Otra prueba sin sobresaltos y con una nueva victoria. Como sucediera el domingo ante el Zaragoza, La Laguna Tenerife saldó su segundo duelo de pretemporada con un triunfo, en este caso frente al Joventut en un partido en el que tuvo que sufrir hasta los segundos finales (68-65). Un desenlace apretado pese a que el cuadro de Txus Vidorreta llegó a disponer de una renta de 18 puntos (25-7) ya dentro del segundo acto.
Sin Fran Guerra -tuvo descanso a causa de unas molestias- ni Gio Shermadini, el equipo aurinegro no solo supo minimizar daños en el puesto de cinco, sino que tuvo en él uno de sus mayores filones, con un Kostas Kostadinov que se fue hasta los 13 puntos, cinco rebotes y un tapón para 21 de valoración. También dentro apretó los dientes Abromaitis, activo en defensa y en el rebote, mientras que fue Marcelinho Huertas el que apareció, con dos canastas seguidas, cuando más quemaba la bola.
Buena puesta en escena
La puesta en escena canarista fue más que notable. Sabiendo sacar partido a las ágiles continuaciones de Kostadinov, muy activo de manos (tanto atrás como en cancha delantera) para forzar varios robos, y sólido en el rebote defensivo, La Laguna Tenerife empezó a fabricar una pequeña renta (12-5 tras un parcial de 7-0) que obligó a Miret a frenarlo tras cuatro minutos de partido.
Un estirón en el que mucho tuvo que ver, y pese a sus primeros errores, el acierto de Van Beck, autor de dos triples casi seguidos (15-5). La dinámica positiva la supo mantener el cuadro de Vidorreta cerrando casi por completo su rebote (con Abromaitis de cinco) y produciendo en ataque con sus hombres de rotación: libres de Fernández, canasta sobre la bocina de Costa y aro bajo el tablero de Alderete (21-7).
Ricky Rubio y Marce Huertas en un lance del partido de este jueves. / E. Cobos (CBC)
Sabiendo gastar las faltas a la perfección para que la Penya se mantuviera igual de espesa en ataque, el Canarias culminó el primer acto con una preciosa canasta a aro pasado de Van Beck (23-7). Ya dentro del segundo periodo el cuadro isleño siguió llevando a su rival al límite de la posesión, para alcanzar una máxima de 18 (25-7, 11′).
Punto de inflexión
Con Kostadinov alargando su aportación ofensiva y Doornekamp penetrando por la izquierda, La Laguna Tenerife mantuvo casi intacto su colchón (29-12, 14′), si bien no pudo evitar que la Penya le diera un punto de inflexión al choque. Lo hizo buscando dentro a Tomic y a Birgander, que explotaron su presencia física ante una rotación de cincos canaristas muy justita en centímetros ante las ausencias de Fran Guerra y Gio Shermadini.
Ante un rival más intenso atrás, a La Laguna Tenerife le costó mantener su fluidez ofensiva, lo que derivó en que el marcador se fuera apretando poco a poco (34-23). La aportación de solo tres puntos en más de cuatro minutos (con varias malas selecciones de tiro) y esa agresividad defensiva de los verdinegros hizo que con un parcial de 1-11 solo fueran cinco los puntos de renta al intermedio para los de Vidorreta (35-30).
Una ventaja que supo a poco para un equipo, el lagunero, que por momentos llegó a tener casi noqueado a su contrincante. Final discreto de primera parte en el que Van Beck pagó los platos rotos al ser abroncado por el preparador aurinegro.
Sin cambios tras el descanso
Ese bache ofensivo lo extendió el Canarias el arranque del tercer acto, donde enlazó varios errores y un par de pérdidas (35-32). Malos momentos de los aurinegros que minimizó un Kostadinov que sumó de las más variadas prestaciones: rebote ofensivo, canasta en continuación, tapón y mate (41-35). Todo antes de un triple de Fernández que devolvió a los laguneros a un estado de cierta tranquilidad (44-35, 26′).
Pareció que el Canarias estaba en condición de volver a poner tierra de por medio, pero ahí tropezar en un nuevo bache. Así, el cuadro isleño estuvo flojo en el rebote, no se mostró nada acertado desde el perímetro y, sobre todo, fue incapaz de frenar en defensa la aportación de un Ricky Rubio en trance y autor de nueve puntos consecutivos para -a pesar del tiempo de Vidorreta- el 45-44. Momento delicado con el que acabó Costa con un triple y, en especial, el equipo en global varias buenas defensas de 1×1 que permitieron un parcial de 7-0 para el 52-44 con el que se cerró el acto.
Sin poder matarlo
Sin poder romper el partido, el Canarias sí supo jugar en el alambre para mantener siempre la delantera pese a otro punto de intensidad en defensa que subió su rival (56-53), también más incisivo en el rebote ofensivo. Lo hizo con alguna buena defensa y aportaciones esporádicas de Scrubb y Van Beck (60-53).
El Joventut trató de alocar el partido, y estuvo muy cerca de sacar un rédito superlativo (60-57), pero ahí el Canarias apretó los dientes, supo defender a Tomic con pequeños y tomó aire con un 2+1 de Abromaitis y dos canastas de Huertas (67-61, a 1’05» del final). Una buena defensa y un par de rebotes ofensivos terminaron de matar el choque en favor del cuadro lagunero, que además de la victoria se lleva de Olot una sensación más que reconocible y de la que históricamente suele sali airoso: tener que sufrir -y saber hacerlo a la perfección- casi hasta el suspiro final. Tan al límite que incluso la Penya tuvo un triple sobre la bocina para forzar la prórroga.
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