Redacción
La combinación de tratamiento farmacológico con liraglutida y modificaciones en el estilo de vida permite una reducción significativa del peso en adolescentes con obesidad severa, según un estudio publicado en Anales de Pediatría, la revista científica de la Asociación Española de Pediatría. El trabajo, desarrollado por un equipo del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (Tenerife), aporta nueva evidencia en un terreno aún poco explorado: el uso de agonistas del receptor GLP-1 en población pediátrica.

Uno de cada tres adolescentes tratados con liraglutida logró reducir al menos un 10 % de su peso, una tasa muy superior a la obtenida solo con intervención conductual. En concreto, el 48,4 % del grupo tratado farmacológicamente alcanzó una pérdida superior al 5 % del IMC, frente a solo el 3% del grupo control, que solo recibió intervención sobre alimentación y actividad física.

El trabajo aporta nueva evidencia en el uso de agonistas del receptor GLP-1 en población pediátrica: Uno de cada tres adolescentes logró reducir al menos un 10% de su peso

El estudio, observacional y retrospectivo, incluyó a 62 adolescentes de entre 12 y 18 años con un índice de masa corporal (IMC) por encima del percentil 95. A 31 de ellos se les administró liraglutida (un agonista del receptor GLP-1 aprobado por la EMA desde 2021 para mayores de 12 años) junto a cambios en el estilo de vida. Los otros 31 solo siguieron intervención conductual.

Además de la pérdida de peso, los adolescentes tratados con liraglutida presentaron mejoras relevantes en insulina, HOMA-IR, triglicéridos y presión arterial sistólica. También se observó una reducción en el número de casos de prediabetes. Estos beneficios se mantuvieron seis meses después de finalizar el tratamiento, lo que apunta a un posible efecto sostenido.

los adolescentes tratados con liraglutida presentaron mejoras relevantes en insulina, HOMA-IR, triglicéridos y presión arterial sistólica

“Nuestro trabajo muestra que los fármacos GLP-1 pueden ser eficaces y seguros en pacientes seleccionados, siempre combinados con intervención sobre el estilo de vida”, señala la Dra. Mónica Ruiz Pons, especialista en Nutrición Infantil y primera autora del estudio. La liraglutida actúa reduciendo el apetito y aumentando la saciedad al activar receptores GLP-1 en el hipotálamo, con efecto también a nivel intestinal.

En España, estos tratamientos no están financiados en menores de 18 años salvo en casos de diabetes tipo 2, lo que limita su acceso. “Sabemos que la dieta y el ejercicio no son suficientes en casos graves; hay que ofrecer alternativas terapéuticas cuando fallan las medidas iniciales”, subraya la Dra. Ruiz Pons.

El estudio plantea la necesidad de revisar las estrategias terapéuticas actuales en obesidad pediátrica. Los autores abogan por considerar el uso de fármacos GLP-1 tras 4–6 semanas de fracaso en la intervención conductual, alineándose con las últimas recomendaciones de la American Academy of Pediatrics, que ya contempla un abordaje activo desde los seis años.

Finalmente, los investigadores recuerdan las limitaciones del estudio, como su carácter observacional o la autofinanciación del tratamiento por parte de las familias. Insisten en la necesidad de ensayos clínicos a mayor escala y con seguimiento a largo plazo para evaluar tanto la seguridad como la adherencia terapéutica en la adolescencia.