En plena vorágine de LaVuelta, Tom Pidcock atiende a MARCA con la serenidad de quien se sabe en un gran momento. El británico, uno de los hombres más polivalentes y talentosos del pelotón actual, repasa sus sensaciones en esta edición, su convivencia con compañeros españoles y la ambición que empieza a asomar en su discurso. Por primera vez, asegura, ha llegado a una gran vuelta en plenitud de condiciones.

Pidcock reconoce que atraviesa un punto de madurez decisivo en su carrera. “Me siento muy bien. Me he sorprendido un poco, pero definitivamente tengo buenas noticias”, explica sobre su rendimiento en carrera. Aunque se coloca ya entre los favoritos al podio, prefiere mantener la calma. “No, todavía no lo pienso”, admite, consciente de que la dureza de la montaña y la exigencia de las últimas jornadas no permiten concesiones.

LaVuelta ocupa un lugar especial en su calendario. “Sí, en realidad sí. Es un camino más corto, más explosivo. Así que sí, definitivamente”, reconoce cuando se le pregunta si es la grande que más le gusta. Esa mezcla de dureza y terreno quebrado encaja con su perfil versátil, aunque no esconde que hay cimas que le imponen respeto. “El Angliru siempre ha sido un puerto histórico y duro», confesaba el ciclista sobre una cima donde resistió después de que los manifestantes le ‘birlaran’ la etapa en Bilbao, donde era favorito para llevársela antes de que se cortara.

El ambiente dentro del equipo también ha marcado su experiencia. Rodeado de compañeros españoles en Q36.5, Pidcock no oculta la complicidad que se genera en el día a día: “Pienso en cada uno de ellos. Me gustan mucho. Hablan en español muy fuerte en el bus… y no entiendo nada”, comenta entre risas, reflejando la buena sintonía interna.

En cuanto a su preparación, el británico subraya que ha dado un salto de calidad. “Definitivamente me siento como si estuviera preparado para un gran tour. También veo los resultados y la forma en la que hemos preparado. Ha sido muy específico y creo que he visto los beneficios”, asegura. Un mensaje que resume esa sensación de estar ante un nuevo capítulo en su trayectoria.

Con un palmarés ya ilustre para su corta edad, Pidcock no se esconde al hablar de sus sueños. “Lo que deseo más es el campeonato mundial en ruta, creo. Pero la mejor victoria en mi carrera fue en el Tour», apunta. La ambición sigue ahí, intacta, mientras compite con los mejores en el escenario más exigente.

Mirando al futuro

LaVuelta aún guarda incógnitas: crono, montaña y hasta posibles alteraciones de recorrido por la convulsa situación que rodea a la carrera. El corredor, con mucha presión en su país, no sabe hasta cuándo podrá aguantar este nivel dentro de un Q36.5 donde ha caído de pie. En cualquier caso, Pidcock lo tiene claro: ha llegado preparado y quiere aprovechar su momento. Se agarrará como pueda al cajón de Madrid. El británico no lo grita, pero lo deja entrever: está listo para dar un paso adelante en su carrera.