Uno de los principales objetivos del documental ‘Peluts i altres forasters a Formentera’, que se estrenará el 1 de agosto en Sant Francesc, es «mostrar y reivindicar» las aportaciones a la sociedad formenterense de aquellas personas que se instalaron en la isla entre las décadas de los 60 y los 80 del siglo XX. Así lo explica el promotor cultural Manolo Oya, fundador de la asociación Trampolí Mecànic, la productora de este trabajo, y uno de los impulsores de la iniciativa junto a Lorenzo Pepe.
Fue este maestro artesano joyero, que se instaló en Formentera en los 90, el que propuso a Oya, afincando en la pitiusa menor desde el año 2000, embarcarse en este proyecto, que se ha traducido, de momento, en el largometraje que se proyectará este viernes a las 21.30 horas en el Jardí de ses Eres, dentro del programa de las Festes de Santa Maria.
La iniciativa se puso en marcha en 2022, coincidiendo también con estos festejos, con la celebración de un encuentro en la antigua sala de plenos del Ayuntamiento de Formentera. Allí, Lorenzo Pepe y Manolo Oya presentaron al público su propuesta, con la que pretenden poner el acento en una parte de la historia de la isla que, a su juicio, no ha recibido la consideración que se merece.
Entrevista a Deborah y Pam Spitz. / Trampolí Mecànic
A partir de ahí comenzó la labor de investigación y de hacer entrevistas con la voluntad de «contribuir a dejar constancia y documentación» sobre la impronta en Formentera del movimiento hippie y, en general, de los foráneos que llegaron allí entre los años 60 y 80. «El proyecto no está finalizado, la idea es hacer otras acciones en torno a este tema», apunta el comisario y activista cultural.
Los 29 testimonios
Trampolí Mecànic ha contado con la colaboración del Consell de Formentera, la Comissió de Festes de Santa Maria y Ràdio Illa para llevar a cabo ‘Peluts i altres forasters a Formentera’. El documental, que dura 79 minutos, reúne entrevistas a 29 personas: Ángel Álvarez; Helena Belzer; Sue Carpenter, Clara Castelloti; Erik Doornweerd; Tanja Grass; Gilbert e Isabel Herreyns; Aaron Keydar; Silvia Komet; Melba Levick; Doris y Wolfgang Mally; Janine Maurel; Maria Mayans;Emiliano Miguel; Gabriel Morera; Julio Morláns; Marika Pallant; Juan Antonio Pardos, Chano; Deborah y Pam Spitz; Helen y Sophie Tunks; Julián Tur; Miquel Tur; Bill y Dana Wright; y Shani Zion.
«Lorenzo y yo somos el canal de comunicación, pero este documental es una pieza colaborativa en la que todas las personas que han participado son coautores», remarca Oya. Resalta, en este sentido, la aportación del artista local Marc Sánchez, Crams, que «ha hecho las ilustraciones», y hace una mención especial a la banda sonora, «un himno hippie del artista Pau Riba titulado la ‘Simfonia N°3 (D’un temps, d’uns botons)’. «De la postproducción de la imagen se ha encargado Oriol Martin y del audio, Pablo Gregorio», añade.
‘Gabrielet’ y Tony ‘des Cans’
Además de recoger el testimonio de los que llegaron a Formentera entre los 60 y los 80, también se tiene en cuenta en este trabajo el punto de vista de sus hijos y de tres formenterenses: Maria Mayans, de Cas Moliner, en la Mola; Julián Tur, de la Fonda Pepe; y Miquel Tur, de Can Toni. Hay capítulos específicos, explica Oya, dedicados a estos dos establecimientos emblemáticos de Formentera y también apartados especiales para una figura fundamental de La Mola, el artista Antoni Tur Gabrielet, y para otro personaje muy conocido, Tony des Cans, «el primer homosexual reconocido que hubo en este pueblo».
Entrevista a Erik Doornweerd. / Trampolí Mecànic
Oya destaca el «componente antropológico» de este documental «cargado de humanidad» que «no cae ni en la nostalgia ni en la melancolía», en el que se intenta mostrar lo que supuso para un pueblo muy sacrificado y trabajador como el formenterés la entrada en contacto con una manera de entender la vida muy diferente. En este largometraje se habla del intercambio que se produjo y de cómo fue la convivencia entre la población local y aquellos forasters inconformistas y hedonistas que llegaron a la isla huyendo de las ciudades para vivir de una manera sencilla, en contacto con la naturaleza y sin comodidades, pensando en «alimentar el alma».
A pesar de los contrastes y diferencias culturales, los entrevistados destacan la actitud de aceptación y tolerancia de los formenterenses, aunque en este trabajo se hace mención también a «la persecución al nudismo» y al rechazo que provocaban las drogas y quedan reflejados «algunos episodios de represión y expulsión de los hippies por parte del gobierno franquista y la Guardia Civil».
Para Oya, los 29 testimonios recogidos en este documental hablan, en definitiva, de «una manera de habitar y querer Formentera» y retratan una isla en la que el contacto y el respeto a la naturaleza, la austeridad, la generosidad y la solidaridad fueron elementos claves, además de la libertad, el respeto a la diversidad y la tolerancia. «Todo esto todavía existe y forma parte de la identidad de la sociedad formenterense», subraya el promotor cultural, que confía en que este trabajo invite a la población a preguntarse hacia dónde quiere encaminar el futuro de la isla.
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