Arturo Pérez-Reverte y Alejandro Amenábar, dos figuras clave en el ámbito de cultura, se encuentran de nuevo en el ojo del huracán mediático. El primero, por el inminente lanzamiento de Misión en París, la nueva entrega del capitán Alatriste que verá la luz el 3 de septiembre; el segundo, por El cautivo, su ambiciosa película centrada en la figura de Miguel de Cervantes, que llegará a las salas el próximo día 12. A pesar de sus diferencias estilísticas y de formato, ambos coinciden en algo: cuando abordan la historia de España, lo hacen sin red y sin miedo a herir sensibilidades.
No es la primera vez que Amenábar se adentra en terreno pantanoso. Su anterior trabajo, Mientras dure la guerra, reabrió heridas al representar al filósofo y escritor Miguel de Unamuno en plena Guerra Civil. Las tensiones no tardaron en aflorar: historiadores, académicos y opinadores de todas las trincheras discutieron durante semanas sobre la fidelidad histórica del biopic sobre la figura de Unamuno. Especialmente polémica fue la escena final, que mostraba a un protagonista prácticamente vencido por el franquismo, algo que algunos sectores tacharon de maniqueo.
Con El cautivo, Amenábar vuelve a arriesgar, aunque en esta ocasión pone el foco en un Cervantes joven, durante sus años de cautiverio en Argel. El director no se limita a narrar la peripecia histórica, sino que insinúa, con matices, la posible homosexualidad del autor de El Quijote. Esto, aunque abordado con sutileza, ya ha comenzado a levantar ampollas entre los sectores más conservadores, y la crítica ya anticipa el debate: ¿es una revisión necesaria del mito cervantino o una licencia que traiciona al personaje?
Pérez-Reverte ha hablado
En este contexto, Pérez-Reverte no ha querido mantenerse al margen. El escritor, tan conocido por su obra como por sus opiniones sin filtros, ha sorprendido al alabar el filme. «He visto El cautivo y me parece una película espléndida, amena, bien hecha. Hay dos minutos polémicos que darán mucho que hablar y no gustarán a todos; pero es una visión libre y sincera (y muy valiente) de Alejandro Amenábar. La recomiendo de verdad», publicó en su cuenta de X.
Cabe recordar que el escritor tampoco es ajeno a la controversia cuando se trata de reinterpretar la historia. Sus novelas a menudo presentan a personajes moralmente ambiguos, como su icónico capitán Alatriste, y en ocasiones incluso ha sido acusado de idealizar ciertos valores del Siglo de Oro. Pero si algo ha definido su carrera es esa misma actitud que ahora reconoce en Amenábar: valentía narrativa.
En paralelo, el escritor seguirá comentando desde su perfil de X sus opiniones sobre las ficciones contemporáneas que más le han atrapado, tanto de la pequeña como de la gran pantalla. Al ser interpelado sobre cuáles son sus cintas predilectas, el autor vuelve la vista atrás y remata: «demasiadas para resumirlas en tres. Quizá, por decir algo, Río Bravo, Tener y no tener y La regla del juego.»