A tiempo para la Vuelta a España y, más importante, para funcionar como alternativa y para desahogar el tráfico, que se prevé intenso en Valladolid … durante las horas en las que se desarrolle la contrarreloj. La VA-20 abre de nuevo al tráfico después de encadenar varias semanas de cierres continuos por el asfaltado de la carretera, que ha cortado por tramos la ronda interior en dirección norte desde la avenida de Zamora y hasta la salida a la A-62. La apertura fue sucesiva y la semana pasada ya se abrió el trecho entre la avenida de Santander y la carretera de Renedo, que se ha completado este miércoles con el final de las restricciones en todo el sentido, a excepción de un carril que ha permanecido cerrado con la previsión de una apertura total antes del inicio de la etapa ciclista. En sentido contrario, permanecerá clausurado el tramo entre la carretera de Renedo y el camino de Hornillos (entrada a Las Flores).
Los cierres corresponden con las obras de humanización de la ronda interior, que deja varias estampas a lo largo de los diez kilómetros de carretera. Fotografías que definen el avance de unas obras que afectan a la vía desde septiembre de 2024. Instantáneas de puntos donde los operarios ya se han retirado de la calzada para pintar de color verde el carril bici y otros donde ni siquiera se intuye el recorrido de la senda ciclista. Las obras, al menos para los trabajos de asfaltado, han avanzado desde julio en sentido A-62 (y ya lo hacen en la dirección contraria), lo que se traduce en que las zonas que están en el otro extremo, en el cruce entre la carretera Segovia y la avenida de Zamora, son las que más progreso muestran. Hay dos aspectos clave para hacer esta valoración, la actuación sobre la calzada y la que prosigue en el exterior, en la acera y en el carril bici.
La ronda interior de Valladolid se puede dividir en varios tramos que se suceden entre las glorietas, que desvían el tráfico hacía dentro y fuera de la capital. El primero se desarrolla entre la carretera de Segovia y la calle Pirita, ambos accesos al polígono de San Cristóbal desde la VA-20. Es aquí donde las obras están más avanzadas, a pesar de que todavía se pierde un carril en dirección A-62, como en el resto de la ronda interior, que se abre a la altura de las rotondas para permitir las diferentes salidas a lo largo de la carretera. Pero a pesar de la clausura, la circulación avanza sin grandes congestiones. Y si no hay tajo en la calzada, es que está fuera.
Un trabajador pinta el carril bici de la VA-20 a la altura de la carretera de Segovia.
Rodrigo Jiménez
En este primer tramo, los operarios trabajan a un ritmo de brocha que les permite pintar unos mil metros cuadrados de carril bici por día, donde deben abonar cuatro capas de pintura. La labor de pincel arrancó la semana pasada y, al menos hasta este miércoles, los trabajadores habían avanzado ya en kilómetro y medio, a falta de pintar la propia señalización horizontal en color blanco. Desde la avenida de Zamora (acceso a la altura de la UEMC) y hasta la de Soria. El primer también cuenta con nueva iluminación que se concreta en la presencia de una farola cada treinta metros. Además, se ha despejado la vegetación junto al paseo peatonal y se han preparado las conexiones en bici con el polígono de San Cristóbal y el lado contrario de la acera, donde ya existe un vial para las dos ruedas.
El primer kilómetro es el más avanzado de toda la ronda y a partir de aquí el aspecto es diferente en cada uno de los tramos. El siguiente, en dirección norte, alcanza hasta la salida de La Cistérniga. La mayor diferencia con su predecesor es que aquí los operarios todavía trabajan en los límites de algunos metros del futuro carril bici, que al final del tramo pierde los bordillos laterales a pesar de que la senda ya está asfaltada. A falta de estos últimos detalles, a lo largo del tramo también se ha instalado la nueva iluminación y ya se ha pintado la mitad del camino ciclista. Desde la glorieta, el carril bici conecta en la avenida de Soria con otro ya existente desde hace años y donde se suma a otro recién estrenado, pero sin conexión directa, inaugurado el pasado mes de julio y que alcanza hasta La Cistérniga. Es decir, que en el segundo kilómetro de la humanización todavía queda por delimitar algún tramo puntual del camino ciclista y también despejar la vegetación, que ha crecido invadiendo la acera.
Cerrado a los peatones
A simple vista, el tramo menos avanzado es el siguiente, entre la salida a La Cistérniga y la entrada a Las Flores. El kilómetro arranca con una señal que impide el paso a los peatones y donde el carril bici está delimitado en sus primeros metros, pero sin asfaltar, solo con el alquitrán por encima. Según se desprende del proyecto, la senda ciclista debería discurrir a lo largo del Camino de Hornillos, pero sobre el terreno todavía no se ha limitado el recorrido y su trazado se pierde antes de llegar al camino de tierra, que se abre paso junto a unas viviendas. Tampoco se aprecian avances en la zona peatonal, convertida en los últimos metros en montañas de tierra donde se han abierto agujeros para instalar las canalizaciones. El esqueleto de esta parte se completa con las bases de las farolas, que también se han instalado en el suelo, marcando su futura ubicación. Sí hay unos pocos metros de senda ciclista ya asfaltados, pero con conexión a ninguna parte y que acaban de manera abrupta desde el camino de Hornillos en un bordillo. Aquí, una señal alerta del desnivel para los ciclistas.
Un ciclista se baja de la bici para salvar el desnivel en el único tramo de carril bici que alcanza el camino de Hornillos.
Rodrigo Jiménez
A pesar de los resultados más lentos en este kilómetro, el siguiente no continúa con la norma de, a mayor cercanía con la A-62, menos avances. El cuarto tramo, que alcanza hasta Villabáñez, es transitable para los viandantes y cuenta con parte de carril bici ya asfaltado, con el resto de la senda ya delimitada, que discurre de forma paralela a la acera y hasta un paso elevado que rodea por un lateral para después volver junto al tramo para peatones, donde a priori parece que caminantes y bicis tendrán que convivir en un pequeño tramo. A pesar del progreso, que aquí tampoco evita que el carril acabe por el momento de forma abrupta, todavía falta por concretar el último tramo de la senda. Según el proyecto, los ciclistas compartirán un pequeño espacio con los vehículos junto a la calle Azalea, de forma similar a como lo hacen en la avenida de Salamanca o como lo hacían en el antiguo carril de Isabel la Católica, hasta que la senda cruce Villabáñez, donde volverá a su tramado habitual en el lado derecho de la acera.
El tramo entre la salida a Las Flores y Villabáñez, asfaltado en su totalidad en dirección A-62.
Rodrigo Jiménez
Pero la actuación no es solo carril bici más asfalto. Las glorietas que se suceden a lo largo de los diez kilómetros también juegan un papel importante en la obra. Aquí también entra el proyecto del corredor ecológico del Ayuntamiento de Valladolid, que plantea reverdecer toda la ronda interior. En las rotondas, que suman una superficie de 2,31 hectáreas, se seguirá un patrón de renaturalización con técnicas basadas en la naturaleza. Es decir, que cambiarán su aspecto, que hasta ahora se definía en que la vegetación crecía y desaparecía con los cambios de estación, para adquirir una imagen homogénea a lo largo de la carretera, con arbolado y especies autóctonas. Por ejemplo, en la de la carretera de Renedo se contempla la plantación de cipreses y encinas, o de arces y pinos piñoneros en Villabáñez. Pero eso ya es otro proyecto a mayores de la humanización.
Siguiendo con este último y con la ruta en dirección a la A-62, el avance de la actuación en los márgenes se comienza a estabilizar desde Villabáñez. El resumen es que en todo lo que resta de carretera, el carril bici está delimitado, con sus bordillos, a la espera del asfalto. Durante las últimas semanas las labores se han centrado en los entornos más invasivos, como es la propia carretera, que ha cortado por tramos desde la avenida de Segovia y hasta la salida a la autovía para fresar y asfaltar la calzada. En cualquier caso, como ya sucede en los tramos abiertos que pierden un carril, finalizado el asfaltado los operarios se trasladarán al carril bici para rematar y pintar.
Intervención en la VA-20
Así será la actuación en la ronda interior de Valladolid.
Tramo intervenido
Tramo actual
Carril bici nuevo
Carril bici actual
A continuación troceamos, de norte a sur, la intervención en la VA-20.
Fuente: Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana
Intervención en la VA-20
Así será la actuación en la ronda interior de Valladolid.
Tramo intervenido
Tramo actual
Carril bici nuevo
Carril bici actual
A continuación troceamos, de norte a sur, la intervención en la VA-20.
Fuente: Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana
Intervención en la VA-20
Así será la actuación en la ronda interior de Valladolid.
Tramo intervenido
Tramo actual
Carril bici nuevo
Carril bici actual
A continuación troceamos, de norte a sur, la intervención en la VA-20.
Fuente: Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana
La homogeneidad continúa hasta el penúltimo kilómetro, desde la rotonda de Michelin, donde ya existe un carril bici que conectará con el nuevo y un aparcamiento de Biki. Fuera de la calzada es el tramo más desarrollado, si bien ya estaba rematado antes del inicio de la actuación. Poco antes, en la avenida de Santander, la nueva senda ciclista está a la espera de rematar para conectarse con la que alcanza hasta Santovenia de Pisuerga.
También hay algunos detalles importantes a la altura del río, donde el carril bici se reserva la totalidad del lateral derecho de la ronda en dirección A-62, lo que obliga a los peatones a cambiar de acera. En resumen, los trabajadores priorizan las zonas más invasivas para el tráfico, lo que hace que en los tramos cerrados a la circulación el carril bici sea más primigenio, mientras que el avance es mayor en las fases ya asfaltadas. Algo similar a lo que ocurre en las medianas, donde se ha remozado el terreno para echar tierra adecuada y se han instalado sistemas de riego. Es decir, primero rematar las actuaciones que más afecten la circulación y, después, a por el carril bici.