La inflación volvió a repuntar en EEUU en agosto, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. El índice de precios al consumo (IPC) registró un avance del 2,9% interanual, dos décimas más que en julio y en línea con lo esperado con los analistas. En lectura intermensual, la subida fue del 0,4%, una décima más de lo esperado y el doble que el mes previo. La inflación subyacente (excluye energía y alimentos, muy volátiles), más persistente en los últimos tiempos, se mantuvo en el 3,1% interanual, un nivel alto considerando el objetivo del 2%, pero también ciñéndose a lo esperado. En tasa intermensual, el repunte fue del 0,3%, para alivio de los economistas y los mercados, ya que se temía un 0,4% que avivase las preocupaciones inflacionarias. Con estos datos, aunque demuestran que la inflación no converge como se desearía al citado 2%, se constata que la Reserva Federal tiene margen para empezar a bajar los tipos de interés ante el deterioro que empieza a presentar el mercado de trabajo.
Como ha ocurrido en los últimos meses, en agosto se observaron algunos indicios de que los aranceles estaban ejerciendo una presión al alza sobre los precios de los bienes, con un nuevo aumento de los precios de los electrodomésticos, un incremento más acusado de los precios de la ropa, del 0,5% intermensual, y un ligero repunte de los precios de los vehículos nuevos, del 0,3%. Sin embargo, a pesar del aumento del 1% en los precios de los vehículos usados, los precios básicos de los bienes duraderos en general solo subieron un 0,3%, ligeramente por encima de lo previsto, debido al descenso de los precios de los productos sanitarios, los juguetes -a pesar de que la gran mayoría se importan de China- y los productos de tecnología de la información.
Por otra parte, los precios de los servicios subyacentes subieron un 0,3% intermensual, a pesar del aumento del 0,4% en el alquiler equivalente de los propietarios. Esto significa que los precios supercore, es decir, los servicios subyacentes excluyendo la vivienda, no fueron tan sólidos como parece a primera vista, aunque ello se debió en gran medida a la caída del 0,1% intermensual de los servicios de atención médica. La evolución ligeramente preocupante para la Fed fue está en el repunte de los precios de algunos otros servicios que son más cíclicos o están expuestos a los aranceles, con un repunte del 2,3% en los precios del alojamiento fuera del hogar y un aumento del 5% en los precios de la reparación de vehículos de motor. Las tarifas aéreas también volvieron a subir con fuerza, un 5,9% intermensual.
«A pesar del repunte del IPC subyacente mensual en agosto, en un contexto de aumentos generalizados de los precios de los bienes, los servicios y la vivienda, la Fed no tiene mucho de qué preocuparse, ya que nuestras estimaciones apuntan a un aumento mensual del 0,18% en el deflactor del PCE subyacente (este deflactor del gasto privado es el indicador fetiche de inflación del banco central) el mes pasado, en línea con el objetivo. Esto refuerza la posibilidad de una bajada de 25 puntos básicos la semana que viene, en lugar de respaldar una bajada mayor de 50 puntos básicos», apunta Stephen Brown, analista de Capital Economics, en una nota para clientes.
«Es evidente que la inflación está relativamente tranquila, lo que le da a la Fed la flexibilidad para centrarse más en frenar la continua debilidad del mercado laboral», analiza nada más conocer los datos de la BLS Skyler Weinand, de Regan Capital. «Prevemos que la Fed recortará la tasa de interés en 25 puntos básicos la próxima semana y que continuará con otros dos recortes de 25 puntos básicos este año». Lo cierto es que este informe de inflación asienta bastante esta apuesta de tres recortes para este año y no da ‘alas’ al runrún de un posible recorte ‘jumbo’ de 50 puntos básicos este mes. Nada más publicar la BLS el desglose, los bonos del Tesoro han subido en toda la curva y sus rendimientos han caído varios puntos básicos.
La realidad es que el listón estaba muy alto para que el dato de IPC ‘tumbase’ la ya más que descontada rebaja de tipos de la Reserva Federal la próxima semana, la primera desde diciembre. El deterioro del empleo evidenciado en los informes de julio y agosto, así como en las revisiones de los datos oficiales del año hasta marzo (se borraron más de 900.000 puestos de las cifras publicadas) y de los informes de mayo y junio dejaban más que atada esta bajada y pavimentado el camino para seguir adelante con ellas en el corto y medio plazo.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ya telegrafió este cambio de rasante durante el ‘campamento de verano’ de los banqueros centrales en Jackson Hole, cuando aparcó el mantra de ‘la inflación es lo primero’ para preocuparse más por el empleo dentro del complejo equilibrio que debe mantener siempre el organismo (tiene el doble mandato de vigilar la inflación y el empleo). Sus palabras y la constatación de que el impacto de los aranceles de Donald Trump en los precios al consumidor todavía no es claro han fortalecido la narrativa de los recortes.
Todo en medio de una espectacular y nada escondida presión desde la Casa Blanca para bajar el precio del dinero: amenazas de despido e insultos de Trump contra Powell, la destitución paralizada por la justicia de la gobernadora Lisa Cook, la introducción del asesor Stephen Miran en el organismo o el agresivo posicionamiento, muy puesto en tela de juicio por coincidir con el del republicano, de algunos funcionarios (empezando por el gobernador Christopher Waller) en favor de los recortes frente a una mayoría que temía un cierto rebrote inflacionario por las tensiones comerciales.
La antesala de este dato de IPC fue la publicación el miércoles de los precios de producción en agosto. El IPP general cayó un 0,1% intermensual, lo que situó la tasa anual en el 2,6% tras el gran aumento del 0,7% registrado en julio (fue de un 0,9% inicialmente). El IPP subyacente (excluidos alimentos, energía y comercio) subió un 0,3% intermensual (2,8% interanual). Los componentes del IPP que alimentan la inflación recogida por el PCE se enfriaron en general, lo que sugiere una moderación de la inflación de los servicios, que se disparó en julio.
Buscando en el informe señales más precisas de dinámicas más amplias, los analistas de ING se fijaron en la fuerte caída del 1,7% intermensual en los servicios comerciales, un indicador de los márgenes de beneficio corporativos. «Esto sugiere que, por ahora, las empresas están absorbiendo los mayores costes de insumos asociados a los aranceles, en lugar de trasladarlos a los consumidores», extraían los analistas de esta lectura. Según el servicio de estudios del banco holandés, esto podría reflejar «cautela en torno a las perspectivas de la demanda final o una reticencia estratégica a subir los precios y arriesgarse a una reacción negativa del público o de los políticos».
Las principales medidas de los precios de los insumos parecen haber alcanzado su punto máximo por ahora, y los plazos de entrega de los proveedores siguen bajo control, lo que sugiere que el margen para que se renueven las presiones inflacionistas es limitado, analizaron, por su parte, los estrategas de BCA Research, tras conocer el IPP.
«En general, los datos confirman que es poco probable que se repita el repunte de la inflación de 2021-22. La economía y el mercado laboral no se están sobrecalentando, lo que limita la capacidad de las empresas para repercutir los mayores costes a los consumidores, mientras que las expectativas de inflación se mantienen estables. El aumento de los costes de los insumos apunta hasta ahora más a una compresión de los márgenes que a un repunte de la inflación», profundizan desde la firma de análisis.
En cualquier caso, la mira seguirá puesta en los aranceles. «Las tarifas comerciales se están notando gradualmente en los datos, aunque el efecto aún es relativamente moderado dados los drásticos aumentos arancelarios. La pregunta más importante es si los aranceles tendrán un efecto puntual en los niveles de precios o si marcarán el comienzo de un período más largo de tasas de inflación más altas. Aún no es posible hacer una evaluación definitiva al respecto», cierra Bernd Weidensteiner, economista de Commerzbank.
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