Desde Moncloa restan importancia a la primera derrota parlamentaria del curso parlamentario y sostienen que apenas tendrá coste para los socialistas. Fuentes del Gobierno subrayan, por un lado, que el rechazo de Junts a la reducción de la jornada laboral no guarda relación con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y, por otro, que no les corresponde asumir la responsabilidad de un nuevo tropiezo en el Congreso. Insisten en que las cuentas públicas avanzan por un «carril» distinto y que la decisión de Junts no altera ese proceso. En cuanto al desgaste político de acumular derrotas parlamentarias por falta de apoyo de sus socios, señalan a Sumar por haber forzado la votación sin garantías de éxito.
Se trata de una idea que se repite en la bancada socialista. Algunas voces sostienen que ya advirtieron a Sumar de que adelantar esta votación en el Congreso podía jugar en su contra. En cualquier caso, subrayan que ha sido una negociación pilotada por Díaz, deslindándose así del desgaste político de una derrota que daban por descontada. De hecho, restan importancia al encontronazo entre Díaz y Nogueras que se produjo este miércoles en el Congreso y creen que tampoco les afectará en lo que respecta a los Presupuestos y otras cuestiones.
El reproche a su socio de coalición por esta derrota parlamentaria está cuidadosamente calculado: no buscan infligir un daño excesivo a un espacio que consideran necesario mantener con vida. Su objetivo es, más bien, esquivar el titular de que el PSOE inicia el curso con un nuevo fracaso, evitando al mismo tiempo que ello suponga un golpe letal para Yolanda Díaz.
En esta línea, la estrategia respecto al socio de coalición es coincidente: la derrota puede servir para «retratar» a la oposición frente a una medida con un fuerte componente social. Desde Moncloa recalcan que la reducción de la jornada laboral es una bandera que también permite marcar distancia con los populares. Es más, sostienen que el verdadero objetivo era lograr el voto favorable del PP, no el de Junts, cuya negativa atribuyen no a un intento de poner trabas al Gobierno, sino a un posicionamiento ideológico al que tienen derecho.
Es el mismo argumento que emplean para desligar su rechazo de la negociación de los Presupuestos. Sobre este asunto, fuentes gubernamentales admiten que ya existen «contactos», aunque todavía no pueden hablarse de negociaciones de calado. En cualquier caso, el calendario político empieza a apremiar, ya que la responsable de articular estas cuentas es la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien además será la candidata del PSOE en las elecciones andaluzas previstas para 2026.
La senda de déficit llegará «cuanto antes»
Fuentes gubernamentales aseguran que la senda de déficit -el paso previo a los presupuestos- se presentará en breve y, aunque la intención es hacerlo una vez alcanzado un acuerdo, avanzan que se llevará a cabo incluso si este no llega a cerrarse. Antes de ese paso, el Ministerio de Hacienda deberá convocar al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), cuya reunión podría celebrarse en los próximos días o semanas.
Será entonces cuando toque abordar la senda de estabilidad y el techo de gasto, que tradicionalmente se han tratado en septiembre, pese a que la ley establece que deberían presentarse antes de finalizar junio. Fuentes gubernamentales aseguran que el trámite llegará «cuanto antes» y recuerdan que las comunidades autónomas ya han recibido la comunicación sobre sus entregas a cuenta para que puedan elaborar sus presupuestos.
En cualquier caso, el tiempo juega en contra del Gobierno, especialmente de la ministra de Hacienda, cuyo papel está muy condicionado por el calendario electoral andaluz. En el PSOE se contempla tanto un posible adelanto de los comicios como la opción de que Juanma Moreno agote la legislatura y mantenga la fecha prevista. Por ahora, Pedro Sánchez ha descartado una crisis de Gobierno inmediata, aunque este fin de semana acompañará a Montero en la puesta en marcha de su nuevo perfil como candidata socialista en Andalucía.