La corrida de ayer no será de las que pasen a la historia por su casta, fuerza y pujanza, ya que al encierro del Conde de Mayalde le faltó casta, fuerza y clase, sin que ninguno de los seis sobresaliera de los demás. No empujaron en el caballo y tampoco se arrancaron con alegría en banderillas, por lo que las actuaciones de las cuadrillas tuvieron mucho mérito, ya que fueron medidas, con lucimiento en algunos pasajes, sobre todo en banderillas, tercio en que algunos banderilleros debieron llegarles mucho para clavar con lucimiento. Se cortaron cuatro orejas, pero fue más por el mérito de los toreros que por el espectáculo, jugándose los muslos en ocasiones. 

Nada ha tenido que ver con la buena corrida que este hierro lidió el año pasado, pero estas cosas son así y nunca puedes asegurar que los toros de un año se parecerán a sus hermanos menores el año siguiente, aunque sean de los mismos padres y madres. La de este año no facilitó el trabajo de los hombres de las cuadrillas, aunque tampoco los puso en grandes aprietos, dejándolos hacer, con pocos momentos brillantes, no por la falta de profesionalidad de los de plata, sino porque tampoco brindaban las condiciones de los toros posibilidades de emoción.

Con los palos, la cuadrilla de Molina brilló a gran altura, debiendo saludar tras el tercio de banderillas en los dos toros. En el segundo de la tarde, fueron excelentes los dos pares de Caco Ramos, y meritorio el segundo par de Víctor Martínez, asomado al balcón, saludando Caco con la montera en la mano. En el quinto, fueron José María Arenas y Víctor los que tuvieron que desmonterarse, Arenas con dos pares de gran autoridad, clavando arriba y saliendo con soltura, al igual que el de Víctor. 

Ruiz. Raúl Ruiz le llegó mucho en el tercer par del que abrió plaza, y aseados El Víctor y Gómez Pascual con el cuarto, que los esperaba. En el tercero se asomaron al balcón Agustín Pérez y Alfredo García y en el sexto, parearon con solvencia Larios y Alfredo García en un par cada uno, ya que se cambió el tercio con cuatro palos puestos.

Las lidias fueron suaves y medidas de Arenas en el segundo, y Caco con el quinto. Efectiva y breve la de Larios en el tercero y Agustín Pérez en el sexto y la de Raúl Ruiz, que lo hizo con suavidad a pesar de las dificultades, que planteó muchas, en el cuarto.

No tuvieron que emplearse mucho los varilargueros, pues tampoco empujaron con codicia los toros, eso sí, hubo que medirlos y cogerlos antes de que llegaran al peto, pues las fuerzas no sobraban. Agustín Moreno picó los dos de Molina, uno en la puerta y el otro en su turno y el resto de picadores midieron muy bien sus toros, siendo ovacionado al retirarse, Cristian Romero en el sexto de la tarde.