En pleno debate sobre la lectura (o la falta de ella) y las pantallas (o el abuso de ellas), los libreros pueden consolarse con sus buenas cifras de ventas en Cataluña. Según datos recopilados por GfK en su informe NIQ BookData, compartidos en el décimo Forum Edita celebrado esta semana en Barcelona, la facturación de las librerías independientes en el primer semestre de 2025 alcanzó los 70 millones de euros, un 19,4% más que en el mismo periodo de 2021 [ver gráfico].

Según la estimación de la consultora, las tiendas incluso aumentaron ligeramente su cuota de mercado hasta el 56%, un punto más que en el primer semestre del año precedente. Esta porción del pastel aventaja a los grandes almacenes y cadenas (41%) y los hipermercados, que tienen una cuota residual del 2%.

«Pese a Internet, las librerías se han ido recuperando hasta llegar a una situación de crecimiento en facturación. Son buenas noticias porque somos conscientes de dónde venimos», manifestó Ignacio López, jefe de inteligencia de mercados de GfK. Hay que tener en cuenta que el mercado del libro en Cataluña representa un 21,2% del total a escala nacional, solo por detrás de Madrid (21,8%).

De hecho, la autonomía agiganta los ingresos de toda la industria en España gracias a Sant Jordi, que no solamente supone un aumento extraordinario de caja cada 23 de abril, sino que también alimenta el negocio de los establecimientos en los días previos y posteriores a la jornada del libro y la rosa. Tan solo las ventas de volúmenes por Navidad y los Reyes Magos suponen un pico similar.

En 2025, los resultados de Sant Jordi fueron «históricos». «Se recaudaron casi 50 millones de euros, un 6% más que en 2024 y un récord en los últimos 10 años», detalló el experto. Los ejemplares comercializados subieron un 5,7% y, además, las librerías concentraron el 70% de las ventas.

Primeros lectores

En buena medida, la vitalidad del mercado del libro en Cataluña, al igual que en el conjunto de España, se debe al aumento de primeros lectores. Esto es, de niños y adolescentes que se aficionan a pasar páginas. Entre enero y junio de 2025, se ha registrado un aumento de las categorías de ficción e infantil-juvenil, con crecimientos del 8,1% y 9,2%, respectivamente, mientras que en no ficción se ha producido un descenso del 2,8%.

Supone un hecho relevante por cuanto el sector sigue con atención (y cierta preocupación) los crecientes hábitos de conexión digital. En 2020, se produjo un boom del consumo de pantallas (ordenador, móvil, televisión inteligente) como consecuencia del confinamiento impuesto por la pandemia. Si bien es cierto que la media de minutos consumidos por persona y día cayó en picado al año siguiente, a partir de 2021 se ha ido recuperando hasta alcanzar los mismos niveles que en el año del Covid.

De esta forma, hoy el consumo digital se sitúa en 3 horas y 26 minutos por persona (casi lo mismo que en 2020, cuando se contabilizó un promedio de 3 horas y 28 minutos).

López restó gravedad a esta métrica al considerar que el ecosistema digital puede actuar como «cooperador» y no solo «competidor» con la lectura. Adujo que un 33,8% de la población internauta la usa para consultar asuntos relacionados con sus autores favoritos y novedades editoriales.

«Excepción ibérica»

Respecto a los datos nacionales, López informó que el mercado editorial español creció un 4% durante el primer semestre de 2025, en comparación con el mismo periodo del año anterior, y estimó que a final del ejercicio lo hará entre un 3,7% y 4,7%, hasta rebasar los 1.200 millones de euros en facturación. Además, explicó que este avance del 4% se suma en Europa al de Portugal, con un 9%, configurando una «excepción ibérica», ya que otros países del continente se mantienen estables o bajan ligeramente.

En este contexto, Patrici Tixis, presidente del Gremio de Editores de Cataluña y codirector del Forum Edita, identifica como uno de los principales retos de la industria «ganar nuevos lectores». «Es uno de los retos clásicos», señala en declaraciones a elEconomista.es. «Creo que todavía tenemos un recorrido importante entre la población. En este punto, los planes educativos para introducir la lectura en las escuelas deberían gestionarse de forma más eficiente», apunta.

«Otro de los retos es la inteligencia artificial. Por un lado, su uso en beneficio de la gestión de todos los procesos productivos del mundo editorial, que son muy complejos ya que tenemos una gran diversidad de títulos en el mercado. Para este ejercicio debemos apoyarnos en las nuevas tecnologías. Pero la IA también supone un reto para la propiedad intelectual. Las grandes plataformas están utilizando de manera ilegal los contenidos para beneficiarse de un esfuerzo que han hecho otros y que no están remunerados», explica.

«Desde la pandemia, el libro se ha convertido en un elemento que está cada vez más presente en la conversación social. Los editores somos grandes proveedores de historias para el resto de la industria del entretenimiento. Debemos conseguir que haya un interés global por la cultura y por el mundo del libro», concluye Tixis.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky