Red Bull Racing ha sorprendido al mercado cerrando un acuerdo inédito con Carlyle, una de las firmas de inversión más grandes del mundo. La escudería de Max Verstappen y Yuki Tsunoda se convierte así en el primer equipo de la parrilla en integrar a un socio de este sector, abriendo un nuevo capítulo en la relación entre el deporte y las finanzas.
La alianza busca aprovechar sinergias en tecnología, datos y nuevas formas de participación con los aficionados, con la promesa de ampliar audiencias y crear valor tanto en la pista como fuera de ella. Carlyle tendrá presencia en el monoplaza, los uniformes del equipo, el muro de boxes y el garaje, consolidando un acuerdo que va más allá de la visibilidad de marca.
Para Carlyle, esta colaboración refleja su objetivo de conectar con una nueva generación de inversores en un sector que comparte con las finanzas la exigencia de alto rendimiento y precisión. Para Red Bull, significa reforzar su liderazgo dentro y fuera de los circuitos, en un momento en que la F1 continúa atrayendo a patrocinadores de sectores no tradicionales, como lo demuestra también el reciente acuerdo de McLaren con Mastercard.