No para. Nunca lo ha hecho Jesús Rodríguez ‘El Pájaro’. No lo hacía de joven.Del fútbol en La Resi al ciclismo profesional en aquel momento en el que, tras un vacío, aparecieron Hernández Úbeda, Juan Carlos Arribas o Ángel Arroyo, a quien reconoce como la figura que ‘apadrinó’ entonces el cambio del ciclismo español. «Dejó una huella tremenda». Una década compartiendo el asfalto con los mejores del ciclismo de los 80s e inicios de los 90s. Cuando tuvo que colgar la bicicleta, inició otra etapa. O muchas, según se mire. Rehabilitador en el Real Ávila y el Casa Social Católica, director deportivo en equipos ciclistas, comercial de Heineken España… Ahora ejerce en EsporaCanon y lidera junto a otro ‘loco’ del ciclismo como él, David Navas, la recuperación de la Vuelta a Ávila, una labor complicada que sacan adelante como pueden. «Si los que deben valorar las cosas no lo hace, te obligan a dejarlo» avisa por experiencia. De momento seguirá, como seguirá enfrascado en otras mil historias Jesús Rodríguez Rodríguez ‘El Pájaro’, gregario impecable en una época en la que el ciclismo español volvía a despegar y el ciclismo abulense se preparaba para vivir su mejor época.  

Natural de Ávila, «de cuando se nacía –1960– en las casas».En su caso en el barrio de La Estación. Comenzó jugando al fútbol en La Resi, «en un pequeño campo de arena» aunque de reojo miraba a su hermano,Luis Rodríguez, que corría entonces en el equipo Volvo y que entre otras victorias contaba con el triunfo en la Subida a Arrate. «Yo era muy delgado y un día me dijo que montase en bicicleta».Por aquel entonces en el polígono industrial de Las Hervencias se corrían las Carreras de Escuelas. «Allí fui –recuerda Jesús– con la bicicleta de mi hermano y las cuatro que corrí las gané». Le seleccionaron para el Campeonato de España. «Nos fuimos todos a Marbella en unSeiscientos». Ni se le olvida que tuvieron que parar en Jaén porque el coche se calentaba ni el nombre del hotel en el que se hospedaron, el Sofico Renta. En aquel campeonato acabó tercero. Al volver «ya no jugué más al fútbol». 

La decisión de ser ciclista la tenía tomada, pero no era sencillo. «En casa estaban ya un poco hartos de bici con el tema de mi hermano» y ahora era Jesús. Comenzó a competir, fichó por La Casera de Segovia en juveniles.Apenas cuatro o cinco carreras antes de que le fichara Moliner y donde ya corría un joven Pedro Delgado. «Estaba lo mejor de España».Y en el Moliner se gestó su apodo, ‘El Pájaro’. La primera carrera que disputó con su nuevo equipo fue en La Bañeza. «Nos escapamos todo el equipo. Tomás de la Fuente, José Antonio Padrero, Machín,Pedro Delgado,Camarillo y yo. Íbamos a relevos y decían ‘pasa pajarillo’. Yo pensaba que se lo decían a Pedro Delgado. No tenía ni idea. Al llegar a meta me di cuenta que era a mi. Y como no había cadetes –la categoría era de 14 a 18 años– cómo les decía yo a los veteranos que no me dijeran eso. Lo fui dejando pasar. Ya se cansarán», pensó, pero «no se cansaron». Y se quedó con ‘El Pájaro’, un apodo «personalizado». Su llegada al Moliner fue un punto de inflexión. Su padre tenía una fábrica de piedra artificial. «Le dije que lo dejaba todo, que dejaba la fábrica». Durante un año intentó compaginar trabajo, entrenos y estudios. «Al año siguiente dije que esto se acabó y que me iba dedicar a esto». Y al ciclismo se dedicó. 

Estando en el Caja Madrid tenía apalabrado el pase a profesionales con Hueso pero le tocó hacer la mili. El destino, Ceuta, «y para mala suerte, Regulares».A Ceuta le llevó EstebanMartín junto con la bicicleta. «Parece ser que había un general de Ávila. Conseguimos que me dejaran entrar con la bicicleta dentro del cuartel. Acababa de salir de allí Pepe del Ramo –ciclista– y como físicamente era la leche, al decir que yo también era ciclista profesional me mandaron a las SOE, Servicio de Operaciones Especiales. Me tiré tres meses nadando, que no tenía ni puñetera idea de nadar… Unos barrigazos. Pista americana… Total, un año perdido» tuvo que asumir. Tuvo que dar un paso hacia atrás –se fue a Barcelona al Bestia Sport, base del Kelme– para poder dar el salto a profesionales, que lo conseguiría en 1984 –con 22 años– con el equipo Dormilón que entonces dirigía Maximino Pérez y contaba con corredores como Caro, Bayón, Martínez Oliver, Caroz o el escalador belga Ludo Loos. «Un equipo de nueva creación que me dio la oportunidad» recuerda en una época en la que, como ahora, «había dos, tres equipos grandes y el resto.Te metías en una escapada e ibas con los Teka, los Reynolds… Era muy difícil sacar la cabeza». Le faltó conseguir un triunfo en el campo de profesional. «En pequeñas vueltas tengo bastantes puestos entre los diez primeros». Cuenta con un segundo puesto en la Vuelta a Asturias –se la ganó Piotr Ugriúmov– con el maillot de la Montaña.Debió haber ganado la  Vuelta a Los Tres Cantos –«entré con más de cien metros de distancia»– pero como entonces no había chip se la dieron a Cabestany». 

Casi una década –1884 a 1992– como profesional en la que corrió en equipos como el Dormilón, Colchón CR, Helios CR, Puertas Mavisa yPuertas Mavisa. Años de buenos recuerdos y en especial de los años en el Puertas Mavisa, sus últimos como profesional. «Ganamos el Campeonato de España, la Bicicleta Eibarresa por equipos… Teníamos un gran equipo. Dentro  del equipo modesto que éramos –dirigidos por Faustino Rupérez y Luis Ocaña– estábamos en un nivel buenísimo».

Escalador, «cuando peor lo pasaba era hasta llegar al puerto» rememora. Hasta entonces «sólo veías el culo del de delante. No sabías ni por donde habías pasado.  Cómo será que corriendo en el País Vasco estuve con fiebre.Me quedé bajando el Geta. No sabía ni dónde estaba. Me perdí por Vergara… Cuando te llevan a esa leche no sabes ni dónde estas.Son anécdotas que van quedando». 

Guarda un «gran recuerdo» de una etapa como ciclista en la que el único sabor amargo eran aquellos momentos en los que llegaba «la hora de renovar a final de temporada. Cuando te decían aquello de que te merecías tanto pero que sólo tenían este presupuesto. Con una familia, con una casa comprada… Al llegar a octubre pasabas unos meses malos. Era lo peor del ciclismo». Cuántas veces decía aquello de «lo dejo, no aguanto más.Pero una vez renovabas, era un descanso. Era lo peor, más que las pequeñas calamidades que pasabas». 

Tras la época de Julio Jiménez y EstebanMartín «hubo un vacío» en el ciclismo abulense. Pero en aquellos años 80s aparecieron Ángel Arroyo,Hernández Úbeda, el propio Jesús Rodríguez ‘El Pájaro’ o Juan Carlos Arribas. «Estábamos cuatro abulenses que empezaron a dar auge» a un ciclismo local que ‘explotaría’ definitivamente poco después con aquella Peña Ángel Arroyo, la figura de Víctor Sastre y el respaldo –con su patrocinio– de Yuste que hizo posible que saliera adelante «aquella camada de ciclistas que fue fantástica». Y tiene claro Jesús Rodríguez que el papel de Ángel Arroyo en la eclosión de este deporte, no sólo en Ávila sino a nivel nacional, es determinante. «Aunque no se le reconozca como a otros, quizás porque no es una persona carismática, para mi Arroyo fue el que cambió el ciclismo en España, el que hizo posible el paso al ciclismo moderno». Recuerda que en aquellos años «a los ciclistas españoles les daba pánico ir al Tour».Fue cuando Ángel Arroyo ganó dos etapas pero en especial aquel segundo puesto en la edición de 1983. «Hacer eso fue un cambio muy importante. Veníamos de una sequía importante. A partir de ahí se empezó a respetar a los ciclistas españoles». Con Ángel «cambiaron muchas cosas», incluso cuestiones relacionadas con la parte ‘laboral’ de los ciclistas. «Fue una época de lucha importante» para conseguir cosas como los dos años mínimo de contrato en profesionales, sueldo mínimo, seguridad social, «unos derechos que se lograron en nuestra época». 

Una etapa profesional con un día marcado en el recuerdo de los abulenses, aquel 12 de mayo de 1988, etapa 18ª de la Vuelta a España, con inicio en Toledo y final en Ávila, donde se quedó a las puertas de firmar el triunfo de etapa y con ello lograr esa victoria como ciclista profesional que no consiguió. «Tuve una más cerca, en la Clásica de Toledo, cuando pinché pasada la Puerta de la Bisagra» donde le ganaría el irlandés Sean Kelly, el ‘Rey de las Clásicas’, a 300 metros de la meta.En Ávila fue a tres kilómetros. Se había escapado desde el inicio de la jornada.Se le unió JuanMartínez Oliver.Entre ambos llegaron a alcanzar los 25 minutos de ventaja sobre el pelotón, que dejó hacer. En la última ascensión, Navalmoral, Jesús Rodríguez descolgaba a Martínez Oliver para comenzar a rodar en solitario hacia la meta, entonces en el velódromo del Adolfo Suárez. Sin embargo «me dio un calambre». Le volvería a echar mano JuanMartínez Oliver, «le cogí la rueda pero me volvió a dar otro estacazo y tuve que dejarlo ir. La vida se escribe a veces desde la mala suerte pero también es bonito que sea algo que recuerda la gente». 

Llegado el momento de colgar la bicicleta arrancó una nueva etapa en su vida. Se había preparado para ello. Hizo osteopatía y quiromasaje. «Me echó una mano el doctor Germán Vázquez» que tenía entonces una consulta en el pasaje de Duque de Alba donde comenzó a ejercer. «Fue mi primera vida profesional fuera del ciclismo.Lo disfruté muchísimo.Ni me acordaba  del ciclismo». Vendría después el Real Ávila en Segunda División B y el Casa SocialCatólica de Pedro Lanero. «Siempre estaba dentro del deporte, junto a deportistas» recuerda en «unos años maravillosos» de los que guarda un gran recuerdo. Fue el impulsor durante unos años de losPremios Nacionales del Ciclismo que durante unos años se hicieron en Ávila. Sería comercial de Heineken España durante muchos años. Nunca ha parado de buscarse la vida. Ahora trabaja enEspora Canon. Sigue vinculado al ciclismo. Lo hace como director deportivo de un equipo Elite-Sub’23 de Santander, el Multihogar Cantabria. «Es mi pasión». Por ello se ha metido en un ‘charco’ junto a David Navas organizando la Vuelta a Ávila. «Siempre hay locos que apuestan por el ciclismo, pero en Ávila cuesta mucho poner algo en marcha. Si los que deben valorar las cosas no lo hacen pues al final te obligan a dejarlo.Es triste que en Ávila no haya un equipo amateur» lamenta. «Duran las cosas mientras dura la gente que tiene las ganas.Cuando se acaba eso, desaparecen las cosas».