España ha hecho historia y estará en Bolonia para disputar las finales de la Copa Davis tras conseguir remontar un 0-2 inicial a Dinamarca. Si la jornada del sábado fue muy gris para el equipo de David Ferrer, el domingo dio la vuelta a la tortilla y ganó los tres partidos que disputaron.
La victoria de Jaume Munar y Pedro Martínez sobre Ingildsen y Holgrem (1-6, 6-3, 6-2) y el triunfo de Pedro Martínez sobre Holger Rune (6-1, 4-6, 7-6(3)) mantenían vivas las opciones del combinado liderado por David Ferrer. y Pablo Carreño no decepcionó ante Elmer Moeller (6-2, 6-3).
Ningún equipo español había sido capaz de dar la vuelta a un 0-2 desde su debut en la Copa Davis, en 1921. Tan sólo en 66 ocasiones, una selección nacional había levantado un marcador tan adverso. Y el último de ellos había sido Dinamarca con Serbia.
España sabrá este miércoles su cuadro en las Finales a 8, empezando por su rival en los cuartos. Ferrer tiene la tranquilidad que para la cita (19 al 23 de noviembre) recuperará a Carlos Alcaraz y Marcel Granollers, flamantes campeones del US Open.
Pablo Carreño, que el sábado no hizo en absoluto una mala actuación ante Rune, dominó a Elmer Moeller, bastante lejos de la excelsa versión que tuvo 24 horas antes para dar la sorpresa ante Munar.
El joven danés, de 22 años y 113º del ranking, falló todo lo que no había fallado en el día previo, y le dio numerosas facilidades a un Carreño bastante inspirado, que mandó desde el inicio del encuentro.
Se notó la veteranía de Pablo, ganador de la Davis de 2019, en esos momentos, mientras que Moeller, que también se las tuvo con la grada y con el juez de silla, como Rune, volvió a ser ese jugador terrenal que este año suma un balance de 1-7 en ATP.
La gran remontada
Anteriormente, Pedro Martínez pudo recomponerse al cansancio físico del partido que disputó en la mañana y a pesar de que Holger Rune le llevó al límite, al final fue el tenista danés quien terminó hincando la rodilla.
La exigencia del partido fue máxima para los dos jugadores en un partido cargado de tensión y cuya nota disonante fue la actuación del juez de silla, quien provocó la indignación de los dos equipos con algunas de sus decisiones: no llamó la atención a Rune por excederse en un saque en el tercer set y sancionó a los dos tenistas con dos golpes a la bola cuando no se habían producido.
Pedro sacó de quicio al número 11 del ranking al convertirse en una auténtica pared, justo lo que más incomoda al tenista danés. Holger terminó enviando un par de pelotas por encima del cielo marbellí después de sufrir el primer quiebre en el segundo set. Protestó constantemente y trató de justificar su malestar con excusas infundadas.
El marcador era de 2-1 para Martínez, pero él ya se veía derrotado. Su lenguaje corporal fue malo desde el principio, como si el partido que podía decidir el pase de su país a las finales no fuera con él.
En el set decisivo, con Holger adelante 3-2, solicitó la asistencia de su fisioterapeuta para recibir un masaje en el muslo derecho. Los calambres empezaban a pasarle factura, algo que Munar ya había notado desde el banquillo de la Armada.
Cuando sacó para cerrar el partido en el noveno juego, falló: su pierna derecha apenas respondía. Después, con 5-4 y opción de restar para ganar, tampoco pudo aprovecharlo porque más caminaba que corría. Ya con 5-5, recurrió al saque bajo y logró llevarse el punto. El desenlace terminó resolviéndose en el super tie break donde el español arrolló al tenista danés.
La primera victoria española
Un encuentro vibrante en el que la dupla española se vio obligada a remontar después de perder el primer set por 1-6. Estaban muy tocados, impotentes ante la inspiración de los escandinavos, pero reaccionaron a tiempo y le dieron la vuelta a la tortilla para mantener vivo el sueño.
Ahora es turno de Pedro Martínez. El valenciano deberá ganar a Holger Rune para mandar la eliminatoria al quinto partido, algo que ya logró este mismo año en el ATP500 de Róterdam.
La misión no será fácil. El número 11 del mundo, que no atraviesa su mejor momento tras la debacle en el US Open, sí que ha demostrado ser un jugador mucho más fiable en tierra batida. La presión es máxima, pero la esperanza española sigue creciendo.
De menos a más
El primer set fue un querer y no poder. La actitud de Munar y Martínez fue buena, pero poco pudieron hacer ante la inspiración de sus rivales. Voleas, paralelos, cruzados, globos… los daneses se sacaron todo tipo de recursos para precintar la primera manga en apenas 26 minutos.
Fue un 1-6 en el que la dupla española perdió todos sus servicios. Se vieron 0-2 abajo y obligados a remar a contracorriente desde el inicio. Firmaron un break para poner el 1-2, pero volvieron a ceder su saque y dejaron vía libre a Ingildsen y Holgrem.
Los escandinavos no dejaron ni una grieta abierta en su juego. Cada vez con más confianza minimizaron al máximo a Munar y Martínez y a un público que veía cada vez más complicada la proeza. Había que remontar el set de desventaja y ganar después los otros dos partidos del día.
Llegó entonces, quizá de forma inesperada, la reacción de ‘La Armada’. Pedro Martínez empezó a coger confianza, Munar comenzó a fallar menos bolas y la dupla española incrementó el nivel para avivar las esperanzas.
Tan solo les bastó un break con 4-3 en el luminoso y cerraron sin complicaciones al servicio. Ni siquiera dieron a sus contrincantes una bola de rotura que podría haberles hecho entrar en dudas.
Llegó la hora de la verdad, donde era vivir o morir, y fue ahí donde emergió la figura de Jaume Munar. El mallorquín, bastante incómodo a lo largo de todo el fin de semana, sacó a relucir su mejor tenis en el juego más importante del partido y comenzó a ser amo y señor de todo lo que ocurría sobre la arcilla marbellí.
Junto a Pedro Martínez remontaron un 40-0 al resto, firmaron el break para ponerse 2-1 y ya viajaron con más confianza hacia la victoria. Hicieron lo propio con 4-2 y sellaron sin complicaciones el primero de los tres partidos necesarios para llegar a la final a ocho.