En la cima hormigonada de la Bola del Mundo, donde LaVuelta suele dictar sus últimas sentencias, Abel Balderstone se marchó con la serenidad del que sabe que ha dado un paso firme hacia el futuro. El catalán, corredor del Caja Rural-Seguros RGA, concluyó la general en un meritorio decimotercer puesto, lejos aún del ansiado Top-10, pero con la satisfacción de haber resistido entre gigantes.
“No sé si tengo todavía el motor para rodar con los de delante, pero ése es el objetivo: comprobar si en el futuro puedo estar más cerca de los mejores. Estoy muy contento con lo que hemos hecho”, confesó con la mirada todavía encendida tras la ascensión madrileña. A su lado, casi como un espejo, su compañero Jaume Guardeño cerró la Vuelta en el 14º lugar, confirmando el crecimiento de dos jóvenes que han sabido enfrentarse de tú a tú a los colosos de la montaña.
Ambos se protegieron en todo momento bajo el paraguas del equipo en una etapa donde el ritmo infernal de Red Bull y, sobre todo, de UAE Emirates, impidió que la fuga —con un incansable Joel Nicolau en su novena aventura— tuviera apenas aire para soñar. Cuando todo quedó reducido a la subida definitiva, Balderstone y Guardeño eligieron el pulso sereno de la regularidad para llegar a la cima: el catalán, a poco más de tres minutos del vencedor; el alicantino, por debajo de los cuatro.
“Los compañeros me han ayudado a estar siempre delante, a pasar los puertos lo más arriba posible. Creo que en esta Vuelta he demostrado que puedo resistir tres semanas al máximo nivel. El objetivo es seguir creciendo y, por qué no, acabar un día en posiciones aún más altas. En la primera parte intenté buscar fugas, pero en la última preferí centrarme en la general. El Top-10 no ha llegado, pero lo hemos rozado”, resumió Balderstone con la madurez de quien sabe que el camino apenas comienza.
Madrid será el broche a una Vuelta que, sin necesidad de grandes focos, ha visto nacer en estos dos corredores del Caja Rural la promesa de un futuro luminoso.