Eva Esteban

Jueves, 11 de septiembre 2025, 20:01

Son las once y media de la mañana y una gran hilera de motocicletas, perfectamente ordenada y que por momentos parece interminable, irrumpe por el lateral de la plaza de San Pablo y enfila hacia Cardenal Torquemada, donde han de estacionar. Es el grueso de la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial (UMSV) de la Guardia Civil, un grupo de nada menos que 132 agentes que forma parte del dispositivo itinerante de seguridad que acompaña a la Vuelta Ciclista a España (también unos ochenta del Cuerpo Nacional de Policía) y que acaba de llegar a la capital vallisoletana tras hacer noche en León. Allí también van llegando a cuentagotas todoterrenos de los GRS (Grupo de Reserva y Seguridad) y les esperan desde unas horas atrás una veintena de efectivos de Valladolid, que refuerzan un operativo en el que también participa Policía Municipal -con toda su plantilla, más de 400 efectivos- y Policía Nacional, con un despliegue similar.

Aún quedan casi tres horas para que dé comienzo la única contrarreloj individual de la prueba y se respira tranquilidad, aunque con cierto nerviosismo por que el tiempo pase lo más rápido posible. Más allá del trasiego de curiosos, de los despistados de última hora y de las típicas fotos para inmortalizar la fila de motos aparcadas, no se intuye ningún tipo de peligro a simple vista. La noche previa ha transcurrido con normalidad, sin grandes incidentes más allá de dos pintadas en el asfalto en las proximidades del pinar, y casi mil efectivos de todos los cuerpos de seguridad van a dar protección a la crono. «Trabajamos mucho para que la prueba sea lo más segura posible y que las noticias sean única y exclusivamente deportivas», admite, recién aterrizado en la ciudad, el teniente David Rebate, oficial de relaciones con los medios de la UMSV.


Veloces ciclistas, desgaste de suela y un aperitivo de ferias en un centro blindado


Imágenes del ambiente previo al inicio de La Vuelta

Muchos de los efectivos aprovechan que aún queda margen de maniobra para retirarse los cascos, las cazadoras y, relativamente, acomodarse. Aunque siempre sin bajar la guardia, porque nunca se sabe lo que puede pasar. También para coger fuerzas, con una pequeña bolsa de avituallamiento que se les ha proporcionado. Porque una vez comience la contrarreloj, nada de distracciones ni de otra cosa que no sea estar pendiente del trazado y del transcurso del evento.

No hay cabida para el más mínimo despiste ni improvisación en el seno de la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial. Cada agente sabe, ha interiorizado, qué es lo que debe hacer en cada momento, en qué posición ha de salir al recorrido y detrás o junto a quién tiene que circular. «En un evento de estas características, tan grande, o está todo medido al milímetro, como es el caso, o no sale», comenta el teniente Rebate, con raíces salmantinas. Por ejemplo, la guardia civil Noelia Esteban sabe desde hace tiempo que será ella la encargada de recorrer el circuito en primer término, instantes antes de que comience la contrarreloj, con la bandera roja que indica que la carretera está completamente cortada y la prueba, a punto de comenzar. También lo conoce el sargento David Peguero, sobre el que ha recaído la responsabilidad de ser el primer motorista en abrir la crono. «Absolutamente todos sabemos qué tenemos que hacer, no hay nada improvisado», reitera este último.


Para todos es «especial», como coinciden, cubrir un evento de esta magnitud. Aunque para unos más que otros. Porque siempre es un «lujo» tener la posibilidad de ser profeta en su propia tierra. Y sino, que se lo digan al agente David -prefiere no desvelar su apellido por cuestiones de seguridad-, de Valladolid «autóctono» y destinado en el GRS 3 de Valencia. Es, de hecho, uno de los dos efectivos que son nacidos o que están destinados en la provincia y que forman parte del batallón de la UMSV. «Es un orgullo estar en mi tierra, lástima no poder pernoctar en mi casa», apunta este guardia civil, visiblemente emocionado por poder abrazar a sus familiares -su hijo, menor de edad, reside en la ciudad- y que puedan ver de cerca un trabajo que le apasiona. «No saben ni dónde ponerse para poder verme», bromea.

Conforme se acerca la hora clave -en un principio las 14:12 horas, si bien finalmente el primer corredor no ha salido hasta las 14:35 horas- empiezan de nuevo, tras un efímero respiro para cuestiones meramente básicas, a tomar posición tanto los 39 agentes del GRS, que a bordo de todoterrenos tienen encomendado el control del orden público, como los 59 motoristas que «acompañan diariamente a la cápsula de la propia prueba». El teniente Rebate, por su parte, se desplaza hasta el aeródromo de Matilla, desde donde parte un helicóptero del instituto armado para sobrevolar la ciudad y sus inmediaciones y dar «soporte» a los efectivos de tierra «para anteponernos a cualquier situación que se pueda dar», según explica el oficial de relaciones con los medios de la UMSV.

En posición en Torrecilla

Mientras tanto, a las 12:47 horas, los motoristas se enfundan de nuevo la chaqueta, se colocan el casco y se suben a los vehículos para iniciar un reconocimiento de seguridad por todo el recorrido. Es la calle Torrecilla, esquina con Angustias, el punto de partida de las motocicletas, tanto para iniciar el estudio previo del trazado como para escoltar y acompañar a los participantes. Esa comprobación acaba, en torno a veinte minutos después, sin incidencias detectadas y con una presencia creciente de público junto a las vallas que delimitan el circuito, fundamentalmente en las zonas más próximas a la salida -en San Pablo- y la meta -frente a la Academia de Caballería- y en la rotonda de la plaza de Castilla y León, donde se emprende el camino de regreso.

Una vez recibido el ‘ok’, sin altercados ni acontecimientos reseñables, solo queda esperar. Aunque llevan ya dos horas preparados, a las 13:30 horas comienza la verdadera cuenta atrás para la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial de la Guardia Civil. Las motos de Tráfico toman posición, en filas de dos, en una calle Torrecilla que también ha sido testigo, por ejemplo, de una pareja recién casada que se ha encontrado a la salida de los juzgados con todo el despliegue.

Un vehículo con los agentes Paco Manzanares y Roberto Rodríguez aguarda entre los motoristas la salida del primer corredor, el neerlandés Oscar Riesebeek. «Esto es muy intenso, no te da tiempo ni a estar cansado», aseveran. La norma, salvo para los ciclistas de Israel, con dos motoristas ejerciendo de escolta por delante, es que cada participante vaya con una moto delante y otra más atrás. Los agentes Manzanares y Rodríguez, en un Škoda metalizado en el que también viaja El Norte, salen a toda velocidad tras el coche del equipo del primer corredor, el Alpecin-Deceuninck. Un trayecto, desde la salida hasta el regreso a San Pablo, cubierto en 17:31 minutos. «Hay que estar atento exclusivamente al circuito y a lo que pueda surgir, porque si te despistas lo más mínimo, te coge el corredor de detrás», comentan ambos durante la primera crono, con el único incidente del lanzamiento de «algo» -presumiblemente, una barra inflable de las que se reparten a los aficionados para alentar a los participantes- hacia el coche, sin que haya causado daños mayores.

Ya de regreso a la calle Cardenal Torquemada, ambos agentes siguen con sus labores, más allá de recorrer de nuevo -y una y otra vez- el circuito en el caso de Rodríguez, mientras la prueba deportiva sigue su curso y todo el operativo policial está movilizado y en alerta. Diez horas después de que partieran de León, el dispositivo termina sin altercados graves y la unidad emprende el camino hacia Salamanca, donde hace noche. «Todo ha salido perfecto», sentencia Rebate.

Sentido homenaje a los agentes Vara y Vallinas, fallecidos en acto de servicio

La Guardia Civil rindió, antes del inicio de la prueba, un sentido homenaje a los agentes Juan Luis Vara y Pedro Vallinas, fallecidos en acto de servicio. Fueron sus compañeros, con los que compartieron tantas horas de trabajo, los encargados de recordarles y honrar su memoria. «Se fue dejando huella por su personalidad única y dedicación al servicio de los demás; tenemos el 12 de mayo de 2019 grabado a fuego en la memoria porque ese día perdimos a un gran amigo y compañero», dijeron sobre Juan Luis Vara. «Reunía todos los valores y cualidades de excelente persona y guardia civil; era altruista, íntegro, servicial pero con honor y muy querido y valorado», señalaron de Pedro Vallinas, que murió el 3 de junio de 2021. Tras unas sentidas palabras, se entregó una distinción a los familiares allí presentes.

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