¿Será el Museo Bellas Artes de Sevilla la casa permanente del San Pedro Penintente de Murillo? La petición, además de formulada por el mundo académico, ha sido hecha formalmente por la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, para que este cuadro ingrese en la colección del museo sevillano si, finalmente, se resuelve a favor del Estado el litigio abierto en la actualidad con la propiedad a cuenta de la deuda con la Seguridad Social. De cómo se resuelva la crisis de Abengoa con el Estado depende el futuro de una pintura cumbre del Barroco.

Según todas las fuentes oficiales con las que ha hablado este periódico, esa decisión todavía no está tomada. Entre otras cosas, porque es el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social el que debe dar por concluido este expediente de deuda. Si finalmente el valor de este cuadro, tras su tasación, sirve para pagar la deuda contraída pasaría a formar parte de los bienes del Estado y al ser un bien mueble debería ser el Ministerio de Cultura el que decida su destino. Mientras, las razones y argumentos a favor del Bellas Artes se acumulan. La Consejería de Cultura ha querido ponerlas todas juntas en una carta al titular del Ministerio con el que hay una sintonía evidente. A primeros de julio del año pasado, el ministro vino a Sevilla para anunciar formalmente que en los próximos meses se licitaría el contrato para la redacción del proyecto de ampliación del museo.

A un año de las elecciones autonómicas, que se acelere este expediente a favor del Bellas Artes de Sevilla es un tanto que podría marcarse la actual vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, que sin ser competente su ministerio en este asunto no dejaría de ser el guiño que su Gobierno hace a su tierra. No hay espacio sin cálculo electoral, aunque todavía ese capítulo no está escrito.

Un cuadro expoliado por el mariscal Soult en la invasión napoleónica

Lo que sí se ha escrito es la vida azarosa de este cuadro desde que fue pintado hace 350 años por Bartolomé Esteban Murillo por encargo de Justino de Neve, canónigo de la Catedral de Sevilla, amigo y mentor del artista. La obra, legada por Neve en 1685 al Hospital de los Venerables, se expuso en su iglesia hasta 1810. Durante la Guerra de la Independencia, las tropas napoleónicas, lideradas por el mariscal Soult, expoliaron Sevilla y se llevaron esta obra y tantísimas otras a París.

Tras la muerte de Soult en 1851, sus herederos vendieron los cuadros y empezó la diáspora de cuadros del Barroco por medio mundo. En concreto, este murillo pasó a colecciones privadas, primero al coleccionista Charles Townsend y luego a un iraní en la Isla de Man. Permaneció perdido hasta que Gabriele Finaldi lo localizó en 2011 para exponerlo en la muestra Murillo y Justino de Neve, que comisarió precisamente en Los Venerables.

Entonces, una Abengoa aparentemente boyante, lo adquirió por seis millones de euros y lo cedió a la Fundación Focus-Abengoa, retornándolo al Hospital de los Venerables tras su restauración en el Museo del Prado, en una intervención donde recuperó su luminosidad y esa aura que hace de este cuadro un lienzo superior: el arrepentimiento, la confesión y la penitencia, todo se conjuga en la mirada de San Pedro en lágrimas.

Actualmente, el cuadro, declarado BIC por la Junta en 2022, forma parte de los activos presentados ante la Seguridad Social por Abengoa para saldar la deuda contraída por la multinacional tras su quiebra. Aunque el cuadro por sí solo no llegaría a cubrir la deuda pendiente. Se intentó su subasta pero no fue posible. Hasta este verano, ha formado parte de la exposición permanente de la Fundación Focus (que a raíz de la crisis fue adquirida por la Fundación Loyola y ha pasado a ser rebautizada como Focus Loyola). Y desde julio, según las fuentes municipales consultadas en su día, está embalado en una sala del Ayuntamiento de Sevilla en condiciones óptimas de climatización y humedad.

Una vez concluida la etapa de la Fundación Focus en el antiguo Hospital de los Venerables, el cuadro espera paciente que sea expuesto, junto con el resto de obras de esta colección, mientras se termina la adaptación museográfica del antiguo convento de San Hermenegildo, que ya ha sido formalmente cedida como sede a Focus por parte del Ayuntamiento. Fuentes municipales consultadas por este periódico han informado que esa exposición «todavía no tiene fecha», porque el contrato para la seguridad «se está demorando más de la cuenta». En teoría, el cuadro de Murillo forma parte de esa gran mudanza que realizó Focus al Ayuntamiento.

Benito Navarrete, uno de los académicos que con más ahínco ha defendido que el cuadro se integre en la colección del Bellas Artes ha denunciado esta situación. «Ha llegado la hora de la verdad: la ministra María Jesús Montero tiene en sus manos junto a Ernest Urtasun y la Junta de Calificación y Exportación que las Lágrimas de San Pedro de Murillo acaben en el Museo de Bellas Artes de Sevilla«.