Es una lástima que la edición española de ‘Cinco meses de invierno’ no haya conservado la portada original de la editorial norteamericana Hard Case Crime. Porque este es un libro que sí puede juzgarse (y entenderse) por su portada. Mejor me explico, me explico … mejor: la ‘Hard Case Crime’ es una editorial consagrada a la celebración del ‘noir’ y lo ‘hard-boiled’.

Y lo hace rescatando clásicos descatalogados e inéditos extraviados de firmas vintage como James M. Cain y Donald Westlake y Cornell Woolrich y David Goodis; poniendo a jugar a astros de otros planetas como Robert Silverberg o Roger Zelazny; descubriendo a nombres como Jonny Porkpie o a jóvenes prodigios Ariel S. Winter y esa obra maestra del pastiche legítimo que es su ‘The Twenty-Year Death’ donde se invoca a los espectros de Georges Simenon, Jim Thompson y Raymond Chandler. Y sus portadas son deliciosamente retro y muy ‘pulp-fiction’.

Imagen - 'Cinco meses de invierno'

  • Autor
    James Kestrel
  • Editorial
    Salamandra
  • Año
    2025
  • Páginas
    413
  • Precio
    23 euros

Y el magnífico ‘Cinco meses de invierno’ —’Five Decembers’ en el original— de James Kestrel es muy ‘pulp-fiction’ y muy retro.

También es gran y perfecto ‘noir’ ocre-sepia que se las arregla para fundir intriga internacional-política, enigma histórico, ‘love story’ interracial, novela de guerra y aires neo-existencialistas con guiños a Ernest Hemingway, Dashiell Hammett, Graham Greene, Robert Stone y al Denis Johnson de Árbol de humo. Un ‘thriller’ que suena a un James Ellroy más aplacado y que recuerda también —en tempo y tiempo, en situaciones y geografía— a aquel December 6/Toky Station del recientemente fallecido Martin Cruz Smith.

En cualquier caso, todas estas más que nobles inspiraciones e inspiradores se han visto más que compensadas por los elogios dedicados a Kestrel (alias de Jonathan Moore —California, 1977— hasta aquí dedicado al ‘thriller’ urbano y contemporáneo y con maquiavélico y diabólico asesino en serie) por firmas del calibre de las de Stephen King, Denis Lehane, Lee Child, Pico Iyer y de toda publicación especializada que se precie de tal además de haberse llevado el muy codiciado y prestigioso Edgar Award a la mejor novela de 2021.

Los acontecimientos y los kamikazes y las bombas (un par de ellas atómicas) se precipitan

Aquí —con algo que se lee viéndolo casi como si se tratase de filme clásico y exótico dirigido a medias por el panorámico David Lean y el persecutorio Alfred Hitchcock y con, casting del propio Kestrel, Tom Hardy en el protagónico— es Honolulu, diciembre, 1941, vísperas de Pearl Harbor. Y por ahí anda un tipo duro y sensible como Joe McGrady: inspector de policía al que se le asigna la investigación de un doble homicidio que no sólo cambiará su historia sino, también, la Historia. Antes de eso, de su primer asesinato a dilucidar, McGrady —quien está allí desde hace cinco años, cuando dejó el ejército, pero sigue siendo un outsider— mata el tiempo bebiendo y esperando a que algo cambie.

Pero cambia todo. Porque uno de los cadáveres —de ahí que se le ordene a McGrady llevar todo el asunto con ‘discreción’ actuando por las suyas y sin apoyo oficial— es el del sobrino desaparecido de un muy influyente almirante norteamericano. El otro es el de una joven sobrina del (gran personaje) pacifista y ministro de Relaciones Exteriores japonés Takahashi Kansei. Y el sospechoso, ‘John Smith’, ha huido a Hong Kong luego de destripar a un marine y…

Así, una sucesión de bases militares a lo largo y ancho de las orillas del poco pacífico océano Pacífico y la poco sociable sociedad con el detective ultraviolento Fred Ball. Y entonces McGrady está en Japón. Y los acontecimientos y los kamikazes y las bombas (un par de ellas atómicas) se precipitan. Y McGrady es aprisionado/escondido. Y el tiempo pasa y de ahí lo del título y advertencia: buena parte de los policiales suelen transcurrir en una sola ciudad y a lo largo de días, semanas como mucho. ‘Cinco meses de invierno’ —es decir, cinco inviernos— no.

Párrafo aparte merece el excelente tratamiento del muy decisivo frente y costado romántico de la novela: la prometida Molly Radcliffe y la prometedora Sashi Takahashi (hija del ministro) libran su propia batalla en el cuerpo y mente de McGrady quien, al final, luego de mucho tiempo y sufrimientos, cierra el difícil caso, el’ hard case’, para recién entonces abrir el misterio de su futuro.