tasa de división, es decir, se reproducen bien y a buen ritmo, con temperaturas «hasta aproximadamente 28 °C». Por encima de esa temperatura empiezan los problemas: las tasas «empiezan a caer forma pronunciada», según el estudio. Según lo observado, «entre 28 °C y 31 °C la reducción puede ser casi tres veces». La caída, dicen los autores, «parece dominada por la temperatura más que por la luz o los nutrientes».

Si la temperatura sigue subiendo, los autores creen que se producirán «reducciones muy importantes en la producción de Prochlorococcus en regiones tropicales» pero también se producirán en el resto de los mares. El estudio habla de un arco entre el 10 % y el 37 %, porque, aunque el hábitat se expanda a latitudes más altas, las pérdidas en las zonas más cálidas son tan grandes que afectarán a todo el ecosistema.

¿Qué efectos tendrá?

Las Prochlorococcus son productoras de oxígeno, pero también componentes centrales del alimento oceánico de miles de especies. Su declive, según los investigadores, «puede desencadenar efectos en cascada en todo el planeta».