Iván Ramajo

Sábado, 13 de septiembre 2025, 09:05

Ismael Martín fue uno de los nombres propios de la pasada Feria. Hizo rugir como nadie La Glorieta en el pasado abono en un tercio de banderillas para la historia del coso, con la entrega como base. A ese recuerdo, suma un mes de agosto que le refuerza y le espolea de cara a defender el cetro que se ganó a base de bien el ciclo pasado.

Lo suyo es, sin duda, la excepción que confirma la regla. Cuando los triunfos apenas ya valen, el suyo de la pasada Feria fue tan contundente que su presencia resultaba imprescindible.

—Por cómo están de cotizados los puestos, me llena de responsabilidad. La tarde del año pasado me motiva. Mi objetivo es volver a triunfar en la Feria de Salamanca, es seguir mejorando, es competir conmigo mismo y es demostrar que puedo volver a estar ahí. Se trata de demostrar a la gente que sí se puede.

Si es difícil competir con las figuras, con usted mismo en esta plaza también lo es: un rabo de becerrista, un triunfo solidísimo como novillero y la presentación como matador con tres orejas…

—La verdad que, visto así, es difícil competir conmigo mismo en Salamanca, pero ese es el camino en el que estoy ahora. Quiero mejorar día tras día y que la gente vea esa progresión tarde tras tarde. Desde la alternativa hasta Salamanca ha habido una evolución y también la tiene que haber de Toro (Zamora) a la Feria, tengo que dar otro paso más. Sigo entrenando y sacrificándome a diario para ello.

Y los resultados le están llegando, con las tardes redondas en Peñaranda y Toro, sin ir más lejos.

—La verdad es que no me lo esperaba. Siempre fui a disfrutar de la tarde, sin tener nada preparado, intentando olvidarme de la responsabilidad. Para mí, Toro no deja de ser una plaza pequeña pero muy especial, por la estructura que tiene, que invita a torear. Sabía que las figuras querían volver a esas plazas; no estuvo el maestro Morante, pero sí Talavante. Me olvidé de la presión y me centré en disfrutar.

Se le ve muy fresco de ideas.

—Creo que la mentalidad es esa: ir con mucha responsabilidad, pero a la vez disfrutar. Si yo disfruto, hago disfrutar a la gente. Y eso es lo más importante.

Su Feria pasada fue de emociones fuertes. En ninguna tarde rugió tanto la plaza como cuando tomó las banderillas en el último toro del serial.

—Es algo que se me quedó grabado en la cabeza: Salamanca es una plaza clásica, que gusta del toreo más puro, y ver cómo se rompían conmigo en el tercio de banderillas del segundo toro fue algo increíble. Hasta yo mismo me impacté al ver a la gente tan entregada. Al fin y al cabo, esa es la meta: lograr que el público se entregue.

¿Ha tenido la curiosidad de saber cuándo la plaza se levantó antes al unísono para reconocer un tercio de banderillas como el suyo?

—La verdad que no había tenido esa curiosidad, pero fue muy bonito. Aunque la muleta no sirviera del todo ese toro, ese momento fue muy especial.

¿Consigue torear con el capote tan bien y tan despacio cuando entrena como lo hizo al toro de Espioja?

—Lo intento cada día. Trabajo en mejorar lo que hice aquella tarde. Poco a poco van saliendo cosas, y se nota lo que entreno diariamente.

Con todo lo que estamos hablando, ¿qué queda por verle?

—Van a ver la misma entrega de Ismael Martín, las mismas ganas de siempre, pero espero que también aprecien esa evolución que tanto estoy peleando.

¿Eso le llega a quitar el sueño?

—No tanto, pero sí que pienso que ya mismo es el día, que estoy anunciado abriendo Feria. Es muy importante estar mentalizado para ello, porque no vendrá mucha gente de fuera, pero sí mucho profesional y un nivel muy alto de aficionados. Para mí es un sueño estar en mi Feria, la de Salamanca, y quiero afrontarlo con responsabilidad.

Usted mismo lo dice, su cartel no entra en ninguna quiniela. ¿Eso a qué juega?

—Creo que el factor sorpresa siempre está de nuestra mano. Con Vellosinos y en Toro se dio algo extraordinario, y espero que no sea menos en Salamanca. Esta ganadería está muy enclasada, disfruté mucho de ella y creo que Salamanca no va a ser menos. Se trata de que los toreros podamos disfrutar y estar a la altura.

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