En la memorable escena final de la película El topo, que adapta una de las mejores novelas de espionaje de la guerra fría de John Le Carré, el traidor, una vez atrapado, trata de explicarle entre balbuceos al excompañero que le ha dado caza los motivos de su cambio de bando en favor de los soviéticos: «Occidente se ha vuelto muy feo».
David Rieff
Traducción de Aurelio Major. Debate, 2025. 248 páginas. 20,90€
De un tiempo a esta parte, no son pocos los intelectuales o profesionales con alguna autoridad en su materia que han dado un viraje similar pero en sentido contrario: Occidente se habría vuelto muy feo por culpa de los excesos woke, de una libertad mal entendida o de una arquitectura deshumanizadora (entre otras muchas cosas) y han dado un considerable cambio a sus ideas previas. No solo en España, donde los ejemplos son evidentes, sino en el resto del mundo.
David Rieff (Boston, 1972) es un reconocido pensador estadounidense, hijo de Susan Sontag, quien encarnara casi de forma arquetípica la figura del intelectual «comprometido» y polemista post-68, y quizá eso explique muchos de sus posicionamientos en este libro: al fin y al cabo, seguramente ha padecido muchos de los excesos que critica.
En uno de sus libros más conocidos, Elogio del olvido (Debate, 2017), Rieff abogaba por la necesidad de no insistir en la recuperación de la memoria, precisamente en un momento en el que el discurso habitual era el contrario. Rieff había estado, entre otros sitios, en la guerra de los Balcanes, y era muy escéptico de la posibilidad de una reconciliación si no había, antes, una suerte de amnesia acordada.
En Deseo y destino parece que ha querido ir a la contra, como entonces, pero el truco se ve a la legua. Por un lado, peca del defecto de tantos libros que hacen diagnósticos culturales contundentes: pensar que lo que ocurre en Estados Unidos es la norma del mundo. No es así.
Las exageraciones woke de Estados Unidos son exageraciones woke de Estados Unidos que aquí, por ejemplo, producirían hilaridad. Que gracias a ellas haya ganado Trump puede ser cierto o no, pero es difícil extraer una conclusión universal que apele a un lector, pongamos, en Málaga o Madrid.
En ‘Deseo y destino’ parece que Rieff ha querido ir a la contra, pero el truco se ve a la legua
Todo ello, partiendo de una falacia: que la atención a las reclamaciones de las minorías es incompatible con una política activa en favor de las clases humildes. Podemos reírnos de la interseccionalidad, pero lo cierto es que no es lo mismo ser un trabajador negro que uno blanco en según qué sitios, o mujer y hombre.
El prólogo de John Banville es, en este sentido, especialmente tramposo. Según el novelista irlandés, estamos ante «la satanización de la alta cultura tradicional de Occidente y la actitud más permisiva imaginable ante las desigualdades de clase».
Una de las trampas intelectuales más habituales es la de asociar a tu oponente ideológico con las mayores tonterías que se dicen en ese campo ideológico-político, generalizarlas como fundamentos de esa cosmovisión, y entonces decir que te has ido al otro lado debido a esos dislates. Básicamente, que no te ha quedado más remedio que hacerte reaccionario tras las cosas que ha dicho Judith Butler, algunos disparates de la teoría crítica de la raza o alguna disputa entre distintas olas del feminismo.
¿Quién no iba a serlo si piensa que la «revolución cultural que arrasa en buena parte del mundo rico no tiene precedentes formales»? El lenguaje delata, y Rieff no disimula. Así, según él, la «mentecata tiranía del corazón avanza a buen ritmo».
La conclusión que lanza Rieff, por supuesto, es que Trump es producto de todo esto, y, por tanto, culpa de Obama & Co. Nada original. Pero, visto lo visto en estos meses de presidencia Trump, ¿es sostenible un análisis semejante de la situación? ¿El problema de un Estados Unidos crecientemente autoritario son las exageraciones woke?