Domingo, 14 de septiembre 2025, 00:01
Les presento a Francisco de Borja. Este señor, de sangre azul, vivió en el siglo XVI. Fue duque de Gandía, marqués de Lombay, grande de España y virrey de Cataluña. Pasó a la posteridad. Pero no lo hizo por títulos o gestas, sino porque tras el fallecimiento en 1546 de su esposa, Leonor de Castro, ajustó cuentas con la asuntos mundanos e ingresó en la Compañía de Jesús. Un siglo después de su fallecimiento fue santificado en Roma por el papa Clemente X. Francisco de Borja se convirtió en San Francisco de Borja y, rápidamente, se extendió su culto por todo el mundo cristiano. También por Granada, donde la Compañía de Jesús mandó que le hicieran una escultura para ubicarla en la iglesia de la Reconversión de San Pablo, hoy parroquia de los Santos Justo y Pastor, en la plaza de la Universidad. ¿A quién hicieron al encargo? Pues al mejor escultor de esa época. Se llamaba José de Mora.
Ahora este San Francisco de Borja es actualidad por dos motivos. El primero porque en estos tres últimos meses ha sido sometido a una gran restauración. Y segundo porque la talla formará parte de las cincuenta y cuatro que conformarán la exposición que, con un año de retraso, conmemorará los trescientos años del óbito de José de Mora, considerado junto a Alonso Cano y Pedro Mena los tres grandes maestros de la Escuela Granadina de Escultura. La muestra, que se inaugurará el 26 de septiembre, quedará instalada en la girola de la Catedral, de la que se celebra una efemérides muy importante –también con un año de demora–, el quinientos aniversario del inicio de su construcción, siendo arzobispo Antonio de Rojas.
Últimos trabajos de restauración del San Francisco de Borja de José de Mora.
JORGE PASTOR
Pero volvamos a los Santos Justo y Pastor. Ahí, en una de las estancias de la cofradía de los Estudiantes, fue llevada la pieza a mediados de junio. No fue sencillo. Hubo que colocar un andamio de diez metros para apearla del retablo del Nazareno, donde se halla desde hace décadas. «No sabemos desde cuándo, pero por el volumen de partículas adherido, de unos cuatro milímetros, está claro que llevaba mucho tiempo», dice Lydia Cepero, que está trabajando en la rehabilitación junto a Julia Ramos. Se precisaron tres operarios para bajarla, manejar sus ciento cincuenta kilos de peso –fue esculpida en madera de pino– y transportarla hasta las dependencias donde se ha intervenido. «Planteamos no sacarla de este edificio, para evitar acarreos innecesarios y que pudiera sufrir algún tipo de daño», aclara Cepero.
Y es que, por la posición elevada en que se encontraba, su estado de conservación no era bueno. «Se evita que esté cerca de la gente y pueda tener otros deterioros, pero ni existe una visión directa que permita detectar posibles problemas ni se puede limpiar, por lo que ha acumulado una gran cantidad de polvo, que es higroscópico y retiene la humedad, uno de los grandes enemigos del arte», explica Julia Ramos. Había faena. Lo primero fueron los análisis. Para dilucidar la originalidad de la policromía se tomaron micromuestras para su examen en el laboratorio y se proyectó luz ultravioleta. «Así pudimos comprobar que estaban los pigmentos primitivos bajo varios repintes», asegura Ramos. No hemos de olvidar que José de Mora no era solo un magnífico escultor, sino también un espléndido dibujante y policromista.
Julia Ramos también ha trabajado en este proyecto.
JORGE PASTOR
Lo siguiente fue la erradicación de toda la suciedad con brochas de pelo suave y aspiradoras. Después se procedió a la fijación exhaustiva de los estratos con colas orgánicas y resinas vinílicas. También se sanearon los barnices oxidados con una mezcla de disolventes. A continuación, Julia y Lydia acometieron la reparación de las lagunas con unas capas de preparación de estuco y reintegraron pequeños fragmentos en la zona de la capa. ¿Cómo puede haber pérdidas de material si estaba a tanta altura? Hace muchos años –no se sabe cuántos– este San Francisco de Borja fue sacado en procesión. Se le han descubierto pequeños orificios en la parte superior de las vestiduras para añadirle un manto de tela.
Realismo
La obra, de 1,90 metros incluida la peana, responde a la tipología de ‘bulto redondo’. Es decir, es completamente tridimensional, aislada de un fondo o de un muro y se puede observar desde los 360 grados –se puede rodear por completo–. Los expertos destacan el impresionante realismo de este San Francisco de Borja, lejos de cualquier idealización. Una verdad que se observa en los rasgos de su cara –los ojos son de cristal– y en su fisonomía, que evidencia el conocimiento anatómico de José de Mora. Tiene el valor añadido de que, por la hipotética fecha de su factura, a mediados del XVII, De Mora ya tenía su taller en la Casa de los Mascarones del Albaicín, incluida en la Lista Roja del Patrimonio, aunque ahora se está valorando la posible incoación de un expediente para declararla BIC.
«Rendimos tributo a José de Mora que falleció hace 300 años y a la Catedral, que cumple 500»
David Rodríguez
Delegado de Cultura
El delegado de Cultura, David Rodríguez, no oculta el entusiasmo de la Junta ante una muestra que «permitirá rendir un doble tributo, al propio De Mora por los trescientos años de su óbito y a la Catedral por sus quinientos años». «Somos conscientes de que vamos un año después, pero hemos querido hacerlo muy bien, restaurando una tercera parte de las tallas que se exhibirán, quince en total, pensando en su perfecto mantenimiento en un futuro», afirma Rodríguez, quien agrega que el presupuesto de esta iniciativa, financiada por la Junta, es de 300.000 euros. Las restauraciones, que ya están casi finalizadas, han tenido un coste superior a los 85.000 euros, incluyendo la del Cristo de la Misericordia, acometida por el Instituto Andaluz de Patrimonio.
Arriba, Lola Blanca certifica el fin de la restauración. Abajo, las restauradoras en plena faena.
JORGE PASTOR
Rodríguez, que ha destacado el empeño por este proyecto de su predecesor en el cargo, Fernando Egea, y la implicación de toda la Delegación, ha resaltado que esta monográfica es una oportunidad de oro no solo para conocer la producción de un genio, sino de otros coetáneos que también fueron grandes referentes del Barroco. Los que se acerquen hasta la Catedral podrán disfrutar de lo mejor de José de Mora, pero también de Diego de Mora, Bernardo de Mora ‘el Mozo’, Juan Puche, Pedro de Mena, Alonso Cano y José Risueño. Habrá pinturas, además, de Bocanegra y del propio Cano.
«Teníamos claro que la única ubicación posible para esta exposición era la Catedral»
Antonio Fernández
Delegado de patrimonio de la Diócesis
El representante de la Junta ha comentado que los fondos se situarán en la girola, «lo que facilita un recorrido sencillo y ordenado». «Esto permitirá también la compatibilidad de la actividad expositiva con la ordinaria de la Catedral», manifiesta.
La muestra se podrá ver de balde los martes y los miércoles de 18.15 a 20.15 horas a través de la puerta del Perdón, teniendo en cuenta los límites de aforo. Hay otra opción. La Catedral, a la que los granadinos pueden acceder gratis los martes por ser BIC, ofertará para el resto de días a los residentes de Granada una tarifa reducida de tres euros que incluye la entrada a la Catedral y a la exposición. «Con todos los proyectos que hay en marcha no podemos prescindir de la colaboración», dice el deán Eduardo García.
La imagen será traslalada en los próximos días.
JORGE PASTOR
Respecto al relato, los espectadores se podrán aproximar a la figura de José de Mora a través de siete grandes apartados. El primero mostrará su versatilidad; el segundo se centrará en la visión interior, oración y éxtasis; el tercero, en el misterio de la Inmaculada; el cuarto, en la Pasión de Cristo; el quinto, en la devoción íntima; y el sexto, en el teatro sacro.
Detalles de la escultura.
JORGE PASTOR
El delegado de Patrimonio de la Diócesis, Antonio Fernández Siles, ha resaltado que José de Mora se sitúa en la cumbre del Barroco por su maestría, «pero también por el gran valor devocional de su obra». «Cuando Egea planteó esto, teníamos claro que la única ubicación posible era la Catedral», asegura Fernández Siles, quien recuerda que gran parte de la imaginería de José de Mora es titular de cofradías señeras de Granada.
Fue Oscar Wilde quien dijo que «hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir». No sabemos si José de Mora era vanidoso, pero desde luego sería muy feliz si levantara la cabeza.
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