Gabriel de la Iglesia

Martes, 29 de julio 2025, 07:36

La propuesta lanzada días atrás por Vox para acoger en Burgos una escultura de un toro de 300 metros de altura ha generado mucho revuelo entre partidarios y detractores y unas buenas dosis de estupor e incredulidad. Y es que, el proyecto, planteado por la Academia Española de Tauromaquia, es, cuanto menos, curioso. Y no por la selección de la temática, sino por la envergadura del mismo.

Pongamos cifras sobre la mesa. La Academia habla de un toro de 300 metros de altura, lo que convertiría la escultura en una de las estructuras más altas de España. Ese honor lo asume hoy en día la torre de telecomunicaciones de Guardamar del Segura, de propiedad militar y unos 380 metros de altura. Esa, sin embargo, es una estructura sencilla, sostenida con anclajes de cable de acero.

El toro, sin embargo, sí superaría en altura a la Torre de Cristal, que es actualmente el edificio más alto de España con 249 metros. Cualquiera que haya viajado a la capital en coche habrá comprobado cómo la figura de esa torre y sus tres compañeras se divisan desde muchos kilómetros antes.

En el caso de Burgos, el edificio más alto es la Catedral, cuyas agujas se elevan 88 metros sobre el suelo. Esto es, la escultura propuesta por la Fundación sería tres veces y media más alta que la Catedral, cuyo perfil domina con suficiencia el skyline burgalés, al que se están sumando en los últimos tiempos nuevos edificiones, como la Torre Zenit (72 metros) o las Torres Dúo (58 metros).

Comparativa de la escultura propuesta con los edificios más altos de Burgos.

Comparativa de la escultura propuesta con los edificios más altos de Burgos.

BC

A partir de ahí, y teniendo en cuenta las dimensiones de un toro de lidia real (entre 1,4 y 1,6 metros de altura y entre 2,3 y 2,7 metros de longitud), la escultura debería tener una envergadura de aproximadamente 500 metros para mantener las proporciones reales. De esta forma, se necesitaría una parcela libre de más de 200.000 metros cuadrados solo para albergar la estructura. Evidentemente, en el casco urbano de Burgos capital no existe una parcela libre de esas dimensiones y habría que buscarla a las afueras.

A mayores, y teniendo en cuenta que la envergadura de las astas de un toro real es de entre 1 y 1,3 metros, la envergadura de las astas de la escultura se iría hasta los, por lo menos, 200 metros de longitud entre las puntas de los dos cuernos. Por su parte, la cola tendría al menos 160 metros, mientras los testículos colgarían de la estructura más de 30 metros. Eso es el equivalente a un edificio de unas 10 plantas.

Pero más allá de las dimensiones, cabría analizar otros aspectos, como el peso o el volumen interno. Aquí, los cálculos se hacen más complejos, toda vez que se desconoce la propuesta estilística concreta, aunque en un primer boceto, la Academia de Tauromaquia ha ofrecido una imagen generada por inteligencia artificial en la que se aprecia cierto parecido estructural a la Torre Eiffel de París.

Decenas de millones de euros

¿Y cuánto costaría? Esa es otra de las grandes cuestiones a resolver. La Academia plantea en su propuesta que la financiación correría de su cargo. En este sentido, hacer el cálculo se antoja muy complicado habida cuenta de la falta de detalles.

Sin embargo, sí existen algunas referencias al respecto. Por ejemplo, la construcción de la Torre Eiffel mencionada anteriormente, costó a finales del siglo XIX cerca de 7,8 millones de francos oro franceses. Ese coste, en términos actualizados, supondría una inversión de más de 45 millones de euros. Eso sin contar con el valor del propio terreno donde debería levantarse.

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