En el litoral del Alto Ampurdán se levanta la Casa Dr. Moreres, un proyecto del arquitecto Damián Ribas que parte del objetivo de aprovechar al máximo un terreno con fuerte pendiente, abrir la vivienda al horizonte marino y hacerlo con el mínimo impacto visual. El resultado es una construcción que combina limpieza volumétrica, calidez material y una cuidada relación con el paisaje circundante.

Un espacio de doble altura abierto a la bahía

El acceso se realiza desde la parte trasera de la parcela, donde la composición de volúmenes blancos rompe la contundencia de una vivienda de dos plantas y reduce su escala visual. Una plaza de acceso y un alero ligero marcan el punto de entrada, dando paso tanto al garaje como al vestíbulo principal. Este hall actúa como conector vertical y horizontal, con un espacio a doble altura que filtra vistas cruzadas y juegos de luz gracias a celosías y vacíos estratégicamente situados.

La zona de día se abre hacia la bahía con grandes ventanales que diluyen la frontera entre interior y exterior. El salón combina un recogido espacio de chimenea con un área de lectura bañada de luz, mientras que el comedor se vincula con una cocina abierta, separable mediante celosías correderas. El alero del porche actúa de transición entre vivienda y jardín, reduciendo la escala del volumen y funcionando como visera solar. En continuidad, un ala lateral alberga una suite de invitados y delimita la parcela respecto al vecino, mientras que la suite principal se abre en esquina para capturar las mejores vistas del entorno.

CASA DR MORERES

Zona de estar y comedor en planta baja, organizada en un espacio continuo que combina mobiliario natural y grandes ventanales.

Jordi Miralles
El blanco es color que domina

La planta baja también incluye estancias de noche y un sótano, mientras que en la primera planta se distribuyen otros dormitorios, siempre con el vestíbulo como eje articulador. La vivienda se adapta a la topografía original con diferentes cotas, lo que permite integrarla mejor en el terreno. El blanco mediterráneo domina los volúmenes, contrastando con las carpinterías y perfiles metálicos oscuros que subrayan los quiebros geométricos. La madera, la piedra local y la vegetación suavizan el conjunto y aportan naturalidad.

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El paisaje como una envolvente

El paisajismo, desarrollado por María Jover y Ane Barrutia (Local4 Arquitectura del Paisatge), se concibió como una envolvente que protege la intimidad y al mismo tiempo abre el jardín a la bahía. La propuesta debía resolver la tensión entre la carretera situada al este-sur y las vistas privilegiadas hacia el mar. Para ello se plantó arbolado y arbustos en las zonas de mayor exposición, generando una pantalla verde, y se reservaron aperturas estratégicas para conectar con el horizonte.

El jardín se organiza en terrazas adaptadas a la pendiente, siguiendo la tradición de los bancales mediterráneos. La terraza superior, a cota de la vivienda, enlaza con el interior mediante un pavimento continuo que conduce a una zona de césped y un porche abierto a la bahía. Desde aquí, una secuencia de piezas pavimentadas conecta con la terraza intermedia, donde se sitúan la piscina, el solárium y un área de descanso. La piscina, revestida en piedra natural, se orienta hacia el mar para acentuar la sensación de nadar hacia el horizonte.

CASA DR MORERES 01

Vista general de la vivienda, con su fachada blanca y volúmenes geométricos que se abren al jardín y la piscina, rodeada de vegetación mediterránea.

Jordi Miralles

En el límite norte de esta terraza se ha diseñado un espacio de sauló rodeado de vegetación, conectado por escaleras a la terraza inferior. Este nivel, más recogido, integra un huerto y está protegido de la carretera mediante un muro de gaviones y masas vegetales arbustivas. El diseño apuesta por la sostenibilidad: pavimentos drenantes, vegetación autóctona o adaptada de bajo consumo hídrico y bajo mantenimiento, todo con el objetivo de fomentar biodiversidad y reducir la huella ecológica del conjunto.

Modernidad y calidez en los materiales

Los materiales elegidos en el interior refuerzan la sensación de equilibrio entre modernidad y calidez: microcemento en zonas comunes, parquet de roble claro en los dormitorios y moqueta de fibras naturales en el acceso. Las celosías y carpinterías en madera de roble dialogan con la piedra exterior y con el encofrado visto del porche. Todo se traduce en un lenguaje atemporal y mediterráneo, enraizado en la tradición pero resuelto con una claridad contemporánea.

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