«Me considero una persona muy positiva, siempre le doy la vuelta a todo. Soy muy familiar, amiga de mis amigos… Vengo al programa con muchas ganas«, reconoció Judith en su presentación en First Dates.

«¿Qué crees que puede pasar?», le preguntó Laura Boado, a lo que la barcelonesa le respondió que «quiero pasármelo bien, reírme mucho y que, por favor, que el chico hable muchísimo porque me gustan las personas divertidas«.

La comensal destacó antes de conocer a su pareja de la noche que «no puedo quejarme de las parejas que he tenido, pero no han funcionado. Les deseo lo mejor, aunque creo que también yo me lo merezco».

A continuación llegó su cita, Alberto: «Me considero un chico extrovertido, simpático y alegre. Lo más importante para mí es la familia. En el amor me ha ido como la morcilla, cuando te la comes, se acaba«.

«Al ver a Judith no me ha gustado porque va de negro y es ruina», afirmó el agente funerario sobre la barcelonesa antes de pasar a la mesa para cenar y conocerse un poco más.

Durante la velada, Alberto le preguntó por qué se había vestido de negro para la cita: «¿Los ángeles van de luto?». Ella se tomó con humor el comentario y le contestó entre risas: «Sabía que eras funerario y pensé en enlazar el tema».

Pero los comentarios que siguió haciendo Alberto cada vez fueron incomodando más a la barcelonesa, que se marchó para hacer una llamada: «No me gusta nada, te vas a reír de mí… Estoy hasta incómoda. Desde que lo he visto entrar no me ha cuadrado«, le dijo a su amigo.

En ese momento, Carlos Sobera explicó que lo que le podría estar sucediendo en Alberto era un episodio de melanofobia, «que no es otra cosa que el miedo al color negro«. Entonces, Judith llamó a una de las gemelas Zapata para decirle que se iba.

«Te quiero decir una cosa porque me sabe fatal. Que me voy a ir, estoy súper incómoda y no hay feeling«, confesó al levantarse y despedirse de su cita, que le pidió que se quedara, pero la barcelonesa lo descartó.

 «Es una chica que no se quiere porque vistiéndose así ningún ser humano se puede querer», señaló Alberto al ver como se iba. «Con este chico no me tomaría ni un vaso de agua en una fuente del parque», sentenció la comensal.

El dater decidió quedarse y terminar su cena en solitario: «Cuando ella se ha ido, he empezado a disfrutar», aseguró Alberto mientras se comía su hamburguesa y disfrutaba de una copa de vino antes de abandonar el restaurante del amor.