En unos años, los pacientes con colangiocarcinoma, un tipo de cáncer hepático sumamente agresivo, podrían tener un mejor pronóstico. Investigadores vascos han patentado un nuevo … grupo de fármacos quimioterápicos que resultaría «más eficaz y selectivo» que la quimio convencional. La investigación se ha centrado en este conjunto heterogéneo de tumores que se desarrollan en los conductos biliares, «pero podría aplicarse a otros tipos de cáncer y ya se ha probado también en tumores de mama y ovario», avanza Jesús Bañales, responsable del Grupo de Enfermedades Hepáticas de Biogipuzkoa e investigador de Ikerbasque.

«Esta nueva fórmula quimioterapéutica se perfila como una alternativa prometedora. El compuesto ha demostrado una notable capacidad para reducir la supervivencia de células tumorales incluso en casos en los que la enfermedad ya no responde a los tratamientos convencionales». Esto es, las células hasta ahora resistentes a la quimio, pueden no serlo -de acuerdo a los datos que tienen- a esta «última generación de medicamentos». Los planes de los investigadores pasan por poder hacer un ensayo clínico a nivel nacional «en un plazo de cinco a diez años».

«En la actualidad, un fármaco habitual en los tratamientos oncológicos es el cisplatino, un agente que induce un daño parcial a las células cancerosas. La cuestión es que estas células van aprendiendo a reparar el daño causado por el tratamiento y a protegerse y se hacen resistentes», explica Bañales. Los compuestos que ha diseñado el catedrático de Química Orgánica de la EHU y director científico de Ikerbasque, Fernando Cossío, permiten «atacar más eficazmente a las células enfermas, de modo que no puedan ‘repararse’ para seguir expandiéndose».

«Queremos hacer un ensayo clínico a nivel nacional en un plazo de 5 a 10 años»

Jesús Bañales

Investigador de Ikerbasque

«Sus características moleculares permiten que actúe como un caballo de Troya, entrando en alta concentración en las células tumorales y aniquilándolas. La quimio actual rompe una de las dos hebras de ADN, cadenas con material genético que se entrelazan. Pero el que hemos desarrollado rompe las dos, lo que resulta sumamente eficaz para que la célula muera y no tenga capacidad de adaptarse y reparar el daño», señala Bañales, uno de los coordinadores de estudio.

Reducir la toxicidad

No solo eso. «El ataque es más selectivo, ya que solo afecta a las células cancerosas y no a las sanas, de manera que se reduce notablemente la toxicidad». Lo saben porque han inoculado el compuesto a dos tipos de muestras biológicas: células tumorales y células sanas. «Los fármacos solo destruyeron las células enfermas». Y esto marca una importante diferencia. «Muchos fármacos no llegan a consolidarse precisamente por la toxicidad, porque no solo dañan a las células tumorales, sino a las sanas, lo que hace que algunas personas no toleren el tratamiento», explica Bañales, uno de los coordinadores del estudio. Además, han comprobado que en modelos animales es «un tratamiento a priori muy seguro».

Han centrado la investigación en un tipo de cáncer hepático con alta mortalidad que «se suele diagnosticar en etapas tan avanzadas que las opciones terapéuticas son en su mayoría paliativas», pero podría aplicarse «a otros tumores sólidos», avanzan. Una vez patentado el hallazgo, los investigadores centrarán los trabajos en «avanzar en la seguridad del fármaco». En el futuro, además de una alternativa a la quimioterapia convencional, «podría combinarse con la inmunoterapia». En el estudio han colaborado investigadores de la Universidad de Glasgow y de Salamanca, además del Donostia International Physics Center (DIPC).