Las voces contra Israel se acumulan, y el Festival de Eurovisión cada vez tiene más complicada su decisión alrededor de la participación del país en la 70ª edición del certamen que se celebrará en mayo del 2026. Países Bajos es el último en enviar un comunicado en el que asegura que no tomará parte del festival si compite Israel, igual que hicieron antes Irlanda, Eslovenia e Islandia.
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La cadena pública neerlandesa AVROTROS advierte a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de que, tras varias conversaciones con el organismo y el resto de corporaciones estatales, ha concluido que “está en juego el sufrimiento humano, la libertad de prensa y la interferencia política” si participa Israel en pleno conflicto con Gaza.
“El Festival de Eurovisión fue fundado en 1956 para unir a la gente en un periodo de profunda división y guerra”, explica el comunicado: “La música ha estado en el alma de una voz unificada con la paz, la igualdad y el respeto en su base. Por eso, AVROTROS no puede seguir justificando la participación de Israel dada la actual situación, y el severo dolor humano en Gaza. La corporación también transmite una profunda preocupación por la erosión de la libertad de prensa: con la deliberada exclusión de la prensa internacional independiente y las numerosas víctimas mortales. Además, hay una probada interferencia del Gobierno israelí en el más reciente Eurovisión”, apunta en referencia a la polémica por el televoto en la edición de Basilea.
En mayo, ya la española RTVE escribió una carta a la organizadora de Eurovisión solicitando una auditoría independiente y una “revisión completa” del sistema de voto en el certamen. En ella, la cadena pública española solicitaba una reformulación del certamen para asegurar que no haya una “interferencia externa organizada por los países, como se ha demostrado recientemente”. La misiva que ponía en duda el voto masivo del público a Israel recordaba que varias delegaciones, entre ellas España, “han expresado una gran preocupación sobre la participación de Israel, la transparencia, legitimidad y la integridad percibida del actual sistema de votación”. Por ello, reclamó a la UER varias medidas. Por un lado, una “reflexión sobre la participación de Israel” a través de su televisión pública, KAN, como ya hizo el pasado abril. “La inclusión de este país debe valorarse a la luz de los valores de paz, justicia y respeto por los derechos humanos que el festival de Eurovisión dice representar”, dice el texto. “La UER no puede olvidar su compromiso con los derechos humanos”.
La final de Eurovisión se celebrará el 16 de mayo de 2026, y algunos países como Islandia y Eslovenia ya han planteado también su retirada. España esperará a diciembre para mostrar su posición. Países Bajos asegura que seguirá con los planes mientras no llegue esta asamblea, esperando que se vote no a la participación de Israel, y que, de no tomar parte, estará encantado en volver en 2027. “Toda esta situación es contraria a la posición apolítica del certamen”, sigue Países Bajos en el comunicado: “Y son incompatibles con nuestros valores”.
El ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, recordó este lunes en el programa La hora de La 1 que la decisión final la tiene que tener la corporación pública, pero abogó por la expulsión de Israel, y recordó que si esto no se logra, “habrá que adoptar medidas”: “No se puede normalizar su participación en foros internacionales como si nada ocurriera”. La irlandesa RTÉ, a su vez, explicó que la Asamblea General de la EBU del pasado julio “varios miembros plantearon preocupaciones sobre la participación de Israel” y agradeció el “extenso proceso de consultas iniciado tras esta reunión y la extensión de la opción de retirarse sin penalización hasta diciembre”.
“Entendemos las preocupaciones y las opiniones profundamente arraigadas en torno al conflicto en curso en Oriente Medio. Todavía estamos consultando con todos los miembros de la UER para recopilar opiniones”, ha respondido este jueves Martin Green, máximo responsable de Eurovisión sobre la decisión que tomarán, mientras que cada día más países se unen a las voces en contra antes de diciembre, cuando acaba el plazo de decisión: “Depende de cada miembro decidir si quiere participar en el festival, y respetaremos cualquier decisión que tomen las cadenas”