Martín Caicoya siempre ha estado muy atento a un mundo que le maravillaba. Estudiar Medicina no fue una decisión vocacional, aunque con el tiempo la profesión acabó apasionándole. Mientras tanto, la filosofía, el arte y sobre todo la lengua le acompañaron siempre. «Me llama mucho la atención la facultad de construir frases, la creatividad, todo lo que tiene que ver con la lengua como vehículo de expresión y de creación».

Fue casi por azar que llegó al Círculo Cultural de Valdediós: colaboraba como un socio más, hasta que la fundadora le propuso ser miembro de la junta. Años después asumió la presidencia y se encargó de organizar los ‘Atardeceres musicales’.

Desde su fundación en 1998, la entidad promueve este ciclo musical de verano, excursiones, conferencias, la publicación anual de un poemario y alguna obra especial, como el libro ‘Los Caminos de Santiago por Villaviciosa’. También han inaugurado un club de lectura.

Compromiso social

Los cuidados folletos que acompañan las actividades dan memoria y permiten que se conserve. Caicoya defiende el valor del papel: «Un día lo coges, lees, recuerdas… nadie vuelve a una cosa que está en la Red». Cuando, por dificultades, el Círculo Cultural tuvo que abandonar Valdediós y asentarse en Villaviciosa (Asturias), vio claro que «el compromiso ya no era con el monasterio, sino con la sociedad».

Consciente de los retos, insiste en el potencial de la sociedad actual: «Yo creo que se lee más que nunca. Se edita más poesía que nunca. Los jóvenes son muy cultos, muy interesados e interesantes». Y celebra que músicos y poetas sigan respondiendo al llamamiento.

Su presidencia es, sobre todo, una lección de trabajo paciente: mantener un ecosistema cultural vivo y tratar de rejuvenecerlo, editar con cuidado, atraer al público hacia la vanguardia y asegurar que la memoria del proyecto –hecha de papel, conciertos y conversaciones– permanezca para quien quiera volver a ella.