Ni haber conseguido su primera victoria en el campo profesional alteró ayer los hábitos del ciclista del Kern Pharma Haimar Etxeberria. Como un día cualquiera, … desayunó con sus compañeros de la grupeta y se echó a la carretera para oxigenar las piernas con 67 kilómetros después de ser el más potente el domingo en el final de la Vuelta a Castilla y León que acabó en el castillo de Peñafiel. Este irunés de 21 años remontó en los últimos 25 metros a Jesús Herrada (Cofidis), con Christian Scaroni (Astana) en la tercera plaza, para suceder en el palmarés de esta prueba a Caleb Ewan, ganador el año pasado, y a otros ilustres como Alejandro Valverde, Simon Yates, Alberto Contador o Miguel Indurain.

– ¿Qué pasa por su cabeza horas después de estrenarse?

– Me ha costado darle la vuelta. Me quedé en shock. Una cosa es soñar con llegar a profesionales y otra bien distinta ganar en profesionales. Es algo que está solo al alcance de los elegidos. Pensar que ya tengo una en la mochila es increíble.

– Pero usted ya era un ganador en el campo amateur.

– Y así me considero: un ganador. Siempre he corrido para ganar, pero es que ni soñaba con la posibilidad, lo veía bastante lejos. Hoy en día es difícil ver el salto a profesionales de un corredor que no ha ganado antes en el campo amateur. Hay muchos que pasan después de brillar en aficionados y luego no terminan de dar ese último paso.

– ¿Cómo lo celebró? ¿Se dio algún capricho en la cena?

– Nada. Cené con mi pareja y sus padres en su casa, en Bera. Estuvimos tranquilos. Nos retiramos pronto porque mi pareja trabajaba y yo estaba reventado.

– ¿Y su grupeta? ¿Cómo ha sido el recibimiento?

– Me han dado más abrazos de lo normal pero me siguen vacilando igual que siempre. Eso no ha cambiado. El desayuno con ellos ha sido especial. Espero no cambiar porque me considero un tipo muy sencillo, abierto, que le gusta estar tranquilo con su pareja y amigos.

– ¿Cuándo vio que podía pelear por la victoria?

– Durante todo el día me sentí muy bien. Recuerdo que a treinta kilómetros de meta me acerqué a mi director para decirle que quizás podía meterme en el grupo de cabeza. Como mucho podía pensar en un top-5 después del octavo lugar en la Clásica de Ordizia, el pasado viernes, pero de ahí a ganar… Mucha parte de culpa se la debo a mi compañero Marc Brustenga, que hizo un trabajo excepcional para que llegara con las piernas frescas a los últimos kilómetros.

– Tiene más mérito si cabe la victoria por la entidad de los rivales directos.

– Y así se lo hice saber a Jesús Herrada, ganador de grandísimas carreras, de etapas en la Vuelta a España. Y lo mismo Scaroni, uno de los ciclistas revelación de la temporada. Ganarles cara a cara es una locura. Según lo estoy contando me vienen recuerdos, sacrificios que ha hecho mi familia para que yo cumpla el sueño de ser ciclista. Es tanta gente la que ha apostado por mí que es difícil no emocionarse. Pienso en mis padres, mi amona que vive con nosotros, mi pareja, mis suegros, amigos…

– Todavía más en una temporada como ésta que no ha sido fácil para usted.

– Estuve cerca de pasar por quirófano porque se me salió el hombro en abril. Al final a base de rehabilitación conseguí esquivarlo. Pero es que antes, hace dos años, cuando iba a pasar a profesionales se me rompió la clavícula. Ahí es cuando le das vueltas a la cabeza y es cuando la gente que te quiere aparece. Solo ellos saben lo que he pasado.

– ¿Qué calendario le espera?

– Correré en Getxo el domingo, Me hace mucha ilusión porque otra vez estaré rodeado de amigos y familiares, como en Ordizia. Otra vez una carrera de un día. Veremos. Me encuentro bien. Luego correré circuito Franco-Belge (15 de agosto), La Plynormande (17 agosto) y Tour du Limousin-Périgord (19 al 22 de agosto).

– ¿Pesará ya la mochila?

– No porque esa mochila va conmigo desde siempre y la llevo bien, me gusta. Siento que es parte del juego. Hay mucha gente por detrás, empezando por Juanjo (Oroz) que ha creído en mí y mi deber es cumplir. Sé que hay corredores que van a trabajar para mí para lograr el objetivo que todos queremos y no rehuyo esa responsabilidad.