Sébastien Lecornu (39 años), nombrado el miércoles primer ministro, es acusado el jueves de «inflar» ligeramente su «currículum vitae» (CV), antes siquiera de poder presentar a Emmanuel Macron un proyecto de Gobierno.

Se trata de acusaciones relativamente ‘menores’, pero inflamables en una Francia … donde es tradicional que la élite política haya cursado estudios superiores en escuelas especiales de cierto renombre.

No sin cierta malevolencia y mucha sorna feroz, sus detractores subrayan tres versiones distintas de los estudios nunca finalizados, aparentemente, del nuevo primer ministro francés.

Según una primera version difundida a través de fuentes oficiales, ministeriales, Lecornu estaría «diplomado con un máster de derecho público en la universidad Panteón Assas».

El calificativo «diplomado», harto impreciso, es sustituido en otras ocasiones oficiales por ambiguos «estudios de derecho en la universidad de París 2».

Sin coincidir completamente, esas dos versiones omiten lo esencial: el flamante jefe de Gobierno, a la caza y captura de posibles ministros, habría omitido en sus CV oficiales y oficiosos que nunca habría terminado unos estudios abandonados precipitadamente por razones que tampoco están claras.

Esta aparentemente certificado que Lecornu consiguió el título de bachiller, que es el grado mínimo de formación entre los políticos franceses con algunas aspiraciones. También parece certificado que Lecornu inició en París los estudios que hubieran podido terminar con un «máster» en derecho público. Varios medios influyentes han pedido al jefe de Gobierno que «clarifique» esas «dudas» y «vacío» en su CV estudiantil.

A última hora de la tarde del jueves, el primer ministro francés estaba ‘demasiado ocupado’, intentando formar Gobierno, para detenerse y responder a tales ‘nimiedades’ que pudieran tomar flecos lamentables si Lecornu no diese una respuesta clara y precisa.

Mathilde Panot, portavoz parlamentaria de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), ironiza con malevolencia: «Solo nos faltaba esto. Estábamos dispuestos a presentar una moción de censura en cuanto Lecornu presentase su proyecto de Gobierno. Ahora descubrimos que es capaz de mentir en cuestiones de la más elemental formación básica».

Entre Los Republicanos (derecha tradicional) y el Partido Socialista (PS), que Lecornu desea «seducir» para formar un Gobierno de «unión nacional», las tribulaciones «estudiantiles» del primer ministro son percibidas como una debilidad «inquietante» y endurecen sus condiciones para formar un posible Ejecutivo.

Un portavoz de UNSA (Union nationale des syndicats autonomes), un sindicato importante en el sector de la enseñanza, ha comentado: «Detalles como este solo agravan la cólera de los sindicatos de la enseñanza. Un jefe de Gobierno capaz de mentir sobre su formación da una pobre imagen del mundo político. Lo grotesco se añade a la cólera de fondo».

Marine Le Pen pidió elecciones anticipadas antes de conocerse el nombramiento de Lecornu, y tiene al frente de su propio partido un caso más lamentable, si cabe: Jordan Bardella, presidente de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), no tiene estudios ni ha trabajado nunca. Pero tampoco desea negociar nada con el nuevo primer ministro.