Mármol rosa para la piscina de un palacete gaditano inolvidable

Un flechazo. Eso es lo que sintió la pareja de austriacos que caminaban con sus dos hijas por El Puerto de Santa María cuando se fijó en uno de los muchos palacios que trufan la ciudad. De inmediato, supieron que debían hacerse con él. Y que debían encargarle la reforma a los autores de otro flechazo: el que habían sentido al ver las fotos de la CASAVB publicada en las páginas de AD.

Eran Lucas y Hernández-Gil / Kresta Design (AD 100), quienes supieron de inmediato cómo sacar de su sueño centenario aquel espacio privilegiado: inspirándose en la casa patio mediterránea. Buceando en el concepto, surgió el impluvium de la domus romana, es decir, la parte hundida del atrio, un pequeño estanque diseñado para albergar el agua de lluvia que entraba por el compluvium (una gran abertura rectangular practicada en el techo) y trasladarla a una cisterna subterránea.

El palacio del que se enamoró la familia austriaca.

© JOSE HEVIA BLACH

Detalle de la entrada.

JOSE HEVIA BLACH

El espacio que da la bienvenida a la casa, de 500 metros cuadrados divididos en tres plantas.

JOSE HEVIA BLACH

Aquí, este espacio se reinterpreta a modo de alberca/terma, lo que constituye “el elemento más significativo del proyecto”, en palabras de los arquitectos. “Ayuda a sobrellevar los veranos, pero permite su uso todo el año. Se incorpora al interior de la casa desde el patio como una terma contemporánea, a la que se accede desde una sala con un gran banco semicircular alicatado con azulejo esmaltado amarillo y azul, a modo de apodyterium”, continúan los ideólogos, refiriéndose a la sala que se utilizaba como vestuario en las termas romanas.

Más allá de esta actuación definitoria, se requería adecuar el espacio interior para el uso por parte de la familia y de sus amigos de manera independiente. Y también de los talentos que en el futuro tomarán el piso más alto, que se diseñará, también por Lucas y Hernández-Gil, a modo de residencia artística. Ello ha requerido dividir la cocina en dos niveles y disponer nuevos baños y dormitorios, lo que se ha hecho sin dejar de respetar la estructura y distribución originales. Por ello, las nuevas piezas se han configurado como ‘cajas o grandes muebles’ que no llegan al techo y permiten ver el antiguo trazado.