LaVuelta es también una carrera de segundas oportunidades. Entre los cientos de coches que se mueven cada día en la caravana de la ronda española, hay uno que guarda una historia especial. Lo conduce Ibai Azurmendi, exciclista de Euskaltel que hasta hace poco peleaba en el pelotón y que ahora guía a los invitados VIP de la organización. “Es una aventura bonita. Tenía ganas de volver al mundillo después del parón”, confiesa a MARCA con una sonrisa.
El navarro, de 28 años, decidió colgar la bicicleta tras cerrar su etapa profesional y, mientras tanto, completó sus estudios. “He terminado Magisterio de Educación Primaria, luego hice el máster y además me saqué el título de director deportivo nivel 3. Lo hice para ayudar al equipo de juveniles del pueblo y también por si surge alguna oportunidad en el futuro”, explica.
En esta Vuelta ha encontrado un nuevo rol. “Me ha tocado un grupo de conductores que me ha acogido muy bien. Está David López, Jesús Ruíz, está Sergio Pardilla… cuando corría ni sabía que existían los coches de invitados y ahora me toca uno a mí. Estoy disfrutando mucho cada día con el grupo, es una gozada y me siento como uno más. Ya acaba la Vuelta y no quiero ni que acabe”, reconoce.
Estrés y anécdotas
Su puesto no está exento de momentos de tensión. “Lo más estresante fue con las manifestaciones. Me tocó vivir una situación casi compleja cuando saltaron a la carretera y estaban muy cerca. La seguridad se pone en peligro y se pasa un momento delicado”, cuenta. Incluso recuerda otro episodio: “El otro día casi tenemos un susto serio. Iba adelantando a la fuga y de repente saltaron delante. Se quedaron frente a mí y fue un susto tremendo”.
Pero, más allá de esos sobresaltos, Azurmendi está saboreando la experiencia. “Antes nunca iba en cabeza de carrera y ahora me toca hacerlo. El postetapa lo disfruto de otra manera, con calma, con la gente, viendo la Vuelta desde otro ángulo”, explica.
El ex de Euskaltel no cierra la puerta a seguir ligado al ciclismo. “Volver al mundillo me ha gustado mucho y no descarto seguir si sale alguna oportunidad. Voy a seguir trabajando para que pueda surgir algo”, concluye.
LaVuelta, una vez más, se convierte en escenario de sueños cumplidos y caminos inesperados. Azurmendi lo resume con sencillez: del maillot naranja al coche de invitados, pero siempre en la carretera.