Llegan con su libro bajo el brazo y luciendo camiseta con nueve retratos fotográficos de otros tantos compatriotas escritores caídos en combate. El volumen es ‘ … La experiencia You-Feeling’, del español José Ángel Mañas –el de ‘Historias del Kronen’– pero impreso con los caracteres cirílicos del ucraniano. Lo ha traducido Viktoriia Dorofeeva, 25 años, filóloga de Kiev que está en Bilbao invitada a participar este viernes en las XII ‘Jornadas del autor en el mundo de la edición’ (organizadas por la Asociación de Escritores de Euskadi). Le acompaña su amiga Ruslana Bodnar, de 26, con quien junto a una tercera, Kateryna Polishchuk, de 24, cantante de ópera que se encuentra luchando en el frente, han montado una pequeña editorial que ha nacido y sobrevive en medio de la guerra. Se llama Espaniia y de momento cuenta con este primer volumen, que aspira a reproducirse en muchos siempre de autores españoles y si los drones rusos con sus bombas lo permiten.
«Llevamos tres años en estado de guerra en Kiev –explica Viktoriia–. El primero recuerdo haberlo pasado tumbada, sin fuerzas ideas ni nada, solo con mucho miedo. Te cansas y para no perder la cabeza tienes que hacer algo. Y necesitas ganar dinero porque mi padre es militar, bueno es conductor de camiones, pero he de buscar modos de apoyar en casa».
Había estudiado Filología Española, trabajado de profesora y de traductora del castellano al ucraniano; se estrenó para otra editorial con ‘Cadáver exquisito’ de Agustina Bazterrica. «Y pensé que podía hacerlo por mí misma, así que empecé a escribir a difereres editoriales españolas preguntando por los derechos de autor de algunos libros. Me contestó la editora vasca Beatriz Celaya y esa charla por videoconferencia me cambió la vida: me propuso traducir la novela de Mañas».
Unidas por la guerra
Calentito, el primer libro salido de su editorial, puesta en marcha tras el mucho papeleo que casi les ha complicado más la vida que la guerra a la que tristemente se han ido acostumbrando los ucranianos. «Nos avisan de que vienen los drones y tenemos un tiempo para ir a protegernos a los túneles, pero yo ya ni voy, te acabas cansando de eso, no puedo permitirme pasar la vida allí. Si el ataque es balístico es otra cosa, apenas tienes dos minutos para protegerte. En Kiev es relativamente seguro vivir si respetas estas reglas». En junio presentaron en su ciudad el volumen, y hasta allí viajaron Mañas y Celaya invitados por la Embajada española. En los tres días que estuvieron no hubo necesidad de esconderse en el refugio.
En Kiev con el escritor José Ángel Mañas.
A las tres chicas las unió la propia guerra. Viktoriia conoció a Kateryna cuando esta salió en las noticias, primero cantando ópera en el asedio a la fábrica de Azovstal, y luego cuando fue liberada tras haber sido intercambiada por otro prisionero ruso. «Y volvió al frente. Ella necesitaba un traductor porque había militares colombianos, así que pasé un tiempo acompañándola; recuerdo las órdenes a gritos en plena noche, una experiencia inolvidable. Y a Ruslana la conocimos cuando los rusos volaron una presa;ella fue a ayudar a los civiles y yo también». Cualquier ucraniano tiene a estas alturas una potente historia que contar.
Dificultades aparte, con la guerra se ha liberado gran parte de mercado editorial copada por los libros rusos importados, que tardarán mucho tiempo en volver. Y están floreciendo librerías, editoriales… «Leer está muy bien visto ahora entre los jóvenes. Abrir una librería sería mi sueño», confiesa Viktoriia. «Pero con la guerra te la pueden volar en cualquier momento, habrá que esperar».