En el mes de julio de 2025, los astrónomos descubrieron un nuevo cometa interestelar, que fue bautizado como Atlas/31, un hecho novedoso y de mayor interés, que ha llamado la atención de numerosas investigaciones astronómicas para conocer más sobre este objeto interestelar antes de que se marche para siempre.
De hecho, diversas misiones de la NASA se han centrado en este cometa, que, aunque no representa una amenaza para la Tierra, los telescopios espaciales de la NASA apoyan la misión en curso de la agencia para encontrar, rastrear y comprender mejor los objetos del sistema solar y, cuanto más observan, más raro parece.
Las misiones de la NASA se centran en Atlas/31
El Telescopio Espacial James Webb observó Atlas/31 el 6 de agosto con su Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano. El equipo de investigación ha estado analizando los datos del Webb para obtener más información sobre su tamaño, propiedades físicas y composición química, tal y como recoge Europa Press.
Por su lado, SPHEREx (Espectrofotómetro para la Historia del Universo, Época de Reionización y Explorador de Hielos) de la NASA observó el cometa interestelar del 7 al 15 de agosto. El equipo de SPHEREx ha estado analizando la información obtenida a partir de estos datos.
Estas observaciones siguen a la del telescopio espacial Hubble, que captó este objeto por primera vez a finales de julio, revelando su coma difusa y permitiendo estimar el tamaño de su núcleo entre 320 metros y 5.6 kilómetros.
Impactante imagen del cometa
Posteriormente, nuevas observaciones consiguieron que, el 27 de agosto, investigadores captaran una impactante imagen. Fueron hechas mediante la utilización del Espectrógrafo Multiobjeto Gemini (GMOS) en Gemini Sur, en Cerro Pachón, Chile, con lo que se consiguieron imágenes profundas y multicolores del cometa interestelar 3I/Atlas.
En las imágenes capturadas durante la sesión, el cometa muestra una amplia coma -una nube de gas y polvo que se forma alrededor de su núcleo helado a medida que se acerca al Sol- y una cola que se extiende aproximadamente 1/120 de grado en el cielo (donde un grado equivale aproximadamente al ancho de un dedo meñique de un brazo extendido) y apunta en dirección contraria al Sol.
Estas características son significativamente más extensas que en imágenes anteriores del cometa, lo que demuestra que Atlas/31 se ha vuelto más activo a medida que viaja por el sistema solar interior, como también recoge Europa Press.
Más allá de capturar imágenes impresionantes, la principal motivación científica de la sesión de observación fue recopilar el espectro del cometa, que se refiere a las longitudes de onda de la luz que emite. Un espectro puede brindar a los científicos información sobre la composición y la química del cometa, lo que les permite comprender cómo cambia a su paso por el sistema solar, informa NOIRLab en un comunicado.
Viaja a una velocidad impresionante
El que es el tercer visitante interestelar registrado hasta el momento y como ya se ha comentado, ha sido observado por el telescopio espacial Hubble, proporcionando mayor información sobre el objeto como, por ejemplo, la velocidad a la que viaja.
El cometa 3I/ATLAS viaja a través de nuestro sistema solar a la asombrosa velocidad de 209.000 kilómetros por hora, la mayor velocidad jamás registrada para un objeto de origen interestelar, lo que demuestra que el cometa ha estado a la deriva por el espacio interestelar durante miles de millones de años.
El efecto de honda gravitacional de las innumerables estrellas y nebulosas que el cometa pasó le añadió impulso, incrementando su velocidad. Cuanto más tiempo permanecía el cometa 3I/ATLAS en el espacio, mayor era su velocidad.
«Nadie sabe de dónde vino el cometa. Es como vislumbrar una bala de fusil durante una milésima de segundo. No se puede proyectar ese tiempo hacia atrás con precisión para determinar dónde comenzó su trayectoria», afirmó en un comunicado David Jewitt, de la Universidad de California en Los Ángeles, líder del equipo científico de las observaciones del Hubble.
Primer artículo científico sobre el cometa
Un equipo de investigadores internacional publicaba el primer artículo científico sobre lo que se conoce hasta el momento como el objeto interestelar 3I/Atlas. En el grupo participa Toni Santana-Ros, del Instituto de Física Aplicada a las Ciencias y las Tecnologías de la Universidad de Alicante (UA) y el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universitat de Barcelona (Iccub).
Este objeto estudiado ha recibido el nombre de 3I/ATLAS en honor a la red de telescopios que descubrió el objeto el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (Atlas) de la NASA. Además, el equipo también cuenta con astrónomos de la Universidad Estatal de Michigan (MSU).
Atlas consta de cuatro telescopios, dos en Hawái (Estados Unidos), uno en Chile y uno en Sudáfrica, que escanean automáticamente todo el cielo varias veces cada noche en busca de objetos en movimiento, según ha informado la UA a través de un comunicado.
Por su parte, Santana-Ros ha señalado que «el cuerpo se encuentra lejos de la Tierra, a tres unidades astronómicas», es decir, unos 500 millones de kilómetros, y su trayectoria «no supone ningún riego de impacto con este planeta».
En la misma línea, el investigador de la UA y del Iccub y coautor del artículo ha destacado que estudiar objetos interestelares que provienen de fuera del sistema solar «representa una oportunidad para avanzar en la comprensión de cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios».
De esta manera, los expertos han confirmado en el artículo que 3I/ATLAS es «apenas» el tercer objeto interestelar detectado pasando por el sistema solar y que «es posible, aunque está por confirmar, que emita gas como otros cometas».
Además, han indicado que se mueve a una velocidad de 216.000 kilómetros por hora con respecto al Sol y sigue una trayectoria orbital con forma de búmeran o hipérbola, con la que «abandonará el sistema solar y no regresará».
En este sentido, los astrónomos han apuntado que esperan que el Telescopio Espacial James Webb y el Telescopio Espacial Hubble revelen más información sobre su tamaño, composición, rotación y cómo reacciona a la «creciente» radiación solar que recibirá en los próximos meses.
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