Alberto Moyano

San Sebastián

Martes, 29 de julio 2025, 00:18

| Actualizado 01:10h.

Objeto de cierta idealización en el imaginario colectivo vasco, el baserri ha sido muchas cosas diferentes a lo largo del tiempo: vivienda, por supuesto, pero también lugar de trabajo y factoría. El Instituto de Arquitectura de Euskadi acoge hasta el 14 de septiembre la exposición ‘Baserria. Madera, piedra, mito, presente’, que además de resaltar este patrimonio construido en el medio rural vasco, deconstruye las falsas mixtificaciones de este edificio tan versátil a lo largo del tiempo.

La muestra está comisariada por Ibon Telleria Julian, arquitecto y profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián de la UPV-EHU, donde imparte materias relacionadas con la intervención en el Patrimonio y por Jon Arcaraz Puntonet, profesor de proyectos arquitectónicos en la citada Escuela y con experiencia en el desarrollo de estudios sobre la construcción de diferentes paisajes y la materialidad de sus arquitecturas en diferentes lugares del mundo.

La muestra reúne piezas procedentes del Centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación de Gipuzkoa-Gordailua de Irun, a lo largo de dos salas del antiguo Convento de Santa Teresa de San Sebastián y estructura en los cuatro ámbitos que dan título a la muestra: madera, piedra, mito y ahora. La primera estancia se centra en la madera y la piedra a partir de investigaciones de la Fundación Arkeolan con dendrocronología que ha permitido reconstruir virtualmente el aspecto original de los ‘caseríos lagar’, auténticas unidades de producción agrícola donde la madera constituía el material constructivo absoluto.

El visitante encontrará fragmentos de cada pieza que compone la estructura de un caserío: desde pilares hasta vigas, pasando por tornapuntas y ligazones. Además, se presentan seis muestras de diferentes caseríos para su estudio y datación. Dos maquetas complementan la explicación: una impresa en 3D del pórtico con la pieza central del lagar del Caserío Gomestio de Arrasate y otra que representa el modelo ideal de una estructura de pórticos estandarizada de los caseríos de madera del siglo XV, desarrollada en el Fablab de la Escuela de Arquitectura de la UPV.

La segunda parte de la sala se centra en el punto de inflexión en la arquitectura del territorio que supuso la crisis económica del siglo XVI, que desembocó en la utilización de la piedra como elemento constructivo principal de unos caseríos que, a la vez, abandonaron su vocación comercial para centrarse en el autoabastecimiento familiar. «La verdadera revolución constructiva fue la irrupción de la piedra como material dominante, que colonizó progresivamente las fachadas y gran parte de los paramentos interiores de la planta baja», apuntan los responsables de la exposición. Hay ejemplo de los diferentes tipos de piedra labrada que se usaban en la construcción de los caseríos: sillarejo -piedra de tamaño medio trabajada pero de acabado menos perfecto-, sillar -piedra perfectamente labrada y escuadrada- y un escudo tallado en piedra. Además, se exhiben también dos recreaciones de muros de fábricas, uno de piedra de río -muros construidos con piedras redondeadas extraídas de los cauces fluviales- y otro de lajas -técnica constructiva que emplea piedras planas y delgadas dispuestas en hiladas-.

Las Guerras Carlistas y la industrialización del País Vasco en el siglo XIX originaron una concentración de la población en las ciudades, lo cual supuso un paulatino declive del caserío tradicional. En la segunda sala, se ilustra este proceso, que coincidió con el inicio de un proceso de mitificación del caserío a través de las diferentes disciplinas artísticas. Para ilustrar este fenómeno la exposición recoge tres reproducciones de carteles de inicios del siglo XX, así como un óleo, libros, postales, planos, fotografías y piezas musicales como una zarzuela que tienen como protagonista al caserío desde esa visión romantizada. «Estas obras cristalizaron una visión idealizada del caserío, codificando una imagen incompleta y a menudo ficticia que ha llegado hasta la actualidad», destacan.

En una época de declive

La última sección de la sala plantea el presente y futuro de esta arquitectura, ya en fase crepuscular por cuanto apenas quedan caseríos que combinen las funciones de vivienda y lugar de producción. Los comisarios de la muestra consideran que esta situación ha alumbrado «dos líneas evolutivas independientes: por un lado, la imagen del caserío como elemento del paisaje constantemente reinterpretada; por otro, el ingente patrimonio construido de miles de caseríos distribuidos por el territorio que plantea el desafío de reinventar su uso para las necesidades del siglo XXI».

A través de diversos proyectos de rehabilitación de caseríos, ‘Baserria. Madera, piedra, mito, presente’ pretende abrir el debate sobre el papel que los caseríos pueden seguir desempeñando en la situación actual de crisis de vivienda, ya que estas construcciones del medio rural estaban originalmente destinadas al uso habitacional.

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