Jeremiah, Belly y Conrad, los protagonistas de la serie

Es una comedia romántica con protagonistas imberbes y bailes de fin de curso. Analizamos con dos creadoras de contenido que publican vídeos sobre esta serie, el motivo por el que todo el mundo habla de Belly, Conrad y Jeremiah
10 sep 2025 . Actualizado a las 17:58 h.

Cuando llega el calor los chicos se enamoran y los cotilleos florecen como amapolas. Este verano no ha sido una excepción, y aunque en España no ha habido un bombazo de esos que pone el mundo del corazón patas arriba —la exclusiva de Bertín Osborne ejerciendo de padre del año fue pan para hoy, Kiko Rivera para mañana—, el foco estuvo durante días en esos amantes de Teruel que en un concierto de Coldplay fueron pillados in frangati. La infidelidad del ex CEO de Astronomer ha sido el gran chisme de la temporada. Pero para miles —¿millones incluso?— de chicas, la gran trama del verano se resuelve el 17 de septiembre.

El verano en que me enamoré es esa serie que ofrece la dosis de glutamato audiovisual recomendada por ningún médico y decenas de tiktokers. Basada en la trilogía de libros de la escritora estadounidense de origen coreano Jenny Han, ha dado el campanazo estas últimas semanas no por contar con un guion nunca visto, unos actores sublimes o una fotografía icónica, sino por ser un producto que aunque parece manido en cuanto a forma y fondo, rompe moldes sobre todo por una cuestión de ubicuidad temporal.

Protagonizada por Lola Tung (Belly), Gavin Casalegno (Jeremiah) y Christopher Briney (Conrad), el formato ha estallado en su tercera temporada por su sencillez y eficacia. No es el primer triángulo amoroso con dos hermanos que vemos en televisión —Crónicas vampíricas— o leemos en un libro —Mujercitas—, pero llega en ese momento preciso en el que la sociedad prefiere el lujo silencioso a la logomanía, las citas clásicas a Tinder; y en definitiva, El verano en que me enamoré a Élite.





15 series que cambiaron la historia del cine

Redacción / La Voz



Durante un tiempo, la ficción pensada para los Z abusó de series cargadas de violencia, drogas, sexo por sexo e historias para no dormir. La tónica a seguir parecía clara: cambiarlo todo para que nada cambie. El plantel de actores seguiría siendo normativo y sexy, y las tramas centrales orbitarían sobre los deseos más primarios. La diferencia no era tanto el qué sino el cómo, por eso había que subirle el voltaje a unas escenas que debían captar a la primera generación que, con quince años, ya lo había visto todo.

De Euphoria a los K-dramas, la tendencia en cuanto a series juveniles se ha relajado tanto que lo que ahora más triunfa es color pastel. Casi literalmente. El verano en que me enamoré conquista a una variedad de públicos infinita por diversos motivos: genera debate —¿eres más de Jeremiah o de Conrad? ¿odias o entiendes a Belly? —, permite soñar con unas vacaciones idílicas en Cousins, ese pueblo ficticio que huele a algodón de azúcar; y lo que resulta prácticamente imprescindible, vive una realidad paralela en TikTok e Instagram que permite alargar cada capítulo hasta el hartazgo. Lo saben Sandra Parmo (psicóloga) y Nidia Heras (actriz). Creadoras de contenido y millennials por edad y convicción, llevan varias semanas analizando las andanzas de la dulce Belly con los hermanos Fisher. Sus vídeos, que acumulan cientos de miles de visitas, han hecho que mujeres de incluso más de 40 años se liberen de tabúes.

Lo sintetiza Nidia, que aunque lleva tres años analizando películas y series en sus redes sociales, reconoce que nunca se había encontrado con un fenómeno así. «La publicidad funciona ahora a través de estos canales, y por lo general, la comunidad que tenemos los creadores de contenido se fía de nuestras recomendaciones, pero a esto hay que sumarle que se trata de una serie en la que lo importante son las decisiones que toma cada personaje. Aunque son adolescentes, tienen tramas complejas y quieres ver cómo cometen errores, cómo se derrumban y cómo avanzan. A veces empatizas como si fueran tus amigos, y otras los odias. Pasa incluso con Belly, que es la protagonista».





Jennifer Aniston: los eneros malditos de la novia de América

LAURA G. DEL VALLE



Efectivamente, el caso de esta joven que se pasa tres temporadas siendo un hervidero de emociones, genera en TikTok tantas reacciones como lo hacen Conrad y Jeremiah. La pregunta «¿de qué team eres?» nació para que cada uno lanzase argumentos al aire sobre por qué Belly debe acabar comiendo perdices con el joven, guapísimo, empático, cariñoso y ¿leal? Jeremiah; o con el arrollador, misterioso, atormentado, sensible y paciente Conrad. Pero al final, una corriente anti Belly ha acabado arrastrando a la práctica totalidad de las masas por unos actitudes a veces inmisericordes que enajenan al público.

A falta del capítulo final, Jenny Han, que en la serie ejerce de showrunner y productora ejecutiva, ha adelantado que el desenlace no será idéntico a los libros, y que en cualquier caso, su voluntad es ofrecer un final «esperanzador». Sandra Parmo dibuja en sus redes escenarios hipotéticos de cara al último capítulo, y la acompañan en visualizaciones y comentarios infinidad de chicas que por fin dicen abiertamente que disfrutan de este tipo de series. «Yo tengo 40 años y siempre he visto series de adolescentes. Me da igual decirlo, pero sé que a mucha gente. Sin embargo, como muchas mujeres han visto que otras de su edad participan de este fenómeno sin ninguna vergüenza, se han terminado sumando».

Según esta psicóloga, hay que contemplar otras claves para entender por qué es El verano en que me enamoré, y no otros productos similares, la serie que ha tocado la tecla correcta. «Las millennials crecimos con el bum de las comedias románticas, pero en los últimos años la mayoría han pasado del cine a las plataformas con un presupuesto mucho menor, así que acaban siendo episodios poco cuidados y series, en definitiva, malas. A mí esta, en cambio, me parece que sí es buena. Lo son las actuaciones, lo es el guion, también las localizaciones y por supuesto la música, que además apela directamente a nuestra generación». Se refiere Parmo al efecto Swifty, ya que la música de Taylor Swift es un elemento clave en la serie y ha movilizado a buena parte de sus fans.





Todo lo que se sabe del nuevo disco de Taylor Swift

Efe



Heras reflexiona sobre cómo es abordar una temática que ahonda en las vicisitudes de unos quinceañeros desde la óptica de una persona adulta. «Estas series suelen trasladar una visión del amor que no es la correcta, por eso, como Belly se debate entre dos relaciones muy opuestas, se genera una conversación generacional. Nosotras, las adultas, buscamos una relación más sana, más madura, en la que se priorice el apoyo; las chicas más jóvenes, en cambio, se quedan con la pasión o con las declaraciones a lo grande, sin importar lo que haya ocurrido en el pasado. La gran guerra entre ser de un bando [Jeremiah] o de otro [Conrad] admite diferentes visiones, pero creo que las millennials lo que buscamos con El verano en que me enamoré es saber si habrá justicia respecto a las historias de amor que nos vendieron o si, por el contrario, se va a perpetuar la idea de que siempre vence el amor tóxico».

«El hecho de que sea una comedia y un drama que rompe el cliché es lo que nos atrae a todos. Además, en cualquier comedia romántica sabes que ella acabará con el chico. Pero la pregunta aquí es: ¿con qué chico?», plantea Parmo. El próximo miércoles se revela el gran misterio.


Archivado en:
Libros
Series